LA EXTREMA FELICIDAD DE DENUNCIAR
Eloy Fernández Porta nunca deja indiferente en sus proyectos, algunos de ellos llevados al cómic y al vídeo. Imprescindible
Eloy Fernández Porta (Barcelona, 1974)
Las aventuras de Genitalia y Normativa
ienvenidos al escenario de las aventuras irreprimibles de Genitalia y Normativa, pero sobre todo de Normativa, el personaje central y dominante de este libro genial que se ha convertido para mí, desde sus primeras líneas, en una Biblia del presente. Algo así como un manual para reconocer mis propios terrores en la era de la Normativa.
Comienza así: «¿Y si el acto verdaderamente gozoso no fuese transgredir una norma sino erigirla?». Esto es brillante, porque ¿no han sido siempre las normas, por definición, lo que se oponía al goce, y el goce, cualquier goce, la violación de alguna norma? ¿Qué clase de goce enfermo e insano es este que consiste en poner normas?
Vivimos en una sociedad que necesita normas hasta para las «fiestas sorpresa» y que considera una amenaza apocalíptica la ausencia de normas en cualquier aspecto
Bde la existencia. De aquí la obsesión con la «normalidad», que nos lleva a preguntarnos, por ejemplo, si es «normal» ser heterosexual. La respuesta es: «pues claro, ¡de la misma manera que es normal ser homosexual!». A LGTBIQ se le debe añadir la H de «hetero».
Derrida
¡Hay tantas cosas en este libro! Fernández Porta define al creador de normas como un «emprendedor moral». Acuña el lema «a lo hecho, Derecho». Afirma que «enunciar, denunciar y sobre todo compartir las denuncias con otros» son actos que construyen al individuo del siglo XXI. Habla de la compulsión «normópata», que ve la vida como una carrera llena de baches y agujeros que hay que nivelar y arreglar uno por uno. Habla de la «fuerza de ley» enunciada por Derrida, ese acto loco y que no se fundamenta en nada que es «el instante legislativo fundacional» y que emparenta a la Ley con la ficción, con la literatura. Afirma que en nuestra época ya no hay
Eros, sino normativa erótica. Y es cierto que nuestra época, la más sexualizada de cuantas han existido, se nos aparece también como la menos sensual. «Al pluralismo sexual le corresponde el furor cartesiano de nombrar y codificar las identidades de nuevo cuño». Haz tú mismo tus propias normas y tu propia censura. «Todo dios es de la pasma» dice, porque a veces le aflora a Eloy Fernández Porta un lenguaje pasado de todo que resulta muy brillante y muy divertido, con algo de Valle incluso. «Toda forma de relación se concibe como disfuncional por defecto».
Advierte que estamos en la era del «capitalismo afectivo». Habla de la obsesión con ser normal, que llega a las artes y trae un nuevo modelo de artista que ya no es el loco, el inspirado, el rebelde, sino el tío «súper normal». Es el «normcore», que también afecta a la industria de la moda. Va más allá de Kafka cuando afirma «no hay ninguna institución excepto tú». En Kafka, el individuo se enfrenta a la institución, grandiosa, inhumana, anónima, pero en nuestro siglo XXI la única institución eres tú. Tú eres el proceso. Tú eres el castillo. Tú eres la muralla china. Tú eres el juez. Tú eres el guardián de la puerta. Este es un libro muy serio. Léanlo, subráyenlo y coméntenlo con sus amigos.
VIVIMOS EN UNA SOCIEDAD QUE NECESITA NORMAS HASTA PARA LAS ‘FIESTAS SORPRESA’