Diario de Almeria

ENEMIGO TRUMP

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Restaurar las relaciones entre la UE y USA costará mucho. Es la herencia que dejará este presidente enemigo de Europa

TÉCNICAMEN­TE, Estados Unidos ha dejado de ser amigo de Europa. El presidente Trump lo deja muy claro a diario en la turné que está dando por el viejo continente. Ha ido mucho más lejos que W. Bush que en 2003 se inventó con su amigo Aznar la muletilla de la vieja Europa, destinada a denigrar la resistenci­a de Alemania y Francia a la guerra de Irak, en contraposi­ción con la nueva Europa que representa­ban los países del Este, con Polonia y Hungría a la cabeza.

Ahora, en estos dos países hay gobiernos autoritari­os de dudoso talante democrátic­o y en la Casa Blanca manda un señor male- ducado y pendencier­o que ya lleva en el desempeño del cargo año y medio, más de una tercera parte de su mandato. El argumento de que Europa no gasta suficiente en defensa es discutible. Durante décadas, en la guerra fría, el reparto de roles era que el armamento y el mando eran de USA y los gobiernos europeos ponían a disposició­n de los americanos el terreno y sus habitantes. Era aquí donde se emplazaban los misiles de alcance corto y medio que apuntaban a la URSS y sus satélites del pacto de Varsovia y era la población europea la que corría el riesgo primero en caso de guerra. La guerra civil entre europeos que fue la Segunda Guerra Mundial se saldó con la victoria de Estados Unidos y la URSS y Europa occidental se convirtió en un protectora­do militar americano. Para lo bueno y pa- ra lo malo. Las opiniones públicas de los países europeos estuvieron en contra del despliegue de los euromisile­s a principio de los 80. El ex secretario general de la OTAN Javier Solana sostiene que ahora en vez de pedir más dinero, el 2 o el 4% del PIB en gasto militar, Europa se tiene que plantear sus acciones conjuntas dentro y fuera de la Alianza Atlántica, es decir bajo mando americano o los europeos por su cuenta. Solana apunta que antes que discutir el cuánto habría que ponerse de acuerdo en el para qué.

En Bruselas Trump le riñó a Merkel porque le compra gas a Rusia, en Londres le riñe a May porque no rompe del todo con la Unión Europa y elogia a su enemigo interno en el Partido Conservado­r Boris Johnson. Por ahí va con su América primero, como un Puigdemont cualquiera. Hay cierto paralelism­o entre los dos personajes, por las consecuenc­ias de sus actos. El desencanto con Estados Unidos por culpa de su presidente se parece al que en el resto de España ha generado la actuación de los soberanist­as catalanes. Restaurar unas relaciones de socios y amigos costará mucho. Será la herencia que deje este presidente americano, convertido ya en un enemigo de Europa.

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IGNACIO MARTÍNEZ @imartinezc­ano

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