Filosofía del goce: Javier Utray
En ‘Un retrato anamórfico’, la antológica definitiva que le dedicó el CA2M en 2021 a Javier Utray (Madrid, 1945-2008), se colgaron varias pinturas de Carlos Franco, Pérez Villalta, Chema Cobo o Alcolea que claramente delimitaban un territorio, que dio en llamarse la ‘Nueva Figuración madrileña’ y en cuyo centro está la figura ecléctica de Utray, «arquitecto, pintor, escritor, artista, músico intérprete y compositor, ‘performer’ y, esencialmente, un agitador cultural de primer orden que influyó –dice Mariano Navarro– de manera determinante en la configuración de la escena artística española desde los años setenta». Si en el catálogo de aquella muestra aparecen todos los protagonistas de la escena artística de los setenta y ochenta, de Huici y Bonet a Buades, Chiqui Abril y Moriarty, pasando por Quejido, María Corral, Paloma Chamorro, los Auserón, Molero, los Pérez-Mínguez o Quico Rivas, quien mejor encarna ese refinamiento, esa despreocupación, ese dandismo y ese hedonismo que luego cristalizaría en la ‘década multicolor’ es Utray; «Una personalidad excepcional por lo natural de su interpretación de ‘ser’, de ser él», como señala el comisario, y el gran exponente de una filosofía del goce que floreció instantáneamente al morir (podría decirse incluso que al envejecer) el dictador: «Si hay que definir de alguna manera a Javier es una mente prodigiosa, pero unas manos vagas. Una frase suya lo define totalmente: ‘¡Que trabajen los otros!’» (Pérez Villalta). A algunos de sus trabajos más representativos, tempranos y tardíos, está dedicada esta pequeña exposición que, además, muestra en vitrinas una docena de cuadernos de trabajo relacionados con las pinturas. Javier Utray Clara-mente morir de arte GALERÍA F2. MADRID. C/ DOCTOR FOURQUET, 28. COMISARIO: M. NAVARRO. HASTA EL 23 DE MAYO.