ABC - Cultural

NO HAY CAMINO SEGURO EN LA OSCURIDAD

Charles Williams retrató en Marcada por la sospecha la pesadilla de una inocente a la que todos consideran culpable

- POR PEDRO G. CUARTANGO

Es imposible leer una novela de Charles Williams sin quedar atrapado por la construcci­ón de tramas que funcionan como un perfecto mecanismo de relojería. Nadie como él ha conseguido crear en el género un clima de dramatismo y suspense que empuja al lector a avanzar hasta la última página. El mayor elogio que se le puede hacer es que resulta imposible abandonar un libro suyo.

‘Marcada por la sospecha’, publicada en 1958, es una de sus mejores novelas por su ritmo, su intensidad dramática y la caracteriz­ación de los personajes. Todo sucede en un pueblo del sur de Estados Unidos, en el que una mujer es sospechosa de haber asesinado a su marido. Finalmente, logrará demostrar su inocencia gracias a Bill Chatham, expolicía expulsado del cuerpo por haber abusado de la violencia.

Williams describe el ambiente asfixiante de esa pequeña localidad, donde las apariencia­s engañan, los extraños son recibidos con hostilidad y los rumores se aceptan como verdades indiscutib­les. Pero nada es como parece y, bajo la respetabil­idad de los prohombres locales, laten secretos ocultos que nadie desea que afloren. Incluso los agentes policiales llevan una doble vida y son susceptibl­es de ser corrompido­s.

Raymond Chandler, uno de los pioneros de la novela negra, escribió: «Nadie puede caminar tranquilo por una calle oscura porque la ley y el orden son cosas que damos por sentado, pero que nos abstenemos de practicar». Una frase que sirve para ilustrar las obras de Williams, en las que casi siempre se muestra una sociedad hipócrita que se oculta tras un aura de respetabil­idad.

Todas sus novelas están escritas con una ambigüedad moral por la que el fin justifica los medios y la violencia es un instrument­o lícito para defenderse ante una Justicia que protege a los poderosos y oprime a los débiles. En ‘Marcada por la sospecha’, el jefe de la policía local es el mayor obstáculo para averiguar una verdad ominosa que se niega a asumir.

Hay también en esta novela la historia de un amor desesperad­o entre la dueña de un pequeño hotel, señalada por sus vecinos como culpable de haber asesinado a su marido, y ese policía brutal, que llega al pueblo por azar y se enamora de la persona que pondrá en peligro su vida. La superposic­ión del suspense de la trama con el relato del drama amoroso está tan bien dibujada que nunca se nota la mano del autor. La descripció­n de los hechos es de una objetivida­d implacable. Un texto que parece concebido para una película de la RKO.

Charles Williams es un escritor muy poco conocido en España. Pero fue catalogado durante dos décadas como uno de los autores estadounid­enses más solventes en el género del ‘ thriller’. Fue un creador prolífico que escribió más de 20 novelas en el periodo comprendid­o entre 1951 y 1973. Trabajó también como guionista para la industria de Hollywood, que llevó al cine algunas de sus obras.

Williams perdió a su mujer a causa de un cáncer. Su muerte le sumió en una profunda depresión, agravada por las deudas. Dejo de escribir y se suicidó en abril de 1975 con 65 años. Vivía en California, donde se había trasladado a comienzos de la década de los 50 para iniciar su carrera literaria. Había combatido en la II Guerra Mundial y había sido operador de radio en la marina mercante ya que su profesión era técnico de electrónic­a.

Nacido en Texas en 1909, era un artesano de la novela negra con un esquema muy definido en el que combinaba el sexo con el crimen, en muchas ocasiones, provocado por las mujeres fatales que tanto le atraían. No eran historias demasiado originales, a veces sacadas de los periódicos de sucesos, pero siempre escritas con un virtuosism­o notable. Es también el caso de ‘La larga noche del sábado’, otra de sus obras maestras, llevada al cine por François Truffaut, y de ‘El arrecife del escorpión’.

Williams puede ser considerad­o como un continuado­r del género que fue elevado a la categoría de gran literatura por Hammett y Chandler, dos clásicos que sin duda le inspiraron y de los cuales sacó lo mejor para crear una obra que merece la pena ser reivindica­da. Fue un grande entre los grandes.

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VIDA. Nacido en Texas en 1909, Charles Williams combinaba el sexo con el crimen. Arriba, distintas portadas de algunas de sus novelas más conocidas
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