El infierno nunca había sido un lugar tan divertido
Doom Eternal nos devuelve a los orígenes de la saga allá por los años 90 en una coreografía de acción, muerte y destrucción inigualable
DOOM ETERNAL
Género: Acción Lanzamiento: 20 marzo
Desarrolladora: iD Software / Bethesda
Plataformas: PC, XOne, PS4 y Switch
Textos y voces: Español Precio: 60€
CUATRO años es demasiado tiempo. El reboot de la saga Doom en 2016 nos dejó con tantas ganas de más, que desde que iD Software anunció el desarrollo años después de una nueva entrega, los días para volver al infierno han sido también un infierno. Pero Doom Eternal ya está aquí y la espera, hacedme caso, ha merecido mucho la pena.
Si afirmamos que es el rey de los shooter, el padre legítimo de un género que lleva el ADN de iD Software, nos quedamos cortos. Doom Eternal nos devuelve a aquellos que ya pintamos canas (e incluso calva) a nuestra adolescencia en la década de los 90, cuando disparar y sobrevivir era el único objetivo con nuestro primer Pentium de Intel. Ya lo predijo en enero el director de iD Software, Marty Stratton, cuando afirmó que “es lo mejor que hemos hecho nunca”. Y ahora, con el título ya instalado en el PC y con el regusto aún caliente de haberlo devorado, su afirmación coge aún más peso y verosimilitud.
Doom Eternal nos devuelve a la piel de nuestro marine favorito, ese testarudo y nervios de acero Doom Slayer. Los demonios han invadido la Tierra y toca volver a sacar a paseo un variado y potente arsenal de armas (un total de nueve) para arrasar el infierno y descubrir nuestros orígenes y la razón de nuestra eterna misión de destrucción.
Un argumento peregrino y algo descafeinado que sirve de hilo conductor para alcanzar la excelencia del bailarín ruso Rudolf Nuréyev. Porque sí marines, este juego va de aprender a bailar, saltar, no dejar de mover el esqueleto en una danza de guerra mortal en la que un mal paso te puede llevar a morder el polvo. Y te aseguro que morirás mucho hasta que aprendas esa coreografía de muerte y destrucción que te hará disfrutar de cada uno de los retos que plantea el juego con decenas de demonios a tu alrededor.
Olvídate de recargar, del sigilo, de la pausa. Son mecánicas incorrectas y no contempladas aquí. Doom Eternal te empuja directamente al ring, al contacto directo con esas bestias del averno (hay cerca de una treintena de monstruos y demonios diferentes). Y qué mejor compañera de baile que tu inseparable motosierra con la que realizar ejecuciones para conseguir munición y tus letales puños para rematar a los enemigos cuando están debilitados para conseguir vida. Una mecánica de supervivencia a la que se suma un lanzallamas incorporado con el que conseguir armadura de los demonios mientras arden.
Y todo encaja porque todo precisa de una sincronización. Salta y salta, esquiva y dispara. Remata, recupera vida y vuelta a disparar hasta tener a la maldita gárgola cerca para rebanarla y conseguir munición y vuelta a empezar. Un bucle armónico que, como los buenos juegos, es fácil de aprender pero difícil de dominar. Y cuando menos te lo esperes, tu danza habrá alcanzado la perfección y el mismísimo Nuréyev descenderá de los cielos para aplaudir tu maestría en ese infierno abrasador que te ha tocado limpiar en primera persona.
Y para esta ocasión, los chicos de iD Software han incluido novedades con las que mejorar un juego que ya de por sí es la esencia de la esencia de los shooter. Ahora podremos escalar paredes y disfrutar de zonas de plataformeo con las que oxigenar cada multitudinario enfrentamiento y potenciar así también la rejugabilidad al añadir multitud de coleccionables y pruebas con las que mejorar nuestras habilidades y armamento y como buenos amantes del loot ya os adelanto que la progresión es deliciosamente adictiva. Una fórmula magistral con las que incentivar la rejugablidad en un título cuya historia nos llevará alrededor de unas 20 horas acabar dependiendo de tu capacidad para aprenderte esos diabólicos pasos.
Mención especial para su apartado gráfico, que sin ser lo más puntero del panorama actual, presenta unos modelados muy realistas y un diseño de niveles muy variopintos y, aunque muy “pasilleros”, también muy dados a la exploración.
La banda sonora, metalera y diabólica como es santo y seña de la saga, vuelve a ser obra del galardonado Mick Gordon y ya desde el propio menú del juego nos cautiva con su maestría compositora.
Lo único negativo es que queremos más. Y para los insaciables iD Software nos regala el modo multijugador Battlemode. Tres jugadores en un escenario. Uno será Doom Slayer y los otros poderosos demonios con capacidad para invocar a otros. La bacanal está servida.
Doom Eternal es todo lo que esperábamos y mucho más. No reinventa pero sí evoluciona. Y eso es mucho. El rey ha vuelto y es eterno.