Manual para convertirte en un boy scout anarquista
Reeditan el ensayo de William S Burroughs que estuvo años oculto por su potencial destructivo
En su prólogo ‘Una profecía peligrosa’, Genesis P. Orridge recuerda un encuentro con William S. Burroughs en el que el literato le contó beodo que había escrito un libro titulado ‘Manual revisado del boy scout’, en el que hacía «una exploración seria de estrategias para sembrar el caos y la anarquía y provocar el colapso de la monarquía en Gran Bretaña y la desintegración del poder político». Y aquí, tras años oculto, cortesía de La Felguera, llega su segunda edición. Como Génesis, lo tomamos como una sátira, algo literario y no literal y con hachazos de humor negro, «un ensayo de posibilidad ¡que nunca habría que poner en práctica!». El libro es un milagro porque Burroughs lo mandó a su editorial y el departamento jurídico se llevó las manos a la cabeza. Normal. «A tomar por culo la reina», reza el ‘ leitmotiv’ de esta antología grotesca y chusca de formas de causar el pánico. 12 años en un cajón. «A los revolucionarios no les gusta admitir que la mayoría de ellos son igual de intolerantes y están tan desconectados de la realidad como la misma gente a la que creen enfrentarse», dice al inicio el Joker beat. A Bolívar le aconseja: «La burocracia española empieza con un cabrón incompetente, perezoso, deshonesto y superfluo que luego llena su despacho con parientes incompetentes y los pone a rellenar impresos absurdos... Hay que acabar de raíz con ella». Le parece idiota poner bombas en la Estatua de la Libertad, se mea en el Che, apuesta por los asesinatos al azar que deben comenzar con un banquero suizo (‘Ahí no hay error’). También aboga por el traslado de animales a otros entornos además de un toque de corneta al
General Hepatitis o la fabricación de un silbato de 5 metros que puede matar a 8 km por infrasonidos, tirar paredes, romper ventanas y disparar todas las alarmas antirrobo a mucha distancia a la redonda... Los civiles, por supuesto, están para ser violados y/o asesinados. Y una observación: «Nadie hace más daño que el que se siente mal por hacerlo». Sólo le faltan los bots y bulos de internet, ya que se escribió en 1970, al hijo de Putin.