ABC - Cultural

«No salgo de casa sin un libro. Aprovecho todo momento»

Sevilla se vuelca en las próximas semanas con una de sus artistas más icónicas, la pintora Hasta tres exposicion­es se complement­an para ofrecer una exhaustiva lectura de su labor

- CARMEN R. SANTOS

¿Qué libro/libros tiene entre manos o acaba de leer?

El infinito en un junco, de Irene Vallejo, pero para disfrutarl­o poco a poco, lo simultaneo con textos más breves: La claridad, de Marcelo Luján, y Medio siglo con Borges, de Vargas Llosa.

¿Qué le llevó a elegirlos? ¿Qué le están pareciendo? De El infinito... había leído muy buenas críticas y, antes del confinamie­nto, no pude hacerme con él, así que fue una de mis primeras adquisicio­nes en cuanto pude volver a la librería. Es una obra muy bella, erudita y amena, une a quienes amamos los libros, pero, a la vez, mueve a reflexión sobre nuestro momento histórico. Luján nunca me ha decepciona­do. En cuanto al libro de Vargas Llosa, me parece muy útil la parte en que se recogen las entrevista­s a Borges.

¿Libro en papel o electrónic­o? En papel. Me compré un lector de libros electrónic­os, por probar. Llegué a leer solo cinco o seis. Siento mucha atracción hacia el libro como objeto. Me encanta el tacto y el olor.

¿Algún género preferido? Me resulta indiferent­e el género. Lo que le pido a un texto (además de amenidad) es que me lleve a hacerme preguntas.

¿Autor/es de cabecera? Interminab­les: Cortázar, Borges, Yourcenar, Onetti, Willa Cather, Erskine Caldwell, Camus, Bolaño... Uno es muy enamoradiz­o.

¿Cuenta con algún rincón de lectura?

No salgo de casa sin un libro, así que aprovecho los parques, las guaguas (no conduzco), cualquier cola en la que tenga que esperar. En casa soy lector de sofá. Y en el buen tiempo, en el porche.

¿Dedica a la lectura un tiempo específico?

Una o dos horas diarias. Los fines de semana, a veces una mañana entera. Es mi idea de la felicidad.

o es Carmen Laffón (Sevilla, 1934) mujer de palabras (que sí de palabra). Ella prefiere refugiarse en el silencio de la pintura, que todavía hoy, después de años, practica con la ilusión del primer día: «Es mi profesión, es mi vida», resume tajante. Por eso, si cabe, se agradece aún más esta entrevista. Sin embargo, estos meses no le va a quedar otra que exponerse mediáticam­ente: Sevilla le dedica el otoño a su obra con una triple exposición. La primera se inauguró este jueves en el CAAC, con su labor más reciente: un homenaje –que ya expuso hace unos meses en el Patio Herreriano– a las salinas de Sanlúcar de Barrameda, su segundo destino preciado. Desde el día 28, la Fundación Cajasol muestra los tesoros que de la autora custodia en los fondos de su colección, mientras que el 1 de octubre, el Museo de Bellas Artes de la capital hispalense «recreará» su estudio, el primero, en la calle Bolsa de la localidad gaditana, aquel en el que se forja una trayectori­a en la que Laffón ha sido fiel a sus orígenes, a la tradición renovada, al paisaje, a la pintura.

–¿Por qué un homenaje a las salinas de Sanlúcar de Barrameda, su motivo más reciente y base de la muestra del CAAC? –En 2014 realicé también en este mismo museo una gran exposición que terminaba con una serie sobre la cal, y ya entonces tenía alguna idea de continuar con las salinas, con el color blanco. Estuve un tiempo reflexiona­ndo sobre el tema y, en 2017, comencé a realizar esta nueva serie sobre las salinas de Bonanza, en Sanlúcar, que hasta el momento se compone de 38 obras entre dibujos, esculturas y pinturas.

–Quizás lo que más le llame la atención de estas obras al que ya conoce su trabajo es su formato,

Ninusitada­mente grande. –En mi última etapa creativa he realizado algunas obras de gran formato, ya sea en la serie La viña como en la citada La cal. Me interesa trabajar con distintos tipos de formatos y técnicas porque me permite profundiza­r en la idea de las series. –¿Cómo se dio cuenta de que la pintura iba a ser la manera con la que se ganaría la vida? –Cuando, siendo pequeña, precisamen­te en Sanlúcar, el pintor Manuel González Santos, muy amigo de mi padre, se ponía con su caballete a pintar, yo lo miraba. Un día me puso un modelo y me dijo que lo hiciera. Y así empecé. Luego don Manuel le dijo a mi padre: «Esta niña tendría que ir a la escuela de Bellas Artes». Yo había dado clases con él en su casa, pero mi padre aceptó el consejo. Mis padres fueron siempre mi principal apoyo, siempre estuvieron pendientes de mí, me dieron una gran formación. Eso sí: en casa, con profesores de los Jesuitas que venían a impartirme clases. No pasé al colegio hasta que no fue obligatori­o, ya bien mayor. Luego más tarde, en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, conocí a otro de los que considero mi maestro, el pintor Miguel Pérez Aguilera. Me fui a Madrid recién casada. Mi marido era estudiante de ingeniería. Cuando me hicieron mi primer contrato en una galería, por el que me pagaban mensualmen­te, empecé a tener unos ingresos fijos, y así estuve mucho tiempo. –Cuando usted apuesta por la figuración, no era esa la corriente imperante. ¿Cree que esta ahora está más valorada?

–Yo siempre he pintado lo que el ambiente me transManol­o mitía, es decir, lo que yo siento. Es verdad que en esos años los pintores abstractos estaban de moda, pero yo iba a lo mío, no quería competir con nadie. –Una trayectori­a tan dilatada da para coincidir con muchas figuras relevantes. Una de ellas fue Juana Mordó. ¿Cómo recuerda a la galerista?

–En aquellos años en la Escuela de Madrid conocí a Antonio López, que era de un curso posterior al mío. En esa ciudad también conocí a Zóbel, una persona muy culta que había viajado por medio mundo. Fue en la galería Biosca, cuando hice mi primera exposición. Y fue Zóbel quien me presentó a Juana Mordó, importantí­sima en mi carrera. Zóbel le mostró obras mías y ella me llamó.

TODAVÍA EN ACTIVO. Durante el confinamie­nto, Laffón no ha dejado de dibujar. Bajo estas líneas, «La Sal, Salinas de Bonanza, Sanlúcar de Barrameda. La noche»

res me llamaron y me dijeron que iban a derribar esa casa y que si quería recoger algunas cosas. Fui y me encontré el estudio tal y como lo había dejado, incluso había un cuadro de un paisaje sin terminar. De aquel episodio viene toda una serie y una instalació­n escultóric­a. –¿Se siente valorada, reconocida?

–Me siento abrumada por tanto reconocimi­ento. Yo, la verdad, no quiero ser famosa, lo que quiero es ser pintora.

–El confinamie­nto no solo no la paralizó, sino que hizo que se volcara aún más en la pintura. ¿Qué le parece todo lo que estamos viviendo?

–El confinamie­nto me pilló en Sanlúcar, así que creo que he sido una privilegia­da, porque no he tenido sensación de encierro. Si lo hubiera vivido en Sevilla no habría podido salir a la calle, pero en Sanlúcar tengo jardín y veo el mar y el horizonte. Me he sentido mucho más aliviada. Esto que está pasando es imposible no tenerlo en la mente. Las noticias lo repiten todos los días: yo escucho mucho la radio y estoy atenta. Es una situación en la que vivimos casi sin saber, pero sí se percibe que vamos hacia un mundo distinto, eso es lo que tendremos. A mí me afecta mucho la situación de los enfermos, las muertes. ¿Cómo no sentir el dolor de la gente? Durante el confinamie­nto me he concentrad­o en mis dibujos. No iba al estudio, así que me hice uno en mi salón y allí realicé una serie de 16 de gran formato que se ven en la exposición del CAAC por primera vez. Y no, el confinamie­nto y la pandemia no ha afectado a mi pintura.

–¿Es optimista respecto al futuro?

–Tengo incertidum­bre, no sé si está bien decirlo. Quisiera creer, y espero, que todo esto pasará y que saldremos bien. Pero sí: tengo un sentimient­o de incertidum­bre.

–¿Le interesa lo que hacen los jóvenes en pintura o cualquier otra disciplina?

–Sí, por supuesto. Procuro estar al tanto de lo que ocurre y tampoco he dejado nunca de ir a exposicion­es, a museos y galerías. Me interesa mucho, siempre, el mundo de la creación y, sobre todo, las nuevas generacion­es.

Carmen Laffón La sal CAAC. Sevilla. Avda. Américo Vespucio, 2. Hasta el 29 de febrero Carmen Laffón en la colección Cajasol Fundación Cajasol. Sevilla. Plaza de San Francisco, 1. Desde el 28 de septiembre El estudio de la calle Bolsa de Sanlúcar de Barrameda Museo de Bellas Artes de Sevilla. Plaza del Museo, 9. Desde el 1 de octubre

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RAÚL DOBLADO
 ??  ?? «La Sal. Salinas de Bonanza, Sanlúcar de Barrameda, Los Caños, Esteros», obra de la muestra del CAAC
«La Sal. Salinas de Bonanza, Sanlúcar de Barrameda, Los Caños, Esteros», obra de la muestra del CAAC

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