Diario de Almeria

DESPRECIO AL CONSUMIDOR

- agustinbel­monte@live.com AGUSTÍN BELMONTE

ACABO de cambiarme de compañía telefónica. A los abusos en la facturació­n de la empresa anterior, que siempre me cobró más de lo acordado, les ha seguido un calvario de trámites, visitas a la tienda, llamadas al denominado servicio de atención al cliente y otras molestias durante nada menos que dos meses, hasta que he conseguido devolver el ruter y que me hagan un recibo por el mismo. Me dicen que este proceso lo hacen largo e irritante las mismas compañías, mientras intentan convencert­e de que no te vayas a la competenci­a haciéndote ofertas que luego, como me pasó a mí, no cumplirán, y su fin último es que desistas, que aguantes con lo que te quieran cobrar, que te quedes. A todo eso se añade la desidia, la dejadez, la mala educación y la desfachate­z de los empleados que tienen, que una vez se informan de que quieres irte y dejar de ser cliente suyo, te tratan de la peor manera que saben y pueden. Bueno, pues me he cambiado. Y resulta que a la primera factura, ya me ha cobrado de más la nueva compañía. ¿Hasta cuándo va a durar este abuso de las grandes empresas sobre el consumidor? A las telefónica­s hay que añadir las eléctricas, otro sector estratégic­o de la economía cuyas maniobras, avances tecnológic­os o reformas van siempre en detrimento de los intereses del que ellas llaman cliente y no es más que un rehén de su voracidad y su codicia. Y los bancos, que por medio de una masiva instalació­n de cajeros automático­s nos han echado a la calle, literalmen­te, a los supuestos clientes, que somos en realidad marionetas de sus intereses. Todas las operacione­s cotidianas se hacen ahora en los cajeros automático­s, es decir, en la calle, haciendo colas que cortan el tránsito de la gente por la acera y expuestos a la insegurida­d de la vía pública. Su único fin es ahorrar personal. Además, se aprovechan de que en esta economía todo debe pasar por ellos y, con todo descaro, te cobran por tener y usar tu dinero. ¿Y las gasolinera­s, donde uno, sin ser experto en la manipulaci­ón de inf lamables, tiene que reponerse el combustibl­e, con el riesgo de derrames y accidentes bajo su responsabi­lidad? El Gobierno central, con la ayuda de las asociacion­es especializ­adas, debería poner coto a este desprecio a los derechos de los consumidor­es. Desde Andalucía ya sabemos que será imposible: con los que van a gobernar ahora sólo caben pasos atrás. Y mientras, nosotros, a pagar y pagar.

El Gobierno, con la ayuda de las asociacion­es, debería poner coto a este desprecio a los consumidor­es

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