Una cigüeña se posa en el Mediterráneo
Inconmensurable partido planteado por ‘papá’ Fran Fernández y plasmado de forma magistral por sus pupilos Sale todo, hasta Iglesias Villanueva falla a favor en el gol inicial y anula dos tantos dudosos al rival
Hacía sólo unas horas que Fran Fernández había recibido la mejor noticia del mundo: volvía a ser papá, en este caso de una pequeña rojiblanca llamada Diana. El míster ejerció sus labores como cabeza de familia y con la emoción todavía en el cuerpo, se marchó al Estadio de los Juegos Mediterráneos para estar con su otra familia: la UDA.
Los almerienses querían dar también en la diana ante uno de los equipos más duros de la categoría, que llegaba al Mediterráneo con una delantera que daba miedo. Sin embargo, a Fran Fernández el cansancio hospitalario no le hizo variar su habitual valentía y escogió a Narváez para sustituir a Corpas. El míster no iba a cambiar la filosofía que le había llevado a reaccionar hace unas jornadas: intensidad en cada balón y la búsqueda constante de la velocidad para el contraataque. Papel importante para frenar a los amarillos debía jugar la defensa, con Juan Ibiza forzando para ser el líder atrás.
La jugada y la elección no pudo salirle mejor al míster almeriense. Ocho minutos le hicieron falta a Narváez, goleador y salvador en Córdoba la pasada temporada, para estrenarse vestido de rojiblanco. La jugada del 1-0 vino precedida de un fuera de juego no pitado a Juan Carlos Real, aunque para una vez que se equivocan a favor, tampoco hay que ser más papistas que el Papa. El mediapunta le puso un balón de gol a Álvaro Giménez, que no consiguió batir de primeras a Raúl, pero su pase atrás sí que lo aprovechó Narváez para poner en franquicia a la UDA.
Si bien Iglesias Villanueva no había visto el fuera de juego de Real [curiosamente el hermano del árbitro que pitó el famoso penalti a favor del Cádiz diez metros fuera del área en la temporada de Emery], tardó diez minutos en compensar y no expulsó a Araujo, por un codazo a Eteki, que le saltó un diente. Esa jugada acabó con un uno para uno de Mesa con René, que el gaditano salvó oliéndose un intento de vaselina.
Faltaba todo un mundo y Fran Fernández tenía claro que los suyos no podían meterse atrás. La presión rojiblanca era la habitual, aunque los canarios tenían calidad para salir de ella. Eso sí, el Almería les estaba haciendo