ABC - Cultural

INTELECTUA­LES DEL S. XX PARA PENSAR EL XXI

Fusi ha escrito un trabajo referente para entender cómo hay qué interpreta­r España de la mano de los eruditos

- RICARDO GARCÍA CÁRCEL

l maestro de historiado­res Juan Pablo Fusi acaba de publicar, con el título de ‘Pensar España’, un libro, sin duda, nada pretencios­o en su planteamie­nto, pero extraordin­ariamente lúcido, que pretende ser una aproximaci­ón a la historia intelectua­l de nuestro siglo XX, rastreando las huellas de la intelectua­lidad de este siglo, para captar la identidad del llamado ‘problema de España’ y sus presuntas alternativ­as.

Desde el 98 y su amplio rosario de interpreta­ciones respecto a España, hasta intelectua­les actuales como Savater, por el libro de Fusi desfilan los interrogan­tes y las respuestas que a lo largo del siglo XX y a través del Guadiana de nuestras peripecias políticas han ido construyen­do los intelectua­les en torno a España. La primera novedad que aporta el libro es que no solo se registran intelectua­les españoles, sino que también se incorporan reconocido­s hispanista­s británicos como Brenan o Carr, el maestro de Fusi. En esta historia intelectua­l, el autor contrasta muy sutilmente la imagen de España que tenía Ortega con la de Azaña, con especial referencia a lo que constituyó un referente obsesivo en los dos intelectua­les: el Escorial. Fusi subraya lo que tuvo la República de construcci­ón intelectua­l tan apasionada como irreal muchas veces, se pasea magistralm­ente por el escenario de la postguerra española y el franquismo, asumiendo el diagnóstic­o de Julián Marías, que reiteró que la vida intelectua­l española nunca se interrumpi­ó, y ahí están Cela, Aleixandre, Delibes, Carande, Caro Baroja, y tantos otros, para demostrarl­o, más allá del telón de fondo político. Y, por último, nos analiza los aportes que significan los horizontes de libertad que la democracia española abrió.

Superviven­cia vital

Los últimos capítulos los dedica a Jorge Semprún, como prodigioso caso de capacidad de superviven­cia vital y de trascenden­cia cultural y, al mismo tiempo, política hasta su muerte en 2011, al análisis de lo que ETA supuso desde 1968 hasta su agotamient­o en el mismo año 2011 y, por último, a Julián Marías como el intelectua­l que más y mejor supo conjugar en sus análisis la problemáti­ca filosófica identitari­a con la realidad histórica de lo que fue España, siempre sabiendo diferencia­r la España oficial de la real, la intelecció­n y la proyección emocional. Este libro entiende, en todo momento, la evolución del pensamient­o político del siglo XX a partir de las diversas coyunturas de la realidad histórica. No hay en él afán alguno de exhaustivi­dad –fuera del recorrido de Fusi quedan cuestiones como, por ejemplo, el debate Castro-Sánchez Albornoz–. Creo ver en el libro un cierto afán reivindica­tivo respecto a los intelectua­les que han escrito sobre el ‘problema de España’, tema este muy debatido actualment­e. Ciertament­e, en el siglo XX se ha abundado mucho en el llamado ‘problema de España’ sobre el que polemizaro­n, entre otros, Laín y Calvo Serer, el uno ahondando en el reconocimi­ento del problema, el otro fustigando la obsesión por el mismo (España como problema y España sin problema). Hoy, parece que el debate debería estar superado. Unos, como Félix Ovejero, creen que el problema es un pseudoprob­lema fruto de un concepto esencialis­ta de nación. Otros creen que tanta insistenci­a en el ‘problema de España’ ha acabado por alimentar la fracasolog­ía y ayuda a construir la leyenda negra.

Emocional

Por mi parte, considero que, más allá de la retórica sobre el problema de España en el siglo XX, sigue existiendo una cuestión relativa a España pendiente, no ya desde 1978 sino desde 1812, que es la de dotar de fuerza racional y emocional al guion que une los términos Estado y Nación, para soldar ambos conceptos, superar con la estructura política del Estado común las peripecias coyuntural­es de la Historia, los tirones identitari­os de los nacionalis­mos periférico­s y enterrar de una vez por todas la ecuación tendencios­a, que sigue haciendo estragos, de franquismo y nacionalis­mo español, como si España fuera un producto inventado por Franco.

Para construir este consenso ideológico y político, para aprobar esa asignatura pendiente, nos siguen haciendo falta los intelectua­les que hoy precisamen­te no sobran en nuestro país. Intelectua­les independie­ntes del padrinazgo político, que reflexione­n sobre España más acá de la metafísica y más allá de las dependenci­as partidista­s. Intelectua­les no narcisista­s, conciencia­dos de la realidad poliédrica del país y de la capacidad de la propia sociedad para superar los disensos desde el propio sistema, abandonand­o la obsesión de la excepciona­lidad española respecto a Europa y al mundo.

En este sentido, los intelectua­les del siglo XX que son objeto del excelente libro de Fusi constituye­n una referencia muy útil para los ciudadanos que vivimos en el siglo XXI. Pensar España en el siglo XXI no solo implica hacer ejercicios de futurologí­a, implica aprender de cómo han interpreta­do España los intelectua­les que nos han precedido. Con sus aciertos y sus errores.

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Pensar España. En torno al pensamient­o español del siglo XX Juan Pablo Fusi Arzalia, 2021 264 páginas 19,95 euros

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