EL ÚLTIMO GOLIARDO
José Besteiro nos regala una extraordinaria biografía de Álvaro Cunqueiro, que son dos: la del biografiado y la de su autor, en clave de memorias
Es posible –escribe Cristian Crusat en ‘La huida biográfica’– que la biografía sea la forma literaria más natural, la más obvia, toda vez que adopta y refiere el curso de una vida». Y una vida contiene varias vidas, no ya el «yo, que tantos hombres he sido» borgiano, sino por los diversos y cambiantes itinerarios, el arbitrario azar y el caprichoso destino. Una biografía es una vida escrita, por otro. No es un dato a olvidar. ‘Un hombre que se parecía a Cunqueiro’ (Ediciones del Viento), de José Besteiro (Riotorto, Lugo, 1963), no es una biografía al uso. Son dos. La del biografiado y la del autor, aún cuando éste al referirse a su propia vida sus páginas adquieran la forma de unas memorias. Asunto complejo brillantemente resuelto.
A CONTRACORRIENTE. Álvaro Cunqueiro (Mondoñedo, 1911-Vigo, 1981) fue el último goliardo, un escritor que fue a contracorriente, incluso de sí mismo. Excepcional narrador, articulista de un genio singular e imprevisible, «autodidacta inspirado», anticipa el realismo mágico en unos tiempos en los que la narrativa española giraba en torno a un sacrosanto realismo. Besteiro se pregunta si habría que fundir a Cervantes con Lord Dunsany, oa Shakespeare con los hermanos Grimm, para lograr un Cunqueiro, enigmático y voluntariamente huidizo. Recordaba el ensayista mexicano Gabriel Zaid que un escritor decide si quiere tener cien mil lectores en un mes o cien mil lectores en cien años. Cunqueiro está entre los segundos, como su colega en literatura fantástica, Joan Perucho. Malos tiempos vivieron ambos para la fantasía literaria. Poco les importo. No es que Cunqueiro renegara del realismo, sino que optó por otra manera de soñar, de construir una realidad, consciente de esta advertencia del visionario William Blake: «Todo lo que es posible creer forma parte de la realidad».
Y Cunqueiro creía en las hadas, en las leyendas, en fabulosos anacronismos, en fin, en esa Historia Fantástica de España que bien pudiera haber escrito. Besteiro, con agilidad, con fluidez, combina, de manera excelente, la crítica literaria, las epifanías cunqueirianas, las circunstancias sociales, económicas y políticas que envuelven al autor de la magistral ‘Las crónicas del Sochantre’
y el lado oscuro que cada escritor conlleva y oculta; es decir, ese hombre que se parecía a Cunqueiro, hoy, un clásico contemporáneo.
PERDICIÓN. Basada en una novela del gran escritor Eduardo Blanco Amor, ‘A esmorga’ (’Parranda’, Gonzalo Suárez realizó una primera versión), de Ignacio Vilas, es un desasosegador descenso a los infiernos, durante veinticuatro horas de juerga, que tres amigos, tres vidas erradas y errantes, recorren, bañados en alcohol, por lúgubres tabernas y sórdidos burdeles con asalto a un pazo, incluido. No lo saben pero se conducen, en el caos de sí mismos, hacia el horror o su perdición. Para destacar o admirar, las memorables interpretaciones de los tres protagonistas.