Memoria portátil de Chaves y Matthews
¿Cómo recordamos? Ese es el punto de partida de en el que esta joven pareja responde desde el dibujo, analógico y digital
«Courant»,
El dibujo, como herramienta de expresión y conocimiento, protagoniza los trabajos de Jan Matthews (1989) y María Chaves (1992). También les une el interés por la memoria y, sobre todo, por las fracturas que se generan al ponerla en marcha. Estas conexiones se reactivan en Courant, exposición donde ambos defienden la posibilidad de pensar el mundo más allá de la individualidad. Para ello, toman como referencia una anécdota personal e intrascendente: el momento, en la infancia de Matthews, en el que su padre le enseñó a volar una cometa. El hecho de que la memoria sea falible y cambiante es aprovechado para impulsar una narración sin puntos de vista verdaderos o conclusivos.
A decir de Lipovetsky, vivimos una época de urgencia e inmediatez, un presente acelerado donde se muestran inviables la reflexión y la implicación en la vida del otro. Lo que propone Courant es la puesta en valor del desacuerdo temporal, de los caminos perdidos, de los restos desaprovechados y de la convivencia de distintos pensamientos.
e improductivo, el de la cometa, que pertenece a algo tan devaluado como es el tiempo de los afectos. María Chaves lleva a cabo un trabajo de intersubjetividad con la recreación, abocada al fracaso, del recuerdo vivido por el otro. Y el comisario, Javier Díaz-Guardiola, propone retomar una exposición conjunta anterior, donde el aprendizaje del vuelo ya servía de excusa para mezclar tiempos y narrativas. El proyecto se lee como un hipertexto, con itinerarios e identidades abiertas, evolutivas, imprecisas y variables.
El trabajo de Matthews siempre ha profundizado en aspectos cotidianos que suelen pasar desapercibidos. Ahora, sus lápices se demoran en plasmar un recuerdo difuso, y lo hace seleccionando elementos prescindibles: los pliegues, las huellas, lo sobrante y lo azaroso. Por su parte, Chaves aprende también a volar una cometa, escucha el relato de su compañero y realiza unos dibujos donde difumina los límites entre lo contado, lo imaginado y los vacíos de la memoria. Y tampoco oculta sus múltiples fetiches personales: ambos artistas han sustituido aquí el yo por el nosotros.
La cita termina con una apertura hacia la participación del espectador, que puede completar el vuelo de la cometa desde un videojuego. Su diseño, bidimensional y pixelado, nos traslada a una estética ochentera, década en la que se consolida la postura física y conceptual que hoy nos define: la que conforma la tríada «sujeto-teclas-pantalla».
María Chaves Matthews Courant Factoría de Arte y Desarrollo. Madrid. C/ Valverde, 23. Comisario: Javier Díaz-Guardiola. Hasta el 12 de octubre
yJan