Diario de Almeria

Una de las pocas estrellas de la campaña

La ministra de Hacienda será una de los puntales de Sánchez para el 28-A tras adquirir mucha relevancia en el debate de los Presupuest­os

- J. M. Marqués Perales

El Gobierno bonito apenas ha dado ministros brillantes. Algunos dimitieron de modo casi instantáne­o; otros, como la de Justicia, pasaron a una zona de sombra que se parece más a una de hibernació­n, y otros lo fueron siempre, como Borrell o Grande-Marlaska. Carmen Calvo ha ejercido en lo que ya es una tradición en los gobiernos españoles: de vicepresid­enta, carga y escudera del presidente, aunque su intervenci­ón a causa del “relator” sacó a la luz la pesada locuacidad de la ex consejera y ex ministra de Cultura.

Cuando estaba todo perdido, cuando la legislatur­a estaba acabada y había fracasado el intento de diálogo con los separatist­as catalanes, la andaluza María Jesús Montero, tan discreta en la política como suelta cuando habla, le dio la alegría a los socialista­s. Un grupo de Whatsapp en el que hay más de cien diputados y ex diputados del PSOE se encendió entre el martes el miércoles con el discurso de Montero y la respuesta que le dio a Pablo Casado y a Albert Rivera. Casi la sacan en hombros por la cancela de la Carrera de San Jerónimo.

Nunca un ministro de Hacienda salió tan bien de una sesión donde se le devuelve el Presupuest­o, que es lo peor que puede pasarle. “Ningún ministro sale reforzado cuando no saca un Presupuest­o pero, dentro de lo malo, está contenta con este debate franco, lo que le ocurre es que no está ni abajo ni arriba, no tiene las ataduras que mucha gente tiene en política, es más libre”, explica uno de sus colaborado­res.

Montero será uno de los referentes de la campaña de las próximas elecciones generales. Posiblemen­te, sea ella quien encabece la lista al Congreso por Sevilla. Ha sido la que mejor ha fijado el relato de su partido frente a los bloqueador­es: los independen­tistas catalanes y el PP y Ciudadanos.

Cuando Pedro Sánchez fichó a María Jesús Montero como ministra de Hacienda –era consejera de Susana Díaz–, le hizo el más difícil de los encargos, que intentase pactar el proyecto de Presupuest­os de 2019 con Podemos, PNV y los independen­tistas catalanes. Carmen Calvo se iba a encargar de la parte más política de la alianza, pero Montero tenía que ponerle los números.

Aún hubo un encargo más feo: defender en el Senado el proyecto de Presupuest­os que le dejó su antecesor, Cristóbal Montoro, con quien Montero se llevaba bastante bien a fuerza de negociar las cuentas andaluzas. Eso sí que fue un trance: “Me parece muy importante trasladarl­e a la Cámara que éstas no son las cuentas del Partido Socialista. Pero por otra parte trasladar que queremos caminar sobre estas Cuentas porque nuestra mirada está ya en la construcci­ón de los Presupuest­os de 2019”.

Montero no tuvo problemas en la negociació­n, con Podemos se entiende bien. Aunque fue fichada por Francisco Vallejo en 2002 como viceconsej­era de Salud, no fue hasta el Gobierno de José Antonio Griñán cuando se hizo militante. Lo suyo era más rojo, en las inmediacio­nes de la Izquierda Unida más alternativ­a, con raíces en el cristianis­mo de base. En Andalucía ya había negociado cinco presupuest­os, con IU y con Ciudadanos, que le arrancó una de sus pequeñas derrotas: la casi eliminació­n del impuesto de las herencias.

Nacida en Sevilla en 1966, es hija de un matrimonio de profesores que han sido muy conocidos en Triana. Su madre, Conchita Cuadrado, es una de las profesoras históricas del colegio José María Izquierdo. Con su vida personal, Montero ha sido tan prudente como en sus opiniones de partido. Tiene dos hijas y ha estado casada con Rafael Ibáñez, un conocido abogado, que lo fue de Comisio- nes. Así consta en sus últimas declaracio­nes del IRPF entregadas en el Parlamento andaluz.

A pesar del encargo del Presupuest­o, Pedro Sánchez llevaba desde el verano con la idea de convocar las elecciones en abril, y así se lo explicó a Susana Díaz por si cabía convocar los dos comicios a la vez. La entonces presidenta de la Junta no quiso mezclar la campaña con los asuntos nacionales, algo que no pudo conjurar a pesar de apartarse de Sánchez.

María Jesús Montero apoyó a Susana Díaz en las primarias contra Pedro Sánchez, pero nunca fue una de las más susanistas del Gobierno. Tampoco lo contrario. Fueron Carmen Calvo y Alfonso Rodríguez Gómez de Celis los que le pidieron que colaborase con el nuevo secretario general en un grupo sobre organizaci­ón territoria­l y financiaci­ón autonómica que ser creó en torno a Manu Escudero. Aunque aceptó, siempre envió a su viceconsej­era.

Montero ha sabido mantenerse atrás en la pugna entre Susana Díaz y Pedro Sánchez, quizás con una excesiva cautela para no ser señalada como una de las posibles sucesoras. Ahora, con la Junta perdida para el PSOE, vuelve a hablarse de ella, hay quien opina que sería la mejor candidata para las próximas elecciones andaluzas. Y quien la ve como secretaria general del partido, aunque la organizaci­ón nunca la ha considerad­o una de los suyos.

Fue fichada en 2002, pero no se afilió al PSOE hasta entrar en el Gobierno de Griñán

 ?? JUAN CARLOS MUÑOZ ?? María Jesús Montero, durante el mitin de presentaci­ón de Juan Espadas como candidato a la reelección ayer en Sevilla.
JUAN CARLOS MUÑOZ María Jesús Montero, durante el mitin de presentaci­ón de Juan Espadas como candidato a la reelección ayer en Sevilla.

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