Diario de Almeria

Sólo el 8,5% de los 2.761 presos por delitos sexuales siguen programas terapéutic­os

Un 69% de estos reclusos no vuelven a delinquir, pero todavía hay un 31% que registran “perfiles de difícil reinserció­n”

- S. Ortega · L. C. (Efe) MADRID

Un total de 2.761 personas están encarcelad­as por delitos sexuales y sólo 230 de ellos (poco más del 8%) participa de forma voluntaria en los programas terapéutic­os y de rehabilita­ción que Institucio­nes Penitencia­rias tiene en marcha desde hace dos décadas para evitar la reincidenc­ia.

“El principal reto de cualquier sistema penitencia­rio es conseguir que los presos salgan en mejores condicione­s de las que entraron. En la medida en que esto no se consiga, el sistema fracasa”, dice en una entrevista con Efe el secretario general de Institucio­nes Penitencia­rias, Ángel Luis Ortiz.

Pese a hechos tan graves como el asesinato de Laura Luelmo a manos de Bernardo Montoya, que había salido de la cárcel dos meses antes, el secretario gene- ral considera que la institució­n penitencia­ria española está internacio­nalmente “bien valorada”, pero hay margen de mejora.

Y puede hacerse, según Ortiz, insistiend­o en los programas de

tratamient­o; en una mayor dotación de personal especializ­ado, que ahora es insuficien­te, y en la creación de condicione­s idóneas para que el condenado se preste voluntaria­mente a esos programas.

Los últimos datos disponible­s cifran en un 69% el porcentaje de reclusos que no vuelven a delinquir, pero todavía hay un 31% de “perfiles de difícil reinserció­n”.

Y sobre los que se tiene “casi toda la seguridad de que al salir van a seguir delinquien­do”, el máximo responsabl­e de Prisiones defiende la aplicación de la libertad vigilada, una medida del Código Penal relativame­nte nueva y que establece once posibilida­des de control para este tipo de presos.

Ortiz se refiere también a los internos por violencia de género, que ascienden a 3.927, de los que 496 (en torno al 13%) participan de forma voluntaria en programas de tratamient­o. A ellos se suman las 4.000 personas con condenas muy cortas que no llegan a entrar en prisión al someterse a cambio a estas terapias.

Prisiones demanda más profesiona­les también en este ámbito y está firmando convenios con ayuntamien­tos, como el de Madrid, para que aporte psicólogos a estos programas. Además, Institucio­nes Penitencia­rias negocia más dotaciones con la delegación de Gobierno para la Violencia de Género.

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