Contención o rebote
Expertos estudian cómo rebajar las medidas de distanciamiento social después de alcanzar el pico de casos para no desembocar en una nueva escalada
Todo lo que sube tiene que bajar. La pregunta que se hacen expertos y gestores de lo público es cómo se ahormará ese intuitivo axioma de la física elemental a la evolución epidemiológica de la Covid-19. De la respuesta a esta pregunta dependerá el modo en que los gobiernos acometan las decisiones en las próximas semanas. Entre ellas, cuándo y cómo relajar las medidas de distanciamiento social que España mantiene desde el pasado día 14, día en que se decretó el estado de alarma.
Del virus SARS-CoV-2 se desconoce casi todo. Siendo como es un coronavirus de nueva propagación humana, son más abundantes las preguntas que las respuestas. Y en ello están los investigadores, quienes se toman la precaución en sus publicaciones de dejar claras las limitaciones de sus trabajos. El modus operandi del flamante virus está marcado por la incerteza.
Muchos científicos están acudiendo a China, el lugar de los hechos. Su condición de foco matriz de la pandemia lo hace el laboratorio propicio para intentar adivinar, pasado un tiempo de recolección y análisis de datos, la forma en que quedarán dibujadas en lo venidero las curvas del contagio.
Por eso ha estado en Wuhan, caldo de cultivo de la enfermedad, un equipo de investigadores de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, que apuesta por el mantenimiento de las medidas de contención durante más tiempo, al menos en Wuhan.
Habrá que asumir un probable enclaustramiento prolongado. Por el momento, el Congreso de los Diputados ha aprobado una prórroga del estado de alarma, pero no son pocos los que piensan que el confinamiento habrá de extenderse más allá. Y aunque para entonces las cifras de contagios, ingresados y muertos estén cayendo, los ciudadanos deben estar listos para medidas excepcionales de distanciamiento duraderas. También después del famoso pico. Todo sea por el sostenimiento de un sistema sanitario sin colapsos.
A esta sugerencia de cautela ayudan análisis como el elaborado por el equipo de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres liderado por Kiesha Prem y publicado hace días en The Lancet Public Health.
Se trata de un estudio que mide mediante complejos modelos matemáticos los efectos de ampliar o relajar las medidas de contención en Wuhan. Los cálculos indican que una repentina retirada de las medidas de distanciamiento puede conducir a un prematuro y significativo pico secundario.
Estos investigadores sugieren que si las medidas de contención se abandonan un mes más tarde del ahora fijado, el rebote se produciría dos meses más tarde, un tiempo útil para impedir la saturación de los recursos sanitarios en el territorio chino.
Trasladado a España, con sus matices, el médico de familia y experto en salud pública Javier Padilla explica que, en efecto, será capital que la retirada de medidas sea gradual. De eso dependerá que haya o no un segundo brote en los meses próximos, aunque también de otros factores ahora inciertos.
“Son aspectos que no conocemos bien, como el efecto de la temperatura; cuando se vayan retirando las medidas de distanciamiento seguramente haga más calor, que habrá que ver cómo le afecta al virus. Habrá que comprobar efecto de la inmunidad de quienes ya han pasado el virus”, dice Padilla.
El Ministerio de Sanidad está trabajando en una estrategia para la retirada de las medidas de contención. Hacer una gradual retirada de las acciones de contención es lo que permitirá que no haya un significativo segundo pico en el dibujo de la curva de los próximos meses.
En primer lugar, señala Padilla, lo “lógico” sería que las actuaciones para evitar aglomeraciones de personas en grandes lugares se mantuvieran por un tiempo. Los primeros pasos, además, consistirán en explorar una progresiva apertura de los comercios y probar con la relajación de las medidas en el ámbito educativo. “Ésa será una de las cosas que más polémica genere”, avanza Padilla.
Una vez que bajen los contagios comunitarios –los que se dan de persona a persona dentro de una familia, vecindario o barrio– y que vaya relajándose el confinamiento tendrán que vigilarse los contagios foráneos, que son los que están registrándose ahora en China. Para Padilla, lo conveniente es que haya estrictos controles en las fronteras. “Ahora no nos puede pillar de improviso”, destaca Padilla.
Para este médico formado en el Servicio Andaluz de Salud será necesario la activación de un plan que permita la vigilancia de nuevos casos, seguimiento, control de los contactos personales y el establecimiento de cuarentenas puntuales. Para entonces, claro está, hará falta un sistema ágil de pruebas de detección que por ahora no parece existir.