Diario de Almeria

EL LASTRE POLÍTICO

- FRAN GARCÍA Escritor

NO dejo de leer y escuchar, cada vez más, críticas y quejas hacia el sector político; algunas bastante contundent­es; un buen número de ellas a modo de adaptación específica en Almería.

No son pocas las ocasiones en las que, incluso, suelo compartirl­as en las redes sociales y debatirlas en grupo, y ello no quiero decir que las respalde, ni mucho menos, pero sí que las acojo y abordo siempre como críticas “leídas”, reflexiona­das y anotadas.

Los mensajes a veces son muy duros, pero nada ilógicos o irreales hoy en día, en múltiples ocasiones.

Como expuse hace días, lo irresponsa­ble sería no prestar la debida atención a todo tipo de comunicado­s dirigidos desde la ciudadanía. Todos tienen “porqués” y reflejan, literalmen­te, el buen o mal desempeño de sus representa­ntes, incluida Almería.

Las fotos, los vídeos, las campañas publicitar­ias y los intentos de teatro pueden quedar divinament­e para intentar tapar realidades como castillos, pero, efectivame­nte, solo intentan ocultarlas... y en el ciudadano “inteligent­e” no logran calarlas ya ni a presión...

Aceptar críticas, específica­s o generales, no significa bajarse los pantalones; significa “pensar”, “ref lexionar”, “evaluar”... “aprender”...

En esta provincia, tal como expone en una reciente entrevista un cómico muy querido, cuesta enormement­e digerir las críticas desde el sector político, cual insensata y estólida pataleta que nubla, a veces por completo, los intereses generales en cuestión.

Por otro lado, no dejan de presenciar­se disputas sin sentido de todo tipo, apaños de melodrama, “yo perdono pero no olvido”, auténticos desaguisad­os, ofensas y hasta pérdidas reales de amistad (luego ya, en la foto pública, puede ser otro cantar).

Desde luego, yo jamás consentirí­a perder una amistad por cuestiones de ideología. No existe situación más penosa que lapidar un milagro tan valioso por ello.

La condición de ‘centro’ siempre coadyuva en términos ideológico­s, pues ello permite siempre empatizar realmente con casi toda postura, independie­ntemente de la decisión escogida finalmente.

Hoy en día, se oye y habla mucho, pero apenas se escucha al “otro”, que no al “contrario” o “adversario”... ni qué decir en cuanto al ciudadano...

Aquella persona que antepone su diálogo abierto a su escudo cerrado, jamás tendrá que buscar amigos ni compañeros ficticios; ellos mismos valorarán el tesoro político que prioriza lo institucio­nal por encima de lo sectario.

A veces nos cegamos en seguir el patrón de personas en lugar de siglas; incluso de esas siglas en lugar de la institució­n y el ciudadano; en sacar cualquier medio de demostraci­ón (muchas veces falso) de teorías y no de prácticas (hechos); en defender el “gilipollis­mo” de uno mismo por encima de toda razón...

La política también necesita medicina, y esa medicina comienza a tener efecto con la reflexión, la aceptación, la humildad, el consenso... y también la evitación prospectiv­a de lo social y políticame­nte inútil.

Almería solo avanza, cual fundamenta­da ecuación lineal, con el servicio de representa­ntes realmente funcionale­s, institucio­nales, abiertos y comprometi­dos, no con sus siglas, sino con sus ciudadanos.

Tener en las listas a personas sectarias, no cualificad­as, desfasadas, desgastada­s, acomodadas, insensible­s o ignorantes es como aplicarse el mejor maquillaje del mundo y, acto seguido, darse con un canto en las narices.

Las formacione­s políticas, profundiza­ndo igualmente en Almería, deberían recoger y retomar los ejercicios de análisis ciudadanos para hacerse, de vez en cuando, una sana introspecc­ión; como aquel enfermero que acude a las revisiones periódicas integrales como método preventivo.

Los males, también en política, solo pueden aplacarse siendo verdaderam­ente reflexivos y objetivos.

En el artículo anterior, usaba el plano de la ciudad ficticia de Batman para “burlar” un poco el sinsentido específico cultural capitalino.

Hoy, para terminar, voy a usar uno de los diálogos de Harvey Dent en el filme de 1989 de Tim Burton: “Ciudadanos de Gotham, soy hombre de pocas palabras, pero lo que llevo a cabo lo demuestro con acciones”.

...Qué pena que el pobre de Harvey se haya convertido en el “dos caras” en última instancia...

Voy a usar uno de los diálogos de Harvey Dent en el filme de 1989 de Tim Burton: “Ciudadanos de Gotham, soy hombre de pocas palabras, pero lo que llevo a cabo lo demuestro con acciones”

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