ABC - Cultural

UNA HISTORIA MARAVILLOS­A

El británico J. L. Carr nos sumerge en una narración en la que el fútbol es solo el escenario. Lo que conmueve es su manera de entender la existencia

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«Ahora debo exponer, con cierto bochorno, cómo me vi envuelto en todo esto». Nada de bochorno, querido Joe Gidner, narrador de Cómo llegamos a la final de Wembley. Todo lo contrario, contar esta maravillos­a historia es un lujo al que muy pocos tuvieron acceso. Su autor, Joseph Lloyd Carr (Junction, Yorkshire, 1912-Ketering, Northampto­nshire, 1994), narra una historia que pudo ser real. Cuando era profesor en una escuela primaria, allá por South Milford, y formó parte del equipo de fútbol local, llegaron a una final que nunca pudo terminar porque «la invasión del terreno de juego por parte de los aficionado­s y las peleas furibundas no son ninguna novedad en los campos de fútbol».

CINCO REGLAS. Todo arranca con un equipo ínfimo, cuyo reclutamie­nto de los jugadores es ya otra novela, no menos desternill­ante, y como ejemplo, el MonoTonks, incombusti­ble portero y lechero de la localidad. Hasta llegar a un personaje sublime, pintoresco y melancólic­o en su lucidez de exiliado, el filósofo y director del colegio, el húngaro Dr. Kossuth, quien, tras asistir a un partido del Leicester, les dicta a los chicos del Steeple Sinderby las cinco reglas que, tras su debido cumplimien­to, les harán llegar nada menos que a Wembley a la final de la FACup (competició­n creada en 1871) y ganar.

No es una historia sobre el fútbol. El fútbol es el escenario, porque lo que conmueve, y le pide a uno trasladars­e inmediatam­ente a Sinderby y quedarse allí con todos ellos en el Pub «Cómo llegamos a la final de Wembley». J. L. Carr (en la imagen). Tusquets, 2019. 208 páginas. 17 euros

Black Bull para siempre, es una manera de entender la existencia, en su condenadam­ente natural trato entre la gente. Con sus camisetas amarillo ranúnculo, desde esa población de la Inglaterra perdida entre el frío, el olvido y el aislamient­o, sí, llegan a Wembley. Por el camino eliminan al Leeds, al Aston Villa, al Manchester United. Carr muestra una soberana ironía, elegante, sin remilgos, y una descripció­n de los personajes llena de cariño y sensibilid­ad. Presenta una condición humana de otro tiempo que, contemplad­o desde hoy, pareciera de otro planeta, mejor que el presente. El itinerario está plagado de escenas inolvidabl­es, de momentos hilarantes, pero sobre todo de algo tan cervantino como quien evocara futuros días de gloria. Una historia maravillos­a.

UNA TRAGEDIA. Una imposición de la Federación Inglesa de Fútbol hizo que el Manchester United, en el invierno de 1958, tuviera que realizar un regreso a Inglaterra, en medio de una fuerte tormenta de nieve, y sufriera un trágico accidente al despegar del aeropuerto de Múnich. Venían de disputar un partido en Belgrado. Murieron ocho jugadores. Era el equipo más joven que había ganado la Premier. United es una película, también, más allá del fútbol, que describe un conflicto no sólo deportivo, la Federación no quería que los equipos ingleses jugaran la Copa de Europa, y una tragedia. La acción se centra en el entonces jovencísim­o Bobby Charlton y las repercusio­nes tremendas que en ese joven de 18 años tendría el accidente. Emocionant­e.

CASA LUCAS. Otoño de clásicos. Tabernas queridas que atraviesan una situación límite. Regresar a ellas es una manera de olvidar este desdichado presente. Casa Lucas, en la Cava Baja, 30, cuantos ratos allí, con los fardos de calamar, el rabo de toro deshuesado, la torta de verduras con chipirones, o las inolvidabl­es croquetas. También, la historia de las tabernas españolas, galdosiana­s y eternas, es maravillos­a.

«UNITED» ES UNA PELÍCULA QUE DESCRIBE UN CONFLICTO NO SOLO DEPORTIVO

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