Maternidad tóxica
Avni Doshi reflexiona sobre el dolor y el perdón: el momento en que una mujer pasa de ser hija a ser madre de su madre
«Mentiría si dijera que nunca he sentido placer cuando a mi madre le ocurre una desgracia.» Esta frase, que abre la novela, anticipa la intensidad y la fuerza con las que Avni Doshi (New Jersey, 1982) relata esta historia. La narradora, Antana, aún no había nacido cuando su madre, Tara, escapó embarazada de un matrimonio infeliz y se refugió en un ‘ashram’, donde se desentendió de su cuidado tras su nacimiento; Tara después vivió en la calle, obligando a su hija a mendigar; nunca se ocupó de ella si no era para reprocharle su conducta o herirla con insultos y palabras amargas, y con diez años la envió a un internado al que llegó sin saber leer ni escribir. Cuando Antara, ya una mujer, por fin ha conseguido encarrilar su vida a una distancia prudente de su madre, Tara vuelve a imponer su presencia: está desarrollando un alzhéimer que avanza rápido y no puede vivir sola. La enfermedad niega a Antara la única forma de justicia que podría compensarla por todo el dolor que su madre la hizo vivir siendo una niña. Sin memoria, ya no podrá devolverle el daño haciéndola sentir culpable por sus actos.
LA NOVELA ALTERNA EL presente con los años previos al nacimiento de Antara, su niñez y juventud en la India contemporánea. Antara lidia con la enfermedad de su madre mientras se enfrenta al conflicto que le produce hacer algo bueno por ella. La quiere, aunque no quiere quererla y no le resulta nada fácil gestionarlo. Cuando baja un poco la barrera que impone entre las dos, sucede algo que hace que los demonios que creyó enterrados vuelven a aparecer para recordarle que sus sentimientos están amputados –qué difícil es empatizar con la narradora, a pesar de todo– y que el dolor no desaparece sólo con desearlo.
Azúcar quemado
LA NOVELA REFLEXIONA SOBRE EL dolor y el perdón, y recoge de forma poderosa el momento en que una mujer pasa de ser hija a ser madre de su madre; que pasa de ser cuidada a cuidar; de jugar a transgredir las normas a ser quien vigila y quien impone la disciplina. También habla de los mecanismos de la memoria a través del proyecto artístico de Antara –cada día copia de memoria el retrato de un hombre–, que resulta un elogio de la imperfección y sirve como metáfora de cómo funciona la memoria, que añade a un recuerdo pequeñas variaciones influidas por el tiempo y por otros recuerdos que lo convierten en una versión particular y cambiante de lo sucedido. Azúcar quemado, finalista del Booker Prize en 2020, es una lectura dura que por momentos pincha y por momentos escuece. Que resulta incómoda de la forma en que lo hacen las buenas novelas, planteando dilemas éticos nada fáciles y obligando al lector a preguntarse si la bondad puede vencer al rencor y sobreponerse a las heridas sin que las cicatrices vuelvan a abrirse al recordar.