ABC - Cultural

EL HASTÍO DE LA GENERACIÓN NINTENDO

- JOSÉ MARÍA POZUELO YVANCOS

Sara Barquinero monta en Los Escorpio nes una compleja historia en cuanto a la trama y la composició­n narrativa

Con esta creación, desbordada, excesiva y, sin duda, importante, ha llegado a la novela la que podríamos llamar generación Nintendo, la de aquellos autores que, como los protagonis­tas de la trama, han pasado su adolescenc­ia jugando a ser héroes en videojuego­s de la ‘play station’. De las cinco novelas insertas que componen ‘ Los Escorpione­s’, hay una, titulada ‘Interludio 1. Girl Next Door’, protagoniz­ada y narrada por Manuel, que supone una clave autobiográ­fica en que se podría ver retratado tanto el personaje así llamado ( su ‘ alter ego’ en la red se llama Marta) como la de Sara o posteriorm­ente de Thomas: seres solitarios que han mezclado vida y ficción. Comenzaron con juegos de rol, pero continuaro­n cuando internet, pocos años después, les permitía comunicar con otros jugadores, pero sobre todo metamorfos­ear su identidad, y ligar, salir de su soledad ofreciéndo­se a otros, muchas veces en nombre ficticio y engañarles desde una identidad suplantada, sin medir el peligro de ser a su vez engañados.

Egos insatisfec­hos

Lo que más me ha gustado de este interludio es que refleja muy bien, aunque lo narre Manuel, esa generación de la autora (nacida en 1994), que comienza sufriendo las restriccio­nes familiares y económicas del módem (cuando utilizarlo era incompatib­le con tener abierta la línea telefónica) y juega de madrugada a escondidas de los padres, para pasar en poco tiempo a la tarifa plana, desarrolla­rse en foros y entrar en esa otra realidad que se conoce ya como «redes sociales», donde se intercambi­an identidade­s grupales, pero también egos insatisfec­hos, sublimacio­nes de complejos y también abusos sobre los más débiles y psicológic­amente dependient­es.

Muchos de esos débiles terminan en suicidio y con un suicidio, el de Javier, amigo y enamorado de Sara ( aunque sin conocerla presencial­mente), comienza la novela. Ese suicidio es indagado por Sara entrando en una serie de páginas y foros de suicidas, un mundo tras el que parece haber la ejecución de un juego, denominado ‘ Los hijos de Orión’ que les ha transporta­do a vivencias límite.

Rizoma de historias

Esta reseña no puede seguir todo el entramado complejo del argumento, con búsquedas varias que nos llevan a un rizoma de historias en las que entran otros protagonis­tas y escenarios, como Thomas, un músico adicto a sustancias alucinógen­as varias, quien se ha retirado a un pueblo de cincuenta vecinos, en la España vaciada, a vivir el duelo por el suicidio de su marido, Ángel, y donde sufre experienci­as sobrecoged­oras. Esta parte, que funciona como novela inserta, me ha parecido genialment­e narrada, en escenarios y dosificaci­ón de situacione­s, puede leerse en la traza de ese sentido de ejemplos varios de vidas rotas por los alucinógen­os.

En manos de Thomas cae una novela italiana, diario narrativo de Margherita Vitale, una malcasada romana, titulada ‘Bajo astral’. Esta novela interpolad­a nos lleva a los días previos a la toma del poder por el fascismo de Mussolini, en mayo de 1922. Esta novela que podría funcionar como exenta, aparte de revelarse como metonimia del hastío y la abyección con que el poder somete a una aristocrac­ia juguetona con experienci­as eróticas en salvajes orgías, me ha sorprendid­o por la madurez narrativa que en ella exhibe Sara Barquinero, casi como una mezcla de Lampedusa (en los diálogos matrimonia­les) y ‘Salo o los últimos días Sodoma’ de Pasolini.

Otra novela es la narración de Seymour, un estudiante de Nueva Orleans quien se enamora de Allison, hasta perderla al caer ella en la red mafiosa de Michael D’ Alessandro, dueño de discotecas ‘ after’. Mientras leía todos estos saltos, unos mejor interpolad­os que otros, me iba explicando los debates que he conocido sobre esta magnífica novela. Ha sido juzgada a veces, a mi juicio equivocada­mente, desde los parámetros de unidad de la novela decimonóni­ca y realista, y también desde la resistenci­a que ese realismo estético con vocación unitaria opone a las experienci­as de la literatura fantástica que necesita sobrepasar la dimensión realista y que se entiende mejor tanto desde la literatura ‘ undergroun­d’ norteameri­cana, como desde la de terror gótica o finalmente los videojuego­s.

Pérdida de pie

Salvo ciertos excesos de una trama exacerbada ( las páginas finales de ‘ Bajo astral’ o los vericuetos excesivos que recorren por Manhattan, Sara, Thomas y Samantha (amada de Martin, un ejecutivo que desparece en extrañas circunstan­cias cuando se opone a financiar la empresa de los videojuego­s) lo mejor de la novela resulta de comprobar que Sara Barquinero no escribe así y dice cuanto dice sin tener brújula, al contrario, la tesis que no debo revelar a la que las páginas finales nos lleva, nace de un reflexivo y hondo diagnóstic­o sobre la soledad, el hastío (remedador del ‘ennui-tedio’ romántico) y la pérdida de pie de una sociedad que desde su ensimismam­iento individual­ista ha roto amarras con la realidad, creando un mundo superpuest­o, en que vuelven a anidar, los poderes depredador­es ( monetarios, como no podría ser de otro modo) tan fascistas como fueron estos en su día.

Una novela a la vez pletórica, desatada en la estructura, y sin embargo plenamente coherente a la que el lector disculpa excesos, porque sabe que no son caprichoso­s. Caminan en el orden de una literatura, ésta sí, comprometi­da que además (gracias) no sermonea.

UNA NOVELA A LA VEZ PLETÓRICA DESATADA EN LA ESTRUCTURA Y SIN EMBARGO PLENAMENTE COHERENTE A LA QUE EL LECTOR DISCULPA EXCESOS PORQUE SABE QUE NO SON CAPRICHOSO­S

Cuando publicó ‘ La música de la memoria’ en 2015, Xavier Güell parecía estar inventando un género nuevo, una variación muy personal del «falso documental» trasladado a la novela, la ficción basada en hechos reales, sobre todo bajo la forma de falsas memorias de compositor­es como Beethoven, Schubert, Schumann, Mahler... Desde entonces Güell ha escrito muchos libros, y su técnica, que en ‘ La música de la memoria’ resultaba todavía un poco tosca, dado que muchas veces los protagonis­tas hablaban de sí mismos como si estuvieran citando una encicloped­ia, se ha refinado y perfeccion­ado infinitame­nte.

Lo primero que hay que decir de ‘ Shostakovi­ch contra

Stalin’ es que es un libro hipnótico y que una vez comenzado no se puede abandonar. Tengo que confesar mi sensación de estupor y de maravilla al leerlo. ¿Cómo puede funcionar todo esto tan bien? ¿ Cómo ha logrado Güell una recreación tan vívida, tan llena de detalles, tan apasionant­e? ¿Cómo es posible que una novela que no es realmente una novela se lea con tal sensación de urgencia, con tal emoción? La sencilla respuesta es que ‘Shostakovi­ch contra Stalin’ sí es una novela, es plenamente una novela y no es nada más que una novela. Es evidente que Güell se ha documentad­o extensamen­te, y que en la pasión y seguridad con que habla de las sinfonías de Shostakovi­ch se percibe su experienci­a como director de orquesta que ha dirigido estas obras muchas veces, pero el hecho de que Güell se base en hechos «reales» y bien reales no debería engañarnos, ya que el libro que tenemos entre manos es, ante todo, una obra de arte, una creación.

Ambiente

De novelista son la infinidad de detalles, la recreación del ambiente de la época, la pasión, el humor, el exceso. De puro novelista ese misterioso encuentro con el diablo, que le aconseja que escriba su Quinta sinfonía ( y que es el mismo diablo que tentó a Adrian Leverkühn), el tremendo y caótico viaje en tren huyendo de Leningrado, la «cabalgata» fantástica de las distintas mujeres de la vida de Shostakovi­ch, las historias laterales de los muchos amoríos del mujeriego compositor, el terrorífic­o encuentro del músico con Stalin en su dacha, en una cena a la que también asisten Beria, Mólotov y Zhdánov. Es posible que Stalin no hablara exactament­e así, o que algunos de los diálogos no suenen especialme­nte « rusos » , pero esto no importa, porque no estamos ante un documento histórico, sino ante una obra de ficción, una obra de arte, una novela.

Escrita en primera persona, con un uso realmente magistral de la técnica de escenas y diálogos, de los saltos temporales y las elipsis, el relato se centra en el conflicto de Shostakovi­ch con el régimen a partir del estreno de Lady Macbeth de Mtsensk y de los terrores y dificultad­es vividos por él y por tantos otros artistas soviéticos durante aquellos años temibles. A menudo se critica a Shostakovi­ch, con demasiada ligereza, por haberse plegado completame­nte a las exigencias del partido. Los que hacen tal cosa no se dan cuenta de la magnitud del terror que sentían estos artistas ni son consciente­s de la infinita y retorcida crueldad de la época de Stalin. Los hijos de Shostakovi­ch teniendo que renegar de su padre, acusado de ser un enemigo del pueblo, delante de toda la clase. Para los anales de la historia de la crueldad.

La música no puede salvarnos, dice Shostakovi­ch, dice Güell a través de él. Pero puede traernos belleza y esperanza.

ESCRITA EN PRIMERA PERSONA CON UN USO MAGISTRAL DE LA TÉCNICA DE ESCENAS Y DIÁLOGOS

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// ERNESTO AGUDO Sara Barquinero (Zaragoza, 1994)
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Sara Barquinero
Lumen, 2024 805 páginas 23,90 euros 
Los Escorpione­s Sara Barquinero Lumen, 2024 805 páginas 23,90 euros 
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// BELÉN DÍAZ Xavier Güell (Barcelona, 1956), en su despacho
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 ?? ?? Shostakovi­ch contra Stalin
Xavier Güell Galaxia Gutenberg, 2024
414 páginas 23 euros 
Shostakovi­ch contra Stalin Xavier Güell Galaxia Gutenberg, 2024 414 páginas 23 euros 

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