ENTRETANTO, CUÉNTAME UN CUENTO
El mercado editorial tiene una nueva herramienta para captar clientes. El audiolibro ha llegado a España para quedarse bajo el banderín de la multitarea y de las grandes historias y voces
onathan Harker comienza a narrar su aventura en el corazón de los Cárpatos para cerrar una transacción con un misterioso noble transilvano. No es una voz neutra, casi robótica, al estilo GPS del coche lo que suena en el reproductor, sino una voz profunda, pero también cercana y seductora, que se apropia de la novela de Bram Stoker y arranca con el viaje a través del desfiladero del Borgo hacia una de las zonas más salvajes de Europa. Es como la lectura de un amigo en una reunión grupal junto a una chimenea donde crepita el fuego. Da igual lo numerosa que sea la audiencia: la impresión final es que se trata de un cuento privado y terrorífico solo para tus oídos. «En un trabajo así, íntimo y personal, tienes que condensar todos tus aprendizajes», confiesa el actor –y aquí narrador– José Coronado, que es Harker, Drácula, Van Helsing… (Sol de la Barreda, directora del audiolibro, ha prestado su voz a Mina). «No basta con una buena dicción, tienes que excitar la imaginación del oyente, expresar las emociones de los personajes, modular voces distintas. Es un reto apasionante para un contador de historias». Un ‘Drácula’ diferente, pero igual de intenso.
JTradición oral
Antes de la invención de los libros en modestos soportes –tablillas de arcilla o junco de papiro–, y también después, cuando el efecto Gutenberg multiplicó las posibilidades del ‘negro sobre blanco’, la tradición oral ha salvado del olvido los versos de los poetas, desde los aedos y rapsodas de los tiempos de Homero hasta la Edad Media, con los juglares haciendo sus ‘performances’ en las plazas públicas y los salones de los castillos, pasando por los bardos celtas y los escaldos escandinavos. En las tabaquerías cubanas se introdujo la lectura en voz alta en el siglo XIX con el fin de hacer más llevaderas las largas jornadas de los torcedores de puros: organizaban una colecta para liberar a uno de ellos, que se encargaba de la recitación; entre sus piezas favoritas estaban las de Alejandro Dumas, y de tanto contar las aventuras de Edmundo Dantés surgió la famosa marca de habanos Montecristo. Tras la Guerra de Secesión, el capitán Kidd (Tom Hanks) se gana la vida leyendo periódicos a diez centavos por oyente en una polvorienta Texas en el filme ‘Noticias del gran mundo’ (2020), de Paul Greengrass, reciente estreno en Netflix. Pero no es necesario buscar más ejemplos de cuentacuentos cuando una inmensa mayoría de nosotros ha ejercido este oficio bajo la luz de una lamparita.
Caladero sin explotar
La historia de los audiolibros va ligada a la propia historia de la grabación, y adquiere vuelo en los felices años 20 del siglo pasado de la mano del fonógrafo. La evolución de los soportes es por todos conocida: vinilos, cintas magnetofónicas, casetes, discos compactos, audio comprimido y plataformas digitales. El mundo anglosajón –especialmente Estados Unidos– ha disfrutado de los audiolibros desde hace tiempo como acompañamiento en los largos trayectos en coche o durante las labores domésticas o sesiones de gimnasio. Es decir, como parte de la multitarea: entretanto, cuéntame un cuento. En México cuajó por ósmosis. También en el norte de Europa y en Alemania triunfó la oralidad como acceso a la literatura, incluso como herramienta educativa. Faltaba su introducción en los países mediterráneos, singularmente en España, donde ya existía una tradición radiofónica y los ‘podcast’ empezaban a hacerse un hueco.
Un caladero sin explotar, los nuevos formatos (bluetooth, mp3 y otros compresores de audio digital, olvidémonos prácticamente del soporte físico) y el modelo televisivo de suscripción (con precios similares, entre diez o doce euros al mes, y la posibilidad de ‘picotear’, de entrar y salir), exportable al caso que nos ocupa, animaron el desembarco de grandes plataformas internacionales en nuestro país a finales de la pasada década, con potentes campañas publicitarias. Con matices, funcionan como una librería –las aplicaciones pueden descargarse en el móvil– con contenidos licenciados por editoriales, o bien coproducciones o creaciones propias, algunas con textos originales, cuyo coste puede superar los 5.000 euros.
El sector –reacio a facilitar
en español. Ficción, misterio, suspense, ciencia ficción, fantasía, desarrollo personal o biografías son los géneros preferidos por los clientes.
La historia de los audiolibros va ligada a la propia historia de la grabación y adquiere vuelo hace un siglo de la mano del fonógrafo
Tras su gran acogida en los países anglosajones y nórdicos, el formato desembarca en España con fuertes campañas y perspectivas de éxito
Hombre orquesta
Además de ‘Drácula’, José Coronado ha grabado para esta plataforma cuatro volúmenes de Sherlock Holmes. Cuando escuchamos su apasionada descripción del páramo, la ciénaga y las colinas graníticas de Devonshire donde transcurre la trama de ‘El perro de los Baskerville’ es imposible no estremecerse. En la agenda, ‘El gran Gatsby’, de F. Scott Fitzgerald. Cuando oficia de ‘hombre orquesta’ reconoce que lo más difícil es poner voz a las figuras femeninas. Su protocolo de trabajo es así: «Primero, una lectura del texto. Después, marco el libro con diferentes colores para diferenciar los personajes. Después, sesiones de cuatro o cinco horas de grabación en el estudio, donde parece que te subes a una tabla de surf. Es una forma muy atractiva de llevar la cultura a todo tipo de públicos, especialmente a los más jóvenes». Casi la mitad de los que escuchan audiolibros en España tiene menos de 35 años.
José María Pou puso su talento y su imponente físico al servicio del capitán Ahab en un ‘tour de force’ que parecía imposible: llevar a las tablas ‘Moby Dick’. La novela de Herman Melville ha marcado al actor catalán, que después de la versión teatral se atrevió a narrarla (30 horas de grabación). «A finales
Eva G. Sáenz de Urturi y su premio Planeta ‘Patria’, de Fernando Aramburu, triunfa como audiolibro de los años 60 estaba en Madrid haciendo la mili y estudiando arte dramático con Francisco García Pavón. Entonces la ONCE tenía un servicio de libro hablado y tuve la oportunidad de participar en algunas de esas grabaciones. Hacían copias en casete y las vendían en la oficina de la calle Prim. Fue una iniciativa pionera. En mis viajes a Londres siempre compraba audiolibros, me ayudaban a practicar inglés».
Neus Sendra, narradora profesional (‘Nada’, de Carmen Laforet, o ‘El tiempo entre costuras’ y ‘Sira’, de María Dueñas, están entre sus creaciones), no quiere entrar en polémica sobre el fichaje de ‘celebrities’. «Cobran más, vale, pero su aportación nos da visibilidad. ¿Ensayar? No suelo hacerlo. Esto no es teatro. Aunque sí hago repeticiones hasta que le cojo el tranquillo. Cada texto es diferente y necesita un tono distinto. Empecé con los cuentos de Ana María Matute, que permiten una lectura fluida, y hallé más dificultad con Virginia Woolf y ‘La señora Dalloway’, alta literatura con un punto poético».
Maribel Riaza es responsable
Neil Gaiman disfruta del formato del control de contenidos propios en Storytel España, empresa sueca que aterrizó en el mercado hispanohablante en 2017 después de su éxito en los países nórdicos. Aporta un dato sorprendente: el 52 por 100 de la facturación de los editores de Suecia procede de los audiolibros. En el mundo anglosajón se experimenta con el modelo del ‘audio first’, primero el audiolibro y, dependiendo de su aceptación, después el papel.
No es una amenaza
En Storytel es posible combinar el audio con el eBook, es decir, pasar de un soporte a otro retomando el relato donde se dejó. Detalles como este han hecho que el audiolibro se perciba no como una amenaza, sino como un aliado del libro físico. Un millón y medio de suscriptores a nivel global, 4.000 audiolibros editados en España (una treintena de ellos originales) y un 240 por 100 de incremento de clientes en este tiempo de pandemia son datos que aporta la compañía. «El reclamo de voces conocidas es importante al principio», apunta Maribel Riaza (Javier Gutiérrez narra ‘El Principito’, por ejemplo). «Luego, ya da igual, ‘El infinito en un junco’, de Irene Vallejo, se escucha, y mucho y tenemos actores de doblaje excepcionales, como Ramón Langa (inconfundible voz en castellano de Bruce Willis y Kevin Costner)».
Kobo, con sede en Toronto y propiedad de la firma japonesa Rakuten, nació en 2009 como la plataforma de lectura digital de Indigo, la cadena de librerías más importante de Canadá. En 2017 incorporó audiolibros y, un año después, lanzó su oferta en España. Hoy Kobo tiene en formato eBook y audiolibro más de seis millones de títulos y lectores en 190 países. En español disponen de autores superventas, como Arturo PérezReverte, Javier Cercas... y títulos como el Premio Nacional de Ensayo, ‘El infinito en un junco’, de Irene Vallejo, o el Premio Planeta ‘Aquitania’, de Eva García Sáenz de Urturi.
«En este último año hemos observado un gran cambio en España. Cerca del 90 por 100 de internautas ya sabe qué es un audiolibro y más de la cuarta parte ha probado el formato», comenta Silvia Clemares, gerente de contenidos de Kobo para España, Portugal y Latinoamérica. «El catálogo disponible está aumentando tanto por el interés
José Coronado, narrador de ‘Drácula’ y libros de Sherlock Holmes: «No basta con buena dicción, hay que excitar la imaginación del oyente»
En algunos países ya se experimenta con el modelo del ‘audio first’, primero el audiolibro y, dependiendo de su aceptación, después el papel
de editores como de autores. Durante el confinamiento, el consumo de audiolibros se incrementó un 220 por 100 a nivel mundial. El público español empieza a descubrir sus ventajas. A la persona lectora, el audiolibro le permite ampliar el tiempo que dedica a su afición o simultanearla con otras actividades. A la no lectora, le facilita el acceso a la literatura, ya que es un formato menos exigente e intimidatorio».
Algunas editoriales han visto una oportunidad y coeditan con las citadas plataformas. Es el caso de los distintos sellos del Grupo Planeta, agrupados en Planeta Audio para unificar criterios, que produce audiolibros desde 2017 (unos 1.500 en catálogo) además de libros electrónicos (desde 2010, a razón de dos mil al año). «Hemos cuadruplicado las escuchas en 2020. ¿Por la pandemia? Más bien por las campañas de publicidad», explica Laura Guilera, responsable del catálogo digital de Planeta. «No hay muchas escuchas de gente sentada en un sofá. Sí de clientes que combinan los dos formatos: en casa leen y en tránsito escuchan».
No solo grandes transatlánticos, sino editoriales independientes tienen el audiolibro como objetivo. Blanca Rosa Roca, directora de Roca Editorial, confiesa que «hace doce años me puse en contacto con Audible y estaban interesados en títulos nuestros». Ya han licenciado varios, entre ellos la saga de ‘Arsène Lupin’, libros de John Verdon o novedades como ‘La memoria eres tú’, de Albert Bertran. «Sí, tiene futuro. El público se acostumbrará. Yo me he acostumbrado».