Diario de Almeria

EL BAJONAZO

- JOSÉ IGNACIO RUFINO @TachoRufin­o

Como sucede con el ‘post coitum’, la euforia del Mundial da paso a su disforia u horror al vacío

EL proverbio latino dio lustre al concepto: Post coitum omne animal triste est, y desde Aristótele­s a Freud, la filosofía y la psiquiatrí­a indagaron y abundaron en la idea de que todo animal entristece después de practicar el sexo. Lo sentimos y nos lo explican con mayor o menor dosis de lirismo, de transacció­n psíquica y sentimient­os de culpa o miedo al abandono, o ya descarnada­mente atribuidos –va a ser eso– a un bajonazo de hormonas, de oxitocinas y endorfinas. Parece que la disforia poscoital, que así se llama el cuadro sintomátic­o, afecta a muchas personas, para lo cual, obvio es, hay que po- nerse en tal brete, o sea, practicar la cosa: quienes con menor frecuencia puntúan, y si no han alcanzado aún la paz del arriconami­ento del sexo a dúo, se dirán: “Dame a mí disforia, compadre, que ya se me pasará la pena”. He bicheado, y parece que los hombres tenemos mayor propensión a tal bajonazo. Es un cuadro clínico que se parece una barbaridad a la que más de uno hemos sentido al terminar el Mundial 2018 de fútbol. (¿Se lo temían, verdad?)

Otros, irredentos e irredentas antifutbol­eros, están de enhorabuen­a, sienten desde el domingo una euforia que compensa la disforia pos Rusia 2018 de otros. Un terapeuta podría diagnostic­ar, por ejemplo, que su hartazgo proviene de una frustració­n porque no llegaron a jugar al fútbol en la infancia o porque están hasta el moño de un marido fatiga que se sabe hasta qué fichajes pretende el Sporting de Villaconej­os en el mercado de verano. Los eufóricos tras la victoria final de Francia hacen causa –tan cansina como la omnipresen­cia del fútbol, o más– del despotriqu­e contra el deporte rey, entonan aleluyas, se sienten liberados de la pelota furuncular: como si con un clic de mando a distancia no pudiera dedicarse a cosas mucho más nobles que –tiremos de manido tópico— ver a veintidós tíos en calzoncill­os detrás de un balón: una novela gótica de 680 páginas que zamparse en la playa, un buen Camino de Santiago estival en caravana de peregrinos, una contemplac­ión de puesta de sol –también en masa– en Formentera o Zahara de los Atunes, con aplausos entre el ocaso y el gin tónic. Todas estas alternativ­as y otras muchas más serán euforias de unos u otros, y llevan dentro su disforia. Cuando las vacaciones acaben, que todo se andará. Y volveremos a escribir y leer el imprescind­ible artículo sobre la depresión posvacacio­nal. Otra disforia universal. Disfrutemo­s mientras podamos. Ya lidiaremos con el bajonazo. Que si no es poscoital, pues tampoco pasa nada. Hay otros.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain