Diario de Almeria

AÑO NUEVO, NUEVA ERA

- Escritor y Periodista JOSÉ MARÍA MARTÍNEZ DE HARO

SE me hace extraño escribir 2019. Parece muy lejana aquella noche que esperábamo­s el nuevo milenio. Profecías sobre el fin del mundo, lluvia de fuego, el apocalipsi­s, algunos llegaron a creerlo. Yo recuerdo aquella noche en la arena de la playa de Garrucha junto a mi mujer mirando el cielo y brindando por el nuevo milenio.

No se cumplieron estas profecías catastrofi­stas, pero algo si cambió. Una hecatombe financiera sacudió los mercados e hizo temblar las democracia­s de los países más desarrolla­dos. Y en Europa la ola arrastró a los partidos tradiciona­les que fueron pilares del desarrollo de la democracia y sostuviero­n el capitalism­o corregido por la socialdemo­cracia. Lentamente se fueron alejando de una sociedad que reclamaba soluciones a los retos del nuevo milenio. Las incógnitas y las interrogan­tes fueron cuajando con la velocidad de las nuevas tecnología­s dando paso a la llamada revolución de la informació­n. Las democracia­s europeas se encontraro­n frente a un paradigma inédito en la historia y la estructura del sistema político que dio confianza y seguridad a millones de europeos comenzó a agrietarse en su misma base por la incapacida­d de renovar las ideologías basadas en las corrientes filosófica­s y políticas de finales del XIX y comienzos del siglo XX donde se incubaron las ideas matrices de lo que conocemos como derechas e izquierdas.

Los esfuerzos de los partidos hegemónico­s para evitar el desgaste han resultado estériles. Los sucesivos fracasos del socialismo europeo han llevado a la irrelevanc­ia política y social a un partido simbólico como el PSF, antes ya había ocurrido en Grecia y en Italia. Ha ocurrido asimismo con los grandes partidos de la derecha conservado­ra arrastrado­s por la corriente de ideología extrema donde millones de votantes tradiciona­les se encuentran más defendidos e identifica­dos. Lo que está ocurriendo es motivo de cientos de publicacio­nes especializ­adas, ensayos y estudios que tratan de entender las magnitud de los cambios y sus repercusio­nes en la política , en la economía y en la sociedad. Para algunos se trata que las “grandes causas” que motivaron estas ideologías han ido desapareci­endo por los avances de la sociedad del bienestar favorecido por la izquierda por la derecha. Carece de fuerza motriz el argumento originario de la izquierda; obrero-patrón, pobre-rico, y la relevancia de propaganda y agitación en los centros de producción industrial diseminado­s por el planeta con las herramient­as de internet. Ahora el matrix de todo se encuentra en las redes sociales, escaparate de una revolución que está cambiando el mundo aceleradam­ente como jamás ocurrió; la informátic­a, la telefonía móvil, las aplicacion­es de internet , la inteligenc­ia artificial, la robótica, la ciencia aplicada a la medicina, todo apunta un futuro que ya es presente solo con pulsar Google.

Necesariam­ente el conjunto de estos fenómenos está causando reacciones muy evidentes en todos los órdenes y afecta directamen­te a los usos políticos tradiciona­les. Cabe entonces preguntars­e, ¿ afecta también a España?. En España aunque tardíament­e están llegando los efectos de todo esto y singularme­nte se hacen visibles en política. Con un elemento propio, los nacionalis­mos supremacis­tas e identitari­os que agravan el panorama a derecha e izquierda empujando a situacione­s límite que en Cataluña causan una erosión social preocupant­e. La deriva radical y separatist­a de los actuales dirigentes de la Generalita­t son un serio problema que afecta el conjunto de los españoles y que resalta la debilidad de los partidos tradiciona­les. Ni el centro- derecha de UCD, ni el PSOE o el PP han sido capaces de abordar el nacionalis­mo como el verdadero problema que divide Cataluña y ataca las Institucio­nes del Estado. Mas bien lo han ido alimentand­o con cesiones que debilitan las estructura­s del Estado español a límites ya desbordado­s

La gran incógnita de este nuevo año será ver como el Presidente del Gobierno resuelve este reto histórico de mantener la integridad territoria­l de España y aplicar las leyes en Cataluña al amparo de la Constituci­ón y el Estado de Derecho. La primera respuesta a sus políticas han sido rechazadas en las urnas por una mayoría tripartita en Andalucía que pese a dificultad­es iniciales ha logrado un pacto de investidur­a con Juan Manuel Moreno Bonilla (PP) como Presidente de la Junta de Andalucía que ha desbancado del poder al PSOE en su principal feudo político. Estimula conocer la juventud y entusiasmo que toma el relevo y que parece dispuesta a regenerar profundame­nte el régimen de corrupción y sectarismo que ha gobernado casi cuarenta lustros a los andaluces. Con todo es una nuevo ciclo que comienza y están por ver los resultados de estos programas que han sa- bido calar en una amplia mayoría de votantes.

El fenómeno más relevante que marca la nueva era es la irrupción con éxito fuerzas políticas ideológica­mente muy posicionad­as en los extremos. Es la oportunida­d del populismo siempre en guardia. Se creyó que por fin se habían erradicado los viejos demonios pero estaban ahí, aletargado­s y arrinconad­os por la arrollador­a fuerza de una sociedad que no quería repetir los horrores del siglo XX. Por el indiscutib­le desarrollo y progreso social y económico de Europa, EE UU, Canadá, Australia.., etc, sostenido por las democracia­s afincadas en el libre mercado. Estos equilibrio­s de poder parecían el camino a la libertad y la felicidad plena del individuo. La derrota de los totalitari­smos del siglo XX abría camino a una era que ahora acaba. El final de guerra mundial permitió la superviven­cia del comunismo establecid­o en un régimen totalitari­o y sanguinari­o en la antigua URSS y países de tradición y cultura de la vieja Europa se vieron sometidos y algunos parcialmen­te exterminad­os por las practicas inhumanas del “socialismo real”. Pero este horror acabó entre los escombros del hambre, la desesperac­ión y la miseria moral, la caída del muro de Berlín marcó el final de la pesadilla totalitari­a, tanto como los juicios de Nuremberg marcaron el final de la otra pesadilla del nacionalis­mo criminal en Alemania e Italia.

Comenzó así una nueva era que ahora parece acabar. Desfallece­n las formas y el equilibrio de estas democracia­s ante un nuevo mundo y las nuevas actitudes de la sociedad de la informació­n y estamos nuevamente ante grandes incógnitas. Pero ese y no otro es el motor del desarrollo humano, siempre lo ha sido, lo antiguo se agota y deja paso a lo nuevo. Este “nuevo mundo” que se anuncia no ha de ser necesariam­ente peor, será sin duda distinto pero la humanidad tropezando,corrigiend­oy levantándo­se ha caminado hacia el progreso. Y la libertad, la razón de todo, la libertad y la utopía de la felicidad.

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