ESPAÑA NO ES UN PAÍS DE DESGUACE
El historiador Fernando García de Cortázar repasa la historia y la cultura españolas con orgullo y sin complejos
l recoger el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2011, Leonard Cohen señaló que toda su obra estaba inspirada «por esta tierra», a la que tantas cosas tenía que agradecer. La tierra a la que se refería el cantautor canadiense es España, reconociendo también que encontró su voz leyendo a Federico García Lorca. Pero parece que no siempre entre sus habitantes se da ese amor y admiración por España que destilaban las palabras de Cohen. De ahí que nunca esté de más recordarlas como hace Fernando García de Cortázar, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Deusto, en su nuevo ensayo que se inscribe en la línea de su anterior trabajo, Viaje al corazón de España (Arzalia, 2018) y, en general, en esa labor que viene realizando de contar la historia española sin complejos y hacernos muy conscientes de la enorme riqueza de nuestro patrimonio cultural, de la belleza de tantos y tantos lugares de nuestra geografía.
Una tarea imprescindible la del historiador bilbaíno, pues «somos el único país europeo que parece avergonzarse de sí mismo, la única nación incapaz de aceptar con naturalidad su pasado o de tener una visión positiva de su historia [...], y también entre los que menos se enorgullecen de su propia cultura». No se trata, y el mismo García de Cortázar lo especifica, de borrar las sombras o eliminar la saludable autocrítica. Pero de ahí al regodeo masoquista en la leyenda negra media un abismo.
Dividido en once capítulos, en el libro se lleva a cabo un repaso por el devenir histórico español, desde sus albores hasta
Y cuando digo España Fernando García de Cortázar Arzalia, 2020 694 páginas 34,95 euros
Aprácticamente hoy. Se destacan hitos como, entre otros muchos, la epopeya del descubrimiento de América, repleta de «hazañas y maravillas», aunque también con sus «atrocidades», y se trituran tópicos como el mito de Al-Ándalus, que no era «una Arcadia feliz», ya que allí «la crueldad más despiadada convivía con las más excelsas muestras de cultura», por mucho que se insista solo en lo segundo; o la idea de que la historia de España es prácticamente una crónica de violencia, cuando «el resto de Europa ha padecido conflictos similares que han dado ocasión a experiencias no menos fratricidas y atroces». Asimismo, paseamos por nuestro diverso paisaje que ofrece vivos contrastes y por algunas de nuestras más significativas ciudades, como Salamanca, «plaza mayor del saber», o Ávila, «la ciudad de los místicos».
Precisamente en Ávila resuenan eternos los pasos de Teresa de Jesús, una de las figuras cuyo perfil se nos ofrece, junto al de otros muchos, de ayer –Goya, Quevedo, Pardo Bazán, Buñuel...–, y de hoy: Montserrat Caballé, Rafa Nadal...
Amenidad
Como marca de la casa, García de Cortázar combina el rigor y su formidable sabiduría con la amenidad y un estilo claro y preciso. Y nos advierte de que se ha perdido la conciencia de nación y resulta dramático «la negación de la convivencia nacional preconizada desde el altar nacionalista y aceptada por una parte de la sociedad acomplejada e inerte ante la prolongada impugnación que sufre la misma idea de España». Por eso «conviene repetirlo sin tregua. España no es un país de desguace ni de fin de raza».
El libro se cierra con una «Biblioteca personal para conocer España», con numerosas sugerencias de lecturas, e incluye material gráfico.
SE TRITURAN TÓPICOS COMO EL MITO DE ALÁNDALUS QUE NO FUE EN ABSOLUTO«UNA ARCADIA FELIZ»