Efecto retardado
Como experimentado escritor del género, Marcelo Luján acierta en estos negrísimos cuentos
en cinco golpes apenas perceptibles, que permiten seguir con vida al agredido mientras permanece inmóvil después de recibirlos, pero lo fulminan con su efecto, reventando su músculo cardíaco a los pocos segundos de que intente dar un paso.
Efecto retardado
Pues bien, los seis cuentos que integran La claridad, de Marcelo Luján (Buenos Aires, 1973), merecedores todos menos el último, incorporado tras el fallo del jurado, del VI Premio Ribera del Duero, combinan a la perfección ambas estrategias, la de Cortázar y la de Tarantino, y son, cada uno a su manera, peligrosos detonadores; el comienzo de una cuenta atrás orientada a una placentera e inquietante explosión que se produce terminada la lectura, cuando ya no se espera, como el efecto retardado de un veneno en apariencia inocuo pero en realidad mortal, destinado a quedarse con nosotros, infectándonos, para siempre.
«Nadie debería nunca decidir el daño ajeno. Y menos aún desde la lucidez». Con esta afirmación presente en «Treinta monedas de carne», el relato que abre el libro y que nos ofrece una sórdida reflexión sobre los celos y los límites que nuestro instinto
La claridad Marcelo Luján