UNA VOZ QUE CLAMA EN EL DESIERTO
La vida del sacerdote católico Luigi Sturzo resulta fundamental para conocer el papel de la Iglesia en los años de plomo de Europa, entre la guerra y la paz
de Sturzo con amigos (y enemigos) franceses, británicos y españoles, los papeles de los cardenales Vidal y Gomá y los proarchivos vaticanos, disponibles para el pontificado de Pío XI, que abarcó entre 1922 y 1939, aportan una nueva perspectiva, en la línea de un thriller político. La lectura de los cinco capítulos muestra que la tarea de reflexión y cálculo por parte de Sturzo, su implacable tozudez dirigida a lograr que el mal fuera el menor posible, partía de su admirable estatura moral.
En España
Temido, querido y odiado, el sacerdote se encontraba en España como en casa. Tras una visita que tuvo lugar en 1934, indicó que los españoles le parecían gente «abierta, hospitalaria, amable, apasionada, individualista, fantasiosa». Si la publicación de Italy and Fascismo en Londres en 1926 intentó eliminar toda esperanza de la opinión pública británica en la bondad del régimen de Mussolini, al que acusó de liquidar la constitución italiana y gobernar «sobre el cadáver podrido de la libertad», podemos imaginar las acometidas de sus enemigos en los años posteriores.
En 1933 César González-Ruano lo vio en clave española: