Diario de Almeria

“Tenía una niña muy triste y ahora tengo un hijo súper feliz”

La onubense Noelia relata el proceso vivido tras conocer que su hijo menor de edad es transexual Pide mayor sensibilid­ad a los políticos

- Ana Vives Casas HUELVA

Tiene claro lo que quiere y habla con la seguridad que le da contar su historia en primera persona. En una conversaci­ón que dura cerca de hora y media, se emociona en más de una ocasión al recordar la “impotencia” y “rabia” que ha sentido al ver el trato discrimina­torio hacia su hijo por “el simple hecho de ser diferente”. Nunca hubiera pensado que iba a vivir lo que ha pasado en el último año, pero da gracias por ello, porque ha conseguido tener un hijo “súper feliz”, con el que “todo es más fácil” a pesar de que está en plena adolescenc­ia.

“Soy madre de un menor trans y quiero contar qué es un proceso de duelo”. Así comienza el vídeo que Noelia subió a red hace menos de dos semanas para compartir su experienci­a y con ella poder “normalizar en la medida de lo posible” la realidad de su hijo. Se le rompe la voz cada vez que lo explica, porque produce sentimient­os contradict­orios. Y ahí está el quid de la cuestión.

Hace casi un año que le cambió la vida. Había padecido los efectos del bullying a su hija de 13 años. “Lo pasó muy mal, la maltrataro­n y ella normalizó la situación”. Fueron meses difíciles hasta que cambió de centro escolar. “Allí empezó una nueva forma de vivir”, “comenzó a ser ella”. Y la vida dio un giro de 180 grados.

Noelia recuerda perfectame­nte el día, el momento, la situación. Sabía que algo pasaba y se fue a comer con su hija. Le insistió para que se lo contase y fue entonces cuando la pequeña comenzó a llorar y le dijo una frase que se le “tatuó”: “Te juro que rezo todos los días por ser hetero y femenina, pero no me sale, mamá. Yo no quiero defraudar a nadie”. En ese momento del relato, a Noelia se le quiebra la voz de nuevo. Es el punto de inflexión en su vida familiar, en su relación con los amigos, con el entorno, con los vecinos y con sus padres y resto de parientes cercanos.

“Fue una conversaci­ón súper bonita –describe Noelia–. Le dije que debía hablar con su padre. Le pregunté cómo quería que le llamáramos, porque era ella la que iba a marcar los tiempos”. Entonces tenía 14 años y optó por seguir siendo Isa. “Como es lógico, la historia cuando llega te viene

Mi hija ha sufrido ‘bullying’ en el colegio, la han maltratado y ella lo ha normalizad­o. Lo ha pasado muy mal”

grande, como a cualquier padre. No sabes muy bien lo que es, si realmente se siente así o si es por una moda de no ser normal...”.

Noelia empezó a buscar informació­n sobre la transexual­idad, a hablar con gente y fue cuando se enteró de la organizaci­ón de un encuentro de familias de menores transexual­es en Sevilla. “Ahí me di cuenta de que no era un capricho, de que Isa se sentía así... Ves a los niños y lo tienes claro... Son tan naturales, tan abiertos...”.

Su visión sobre la transexual­ildad cambió. “No fue fácil” y de hecho a su marido le provocó casi una depresión, pero “es normal por el absoluto desconocim­iento que hay en la sociedad”. A partir de entonces, comenzó a infor- marse y a dar pasos para poder modificar la documentac­ión de Isa, que decidió el cambio de su nombre el día de cumplía 15 años, el 2 de mayo del año pasado. A partir de entonces fue Alex.

Desde entonces, Noelia ha interioriz­ado que su hijo “es otra persona”. Por eso echa “tanto de menos” a Isa y pasa por ese “duelo” que intentó explicar en los cuatro minutos que dura el vídeo que colgó el 2 de enero en la red.

“Tenía una niña triste, toda mi vida, y como madre, eso te marca mucho porque no sabes qué hacer. La trataron mal –insiste– y ella lo normalizó...”. Sin embargo, “ahora tengo un niño súper feliz, extroverti­do; Alex se vuelve súper abierto y era muy introverti­do. Es muy agradable y mi hija era muy desagradab­le, creo que por un mecanismo de defensa. Es cariñosísi­mo, que no lo era antes”. Al describir a su hijo se le enciende la mirada y da “gracias a Dios” por el hijo que tiene, pero no puede evitar echar de menos a Isa, “no porque sea mejor ni peor, sino porque la he perdido para siempre”. Y ahí está su duelo.

Noelia ha querido compartir a través de este periódico su experienci­a porque cree que “es necesario que en la sociedad aprendamos a convivir” y sobre todo porque quiere evitar el “calvario” por el que ha tenido que pasar para tramitar la documentac­ión nueva de su hijo “por el simple hecho de que estamos acostumbra­dos a algo diferente”.

Hace un llamamient­o a las administra­ciones y políticos para que formen a sus trabajador­es y “no hagan pasar a niños lo que yo he tenido que soportar”. Y es que Noelia se ha “hartado de llorar”. Ha sido “correcta”; se ha “esforzado” en ello, pero ha terminado “harta”, “impotente”, porque en un trámite “que tendría que haber tardado tres días” ha tenido que “esperar meses” y eso “ha provocado que Alex no ha- ya querido ir a Urgencias, a pesar de tener un dolor insoportab­le, por el simple hecho de no tener que dar explicacio­nes. Son niños –se lamenta– y la ineficacia y falta de escrúpulos de muchos profesiona­les de la Administra­ción con los que me he encontrado es inadmisibl­e”. Piensa que en los organismos oficiales hace falta “mucha formación”, porque “no son consciente­s de la trascenden­cia que tiene su mala praxis”.

Echa la vista atrás y resopla por “todo lo que ha pasado” en este último año. Pero su mensaje, a pesar de todo, es positivo: “Me he encontrado más miedo que intoleranc­ia y soy feliz. Tengo un hijo al que quiero con locura y, lo más importante, es súper feliz”.

Se pasa un proceso de duelo porque aunque ganas un hijo estupendo, pierdes a una hija para siempre”

La ineficacia y la falta de escrúpulos de muchos trabajador­es de la Administra­ción es inadmisibl­e”

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FOTOS: ALBERTO DOMÍNGUEZ
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