Por un pelo
En un partido de brega y poco juego para terminar la primera vuelta, a la UDA le falla la puntería en los metros finales
Las notas del Almería han mejora notablemente con respecto a las últimas temporadas. En el úl- timo lustro, los rojiblancos llegaban al final de la primera vuelta con un cate que no había padre que perdonase. A diferencia de en aquellos cursos, en éste se ha aplicado y se ha curado en salud para evitar más suspensos. Es difícil pasar de un insuficiente a un ocho y medio, tiene mérito este cambio radical, que le va a permitir vivir con mucha más tranquilidad que de costumbre la segunda vuelta del campeonato, pero también tiene la opción de optar la sobresaliente.
Precisamente ese nueve y pico es lo que buscaba el equipo de Fran Fernández en Alcorcón. Le han faltado unas décimas en la última pregunta del examen, unos simples conceptos erróneos han separado a los rojiblancos del diez, ese diez que suponía ponerse a tiro de los puestos de privilegio de la tabla. El mal comienzo liguero, los minutos iniciales de despiste en algunos partidos, ocasiones claras desperdiciadas, como ocurrió ayer, que no debe fallar un equipo puntero o ese salto de calidad que siempre marca el corte de los seis primeros de la tabla. Es el único debe de la plantilla en esta primera vuelta que se puede suplir con ambición de cara a la segunda para alcanzar el nuevo objetivo que el equipo, a base de compro- miso y correr más que nadie, se ha querido marcar. El ascenso motiva mucha y el Almería tiene por delante todavía veintún partido, sesenta y tres puntos, primero para repasarse la lección de la salvación y luego para empollarse como se debe la de la zona de ascenso.
Con el bolígrafo rebosante de tinta, la memoria descansada, el cuerpo relajado y en el pupitre adecuado, el Almería afrontaba el duro test de Alcorcón. En Santo Domingo siempre hay duros examinadores y los rojiblancos lo sabían. Por eso, iban lo más preparados posible. Pero ni siquiera habían puesto el nombre en el encabezado del papel cuando surgió el primer susto. A los 30 segundos una pérdida en la frontal del área acaba a la espalda de la defensa para que Pereira encarase a René. Ahí apareció el gato gaditano, atento como el que más, que se lanzó con rapidez a los pies del atacante local para evitar que cayese el primero. No hay manera de que los comienzos no se le atraganten a los rojiblancos, por fortuna el error del delantero sirvió para que los de FF se dieran cuenta de que en Alcorcón no hay que bajar la defensa ni un segundo.
La lectura de las preguntas puso un tanto nervioso al equipo al-
meriense. No conseguía hacer su juego, el terreno de juego, seco y duro, no favorecía las transiciones rápidas que tanto le gusta buscar al Almería. Tocaba ordenar las ideas para comenzar a responder, el equipo alfarero había cogido la delantera y se aproximaba mucho al área de René, pero sin llegar a crear peligro realmente.
Poco a poco, el Almería se fue serenando. Se dio cuenta de que no era día para f lorituras, había que meter mucho la pierna en el centro del campo y tratar de ser mejor en el juego directo que proponían los de Parralo. Las primeras preguntas se las sabía y los pupilos de FF se fueron viniendo arriba. Y sólo con eso, le encontró las cosquillas al rival. Un par de robos muy buenos significaron las primeras aproximaciones, hasta que rozando el descanso, la parroquia local vio que los rojiblancos iban en serio.
Centímetros y un poco de puntería evitaron que el Almería se adelantara. Primero fue Corpas, al que le faltó velocidad en la definición para superar la salida a la desesperada de Dani Jiménez. La jugada no terminó, el balón cayó a los pies de Álvaro, que sí superó al meta local con una suave picada, pero el efecto del toque fue modificando la trayecto-
ria del cuero, que se fue alejando de la línea de gol, sin que Romera pudiera remacharla en el último instante.
Una lástima, pero los almerienses ya iban por la quinta pregunta y tenían la impresión de que estaban respondiendo como debían. La sexta, la que marca la transición del aprobado hacia la buena nota, quitó un tiempo de oro al alumno indálico. El descanso llenó de oxígeno los pulmones de los locales, que volvieron a empujar con fuerza al Almería hacia su área. Es cierto que Romera tuvo la más clara tras la reanudación, pero eran momentos de juntar líneas y aguantar las acometi-
das amarillas. Ahí salió a relucir la buena pareja que forman Salvejich e Ibiza. Ninguno de los dos tembló cuando el Alcorcón comenzó a colgar balones, sobre todo con el temible Sandaza ya en juego. El argentino y el exvillarrealense fueron un frontón, transmitieron una sensación de seguridad que contagió al resto del equipo. Así, ya prácticamente con el siete asegurado, FF lanzó a los suyos a por el notable alto y quién sabe si el sobresaliente.
Trago de agua, unos segundos para frotarse los ojos, algo secos de la concentración ante el papel, y el BIC azul que se situaba encima del octavo epígrafe. Narváez, ese
jugador que necesita enchufado el Almería de forma imperiosa para la segunda vuelta si quiere coger con fuerza los puestos a los que todavía no llega, cogió el balón y se fabricó su jugada habitual de cada domingo. Arrancada desde la izquierda, chut durísimo y Jiménez que despeja como puede. Faltaban tres minutos y el rechace le cayó a Rioja con toda la portería para él. Era la última pregunta, tipo test: si la acertaba, diez; si la fallaba, restaba. El sobresaliente se esfumó por ese punto de talento, a veces enfrentado con el sacrificio y el desgaste, que le falta al Almería. Notable alto que está más cerca de la matrícula que del suspenso.