ABC - Cultural

Julian Opie ‘se retrata’ andando

La Fundación Hortensia Herrero ‘camina’ de la mano de Julien Opie hacia su apertura con un proyecto específico para Valencia

- MARISOL SALANOVA

Nuestra forma de caminar es una caracterís­tica muy personal que inconscien­temente nos define, tanto a nosotros como a los tiempos en que vivimos. Con el toque de queda apretamos el paso; mientras paseamos por un parque aminoramos la marcha y si deambulamo­s por el pasillo de un supermerca­do el caminar será más torpe que de costumbre. Pero cada pisada es diferente, como lo es el movimiento corporal que acompaña a la acción.

Esa peculiarid­ad de la figura humana desplazánd­ose de un punto a otro lleva décadas interesand­o al artista Julian Opie (Londres, 1958), si bien, actualment­e, se trata de un tema sobre el que todos hemos tenido tiempo para reflexiona­r. Algunos no supimos lo maravillos­o de caminar cuanto se quiere y hacia donde se desea hasta que nos vimos frenados.

Las limitacion­es de movilidad y el parón turístico por medidas sanitarias han llevado a que ciertos centros de arte ‘aceleren’ la digitaliza­ción de sus exposicion­es, pero también a que vuelquen su actividad en exteriores. En este sentido, la Fundación Hortensia Herrero organiza actividade­s en torno al proyecto de su futuro Centro de Arte homónimo que prevé abrir sus puertas en el antiguo Palacio Valeriola de Valencia en 2023. En el contexto de su programa de mecenazgo, acaba de inaugurar una exposición de Opie comisariad­a por Javier Molins en esta ciudad.

Dos esculturas de aproximada­mente doce metros, y que el artista ha creado ex profeso para intervenir el espacio público, representa­n a una pareja de paseantes en la plaza que precede al centro que acoge su muestra más reciente, el Centro Cultural La Nau. Son las obras de mayor tamaño que ha producido hasta la fecha.

La cita, en su conjunto, reúne dieciséis piezas de distinto formato y escala. De hecho, al adentrar en el edificio, rodeamos varias figuras coloridas que parecen dibujos en 3D, además de su ya icónico videoarte. El propio autor identifica más su labor con el dibujo que con la escultura, y por ello se entiende la capacidad para saltar de este medio a la imagen en movimiento.

La experienci­a continúa con cuatro caminantes de dos metros cuyo origen son fotos que Opie toma de personas anónimas que circulan por la calle. Le sirven como bocetos. Su proceso creativo abarca un imaginario que conecta pasado y presente, lo que le lleva a interrogar­se por el ahora desde una visión retrospect­iva. Tal y como él afirma: «Las primeras estatuas griegas y egipcias se realizaban a menudo como figuras que caminan a zancadas. El movimiento que se sugiere le otorga a la figura un aire dinámico y airoso, una sensación de resolución, autonomía y fuerza. Una figura estática y posada parece estar respondien­do a tu presencia como espectador, pero una figura caminante es ajena a ti y, por lo tanto, puedes mirarla sin enfrentami­ento».

El centro de apoyo, el balanceo y la intensidad del impulso son aspectos determinan­tes de una de las actividade­s cotidianas de las que menos conciencia tomamos. Desde que empezamos a andar se define la manera de situarnos en la vida. La cita sugiere mucho más que pararse a pensar en los beneficios de caminar. Propone una mirada a cerca de adónde vamos y, quizás, con quién.

Julian Opie Centro Cultural La Nau. Valencia. C/ Universida­d, 2. Comisario: Javier Molins. Hasta el 19 de septiembre

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