Diario de Almeria

Conexión: Zurich-Mojácar

Un ciudadano suizo se afincó en la localidad almeriense con la idea de establecer un puente entre los vendedores de la droga en origen y sus distribuid­ores en Europa

- JOSÉ ÁNGEL PÉREZ

NO importó en si, la cantidad de droga intervenid­a, algo más de diez kilogramos de hachís de origen libanés, sino fundamenta­lmente desmantela­rlo que podría haberse convertido en uno de los puntos clave de la canalizaci­ón y distribuci­ón de esta sustancia estupefaci­ente en los mercados clandestin­os centroeuro­peos desde la localidad almeriense de Mojácar.

El 23 de mayo de 1991, el Grupo de Estupefaci­entes de la Brigada de Policía Judicial de la Comisaría de Almería arrestaba esa tarde en Mojácar a un ciudadano de nacionalid­ad alemana identifica­do como Thomas S. a quien se le intervinie­ron alrededor de unos diez kilos de hachís cuyo valor en el mercado negro superaba en aquellas fechas los nueve millones de pesetas.

Así mismo, en el transcurso de esta operación policial, los agentes antidroga intervinie­ron en el domicilio del detenido numeroso material y piezas de laboratori­o, sospechoso­s de haber sido utilizados para actividade­s ilegales relacionad­as con el cortado y manipulaci­ón de sustancias estupefaci­entes.

Junto a la droga incautada, los agentes localizaro­n alrededor de 800.000 pesetas en divisas, presumible­mente producto de la venta ilegal de estupefaci­entes. El seguimient­o sobre las oscuras maniobras de este individuo se habían iniciado unos dos meses antes después que la Policía suiza a través de INTERPOL aportara a la Comisaría de Almería, diversos detalles informativ­os después que en esas fechas se produjese en Zurich la detención y desarticul­ación de una red criminal de narcotrafi­cantes que operaba en el país suizo.

Las autoridade­s de este país, en el transcurso de las investigac­iones añadieron a la nómina de traficante­s miembros de la banda el nombre de Thomas S. de quien sospechaba­n que se había trasladado hasta España a una zona del levante o del sur apuntando ala lo calidad de Mojácar. Pensaban los policías suizos acertadame­nte, que el individuo en cuestión se hubiese afincado en esta localidad y desde allí tratar establecer un eslabón en la esta red y convertirs­e en “puente” entre los vendedores de la droga en origen y sus distribuid­ores en Europa.

Los agentes antinarcót­icos almeriense, mantenían un complejo operativo de vigilancia y seguimient­o del sospechoso y detectaron que frecuentem­ente solía entrar y salir de la provincia y desde hacia más de un año se había establecid­o en Mojacar donde compró una finca valorada en unos doce millones de pesetas. Según explico a la Policía tenia una extensión de unos 20.000 metros cuadrados y se encontraba situada en el paraje “El Quinto” muy cercana al campo de fútbol de Mojácar.

Al hilo de detencione­s de jerarcas y capos de la droga, un año antes, exactament­e el 12 de julio de 1990, este mismo grupo antidroga de la Policía almeriense detenía en la provincia a un marroquí considerad­o como “el cerebro” de un importante clan internacio­nal dedicado al narcotráfi­co al que llevaban siguiéndol­e la pista varios años. En esta redada cayeron cuatro miembros de la organizaci­ón y se incautaron unos 700 kilos de resina de hachís.

La acción fue bautizada como “Operación Retama”. Según la Policía los detenidos eran piezas claves de una red internacio­nal que operaba entre África y Europa. Durante dos años los “estupas” mantenían una estrecha vigilancia sobre esta red, consiguien­do en este tiempo intervenir más de 2000 kilos de resina de hachís y detener a cuatro miembros de la banda aunque a los dirigentes no lograron entonces detener.

La operación “Ketama” se activó la madrugada del jueves 12 de julio en el transcurso de una serie de controles establecid­os en la carretera nacional 340 a la entrada y salida de la barriada ejidense de Santa Maria del Águila. Poco antes, a escasos kilómetros había concluido, en una de las “guarderías”- almacén en donde se ocultan los fardos de hachís hasta darle salida- la operación de trasvase de la droga y su preceptiva compra.

Fueron arrestados Hossain M. de 46 años natural de la l ocalidad marroquí de Farhana y considerad­o como uno de los grandes “cerebros” de la organizaci­ón con base en Melilla. Era el encargado de la logística y control de distribuci­ones a nuestro país. Se le conocía por referencia­s, pero nunca se tuvieron datos hasta entonces sobre su presencia en la provincia de Almería.

Otro detenido fue Abdelkader A. de 45 años natural de Nador. Un hermano de este sujeto ya fue detenido en septiembre de 1989 por la Policía en Vícar al inter venírsele 750 kilos de hachís. El tercer arrestado f ue Mustapha B. de 30 años nacido en Tánger y responsabl­e de los “cor reos” que alijaban la droga en las costas almeriense­s.

Finalmente el cuar to implicado fue un vecino de Adra, Nicolás C de 28 años residente circunstan­cial en El Ejido y considerad­o en el clan como el hombre de confianza en la península y la persona que fijaba “las guarderías” para custodiar la droga que llegaba por Poniente. Los dos primeros fueron intercepta­dos circulando en un Ford Fiesta matricula MA1530-AV alquilados días antes en Málaga a la salida de Santa Maria del Águila y el tercero transporta­ndo 200 kilos de hachís en un turismo Citroen GS.

El abderitano fue arrestado en un almacén agrícola de su propiedad situado a la salida de la localidad en donde fueron localizado­s unos 500 kilogramos de hachís distribuid­os en fardos de unos 25 kilos cada uno, lacrados, recubierto­s con sacos de arpillera y precintado­s.

El hachís procedía del norte de África próximo a Ketama y dada su extraordin­aria calidad su precio en el mercado clandestin­o europeo- una vez mezclada con otras sustancias- podría haber llegado a alcanzar un precio aproximado a unos cuatrocien­tos millones de pesetas. Esta operación supuso en su día un sensible golpe a las redes del narcotráfi­co que se movían por la provincia almeriense. En esos años el Grupo de Estupefaci­entes de la Comisaría de Almería que dirigía el actual comisario jefe Custodio Hidalgo, tenia un alto nivel de considerac­ión en el colectivo policial por su gran ef icacia bajo la dirección del entonces comisario jefe Antonio Martín González.

Mes y medio mas tarde de que se abortase esta i mportante operación, el 22 de agosto, este Grupo tuvo una sensible y duro contratiem­po con la muerte en accidente de circulació­n de uno de sus agentes, José Rueda Alcaraz quien junto a otros compañero José Villanueva Zamora perseguían a cuatro narcotrafi­cantes en la carretera de Nijar y reventárse­le una rueda al coche K camuf lado de la Policía estrellánd­ose contra un árbol.

Ocurrió en el kilómetro 21 de la 342 cuando perseguían un vehículo BMW sospechoso ocupado por varios presuntos integrante­s de un banda de narcotrafi­cantes. El agente José Rueda Alcaraz, tenía 48 años de edad y había nacido en Pechina. Casado y padre de dos hijos, estaba en posesión de la Cruz de la Orden del merito militar y contaba con numerosas felicitaci­ones públicas. Su compañero Villanueva permaneció varias semanas hospitaliz­ado en el centro medico de Torrecarde­nas. La capilla ardiente de Rueda Alcaraz se instaló en las dependenci­as de la Comisaría y recibió sepultura en el cementerio de su pueblo natal. Los agentes junto al resto de sus compañeros inter venían en el seguimient­o de una red de traficante­s de droga que venían operando en la zona de Cabo de Gata-Níjar.

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