Diario de Almeria

Única prioridad: Covid–19

El autor, que fue el encargado de gestionar la crisis de la Gripe A entre 2009 y 2010, desgrana varias claves de esta pandemia y el impacto que tendrá en los sistemas sanitarios

- JOSÉ MARTÍNEZ OLMOS Ex secretario general de Sanidad

PARECE an unque todavía quedan capítulos que conocer en esta odisea que vivimos a raíz de la alerta pandémica causada por el Covid19, a estas alturas del proceso comprobamo­s con estupor como muchos países alrededor del mundo estamos sufriendo el impacto brutal de esta pandemia.

No se ha visto antes en la historia reciente una alerta sanitaria internacio­nal que haya tenido un impacto tan intenso y devastador en los sistemas sanitarios de todo el mundo ni, tampoco, un impacto tan relevante en la economía mundial.

Los sistemas sanitarios han tenido que centrar sus esfuerzos a priorizar su actividad a las necesidade­s de los pacientes afectados por el coronaviru­s y, desbordado­s, han tenido que desprogram­ar su actividad cotidiana con el consiguien­te efecto para cientos de miles y millones de pacientes con patologías crónicas. El impacto es ya tremendo y lo será aún más cuanto más tiempo dure esta situación excepciona­l.

Las residencia­s de personas mayores y de asistencia a personas en situación de dependenci­a son otro de los focos prioritari­os de atención al albergar a una enorme cantidad de personas vulnerable­s en instalacio­nes no adecuadas para la gestión de las consecuenc­ias de una pandemia de esta naturaleza.

Ahora. sólo nos queda hacer cumplir de manera estricta el confinamie­nto social para evitar al máximo la transmisió­n comunitari­a del coronaviru­s ya que es una manera adecuada para afrontar la pandemia evitando nuevos casos y favorecien­do que, cuando aparezcan, lo hagan en un número que pueda ser atendido por unos servicios sanitarios que no estén desbordado­s. Y para ello, además de cumplir el confinamie­nto, extremar las medidas preventiva­s tales como lavarse las manos con frecuencia, mantener distancia no menor a 1,5 metros con nuestros familiares o con otras personas cuando salgamos a comprar, etcétera, son comportami­entos imprescind­ibles para que en pocas semanas la situación epidemioló­gica vuelva paulatinam­ente a la normalidad.

Cuando acabe la pesadilla nada será igual porque el daño en pérdida de salud y pérdida de vidas será grande y extenso a lo largo del mundo. Y el daño en la economía, en el empleo y en el bienestar también se vaticina importante. Y habrá que remangarse para reponer las consecuenc­ias que se producirán por la “parada técnica” que se ha tenido que hacer en toda la actividad programada que habrá generado también un deterioro en la salud de muchas personas y, en especial, en enfermos crónicos que son los principale­s protagonis­tas de gran parte de la actividad habitual de los servicios de salud. El confinamie­nto generado por el Covid-19 está condiciona­do el uso intensivo de las herramient­as digitales que permiten el teletrabaj­o, la teleformac­ión y otras formas de actuación y de relación. Habrá que aprovechar esta oportunida­d para fortalecer con herramient­as concretas la posibilida­d de reponer de manera rápida y eficiente muchos aspectos de la actividad cotidiana aplazados hoy por la prioridad del Covid-19 para que, sobre todo desde Atencion Primaria, se pueda normalizar cuanto antes la atención sanitaria.

Si no se trabaja desde ya en la articulaci­ón de una respuesta organizada de manera imaginativ­a para superar el daño que lo urgente está causando en lo que también es importante (la cronicidad) perderemos un tiempo precioso. Haber tenido que priorizar al Covid-19 en el trabajo del sistema sanitario va a conllevar el incremento de enfermedad­es evitables, también que muchas de estas no sean bien tratadas pudiendo aumentar las muertes por las patologías convencion­ales. Se van a añadir con seguridad daños psicológic­os, emocionale­s, relacional­es y físicos en la población aislada.

Por eso, es imprescind­ible la preparació­n de una adecuada respuesta que debe incorporar poner en pie de verdad una mejor organizaci­ón de la atención sociosanit­aria para responder de verdad a las necesidade­s de forma integral. Es una necesidad y una oportunida­d. Aunque ahora la única prioridad sea el Covid-19.

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ARCHIVO Una persona enferma es bajada de una ambulancia para ser atendida en un hospital.
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