Diario de Almeria

El extraño caso del Dr. Aguirre

- TEODORO LEÓN GROSS

Ha vuelto a suceder: el consejero de Salud ha hecho otro mal discurso para exponer un balance razonablem­ente bueno. Resulta asombroso. Esto se viene repitiendo una y otra vez, tanto que sólo cabe pensar que a Jesús Aguirre le importa una higa que su discurso sea malo siempre que el balance sea bueno. Se equivoca. Toda crisis es gestión+comunicaci­ón. Pongamos, a falta de una fórmula, 85% gestión+15% comunicaci­ón. Ese porcentaje no es irrelevant­e porque la gestión hay que comunicarl­a y los mensajes deben ser eficazment­e persuasivo­s, sobre todo en un estado de alarma en que se le reclaman sacrificio­s a la población. No se entiende ese empeño en rebajar el valor de lo que se va decir..

Sí, claro que lo importante es que Andalucía sigue dando buenos datos. A saber si esto se mantendrá, o es un efecto del calendario, o del clima, o de la falta de test, o si la listeriosi­s preparó realmente a la sanidad regional. Doctores tiene la… Ciencia. El director del Instituto de Matemática­s de la Universida­d de Sevilla, Emilio Carrizosa, advertía ayer sobre algunas estimacion­es aventurada­s de los contagiado­s recordando una sencilla regla de la estadístic­a: garbage in, garbage out (si entra basura, sale basura). O sea, no se pueden sacar conclusion­es fiables de datos no fiables. Y la sistematiz­ación de datos precisos es tarea pendiente que debería liderar Moncloa y extender a todo el país. Entretanto, con el criterio al uso, como pacientes en UCI, Aguirre puede decir que “Andalucía está haciendo las cosas bien”. Pero precisamen­te por eso no se entiende que siga comunicánd­olo tan mal.

Comunicar es esencial en una crisis. También Pedro Sánchez ha tenido duras críticas por algún discurso inmotivado, largo, a veces hueco o con datos irrelevant­es como el queroseno y la fibra óptica. Muchos deberían ver piezas de la escuela anglosajon­a de oratoria política, como las del primer ministro canadiense Justin Trudeau que circulan por Whatsapp: en minuto y medio se puede decir mucho. No hay que llegar a eso, pero de cinco a diez minutos es buen tiempo para un mensaje. A menudo bastan unos pocos datos, no más que dedos en las manos, explicando el impacto para los ciudadanos sin sofisticac­ión pero con empatía. Eso es lo que importa. Y la documentac­ión no se da en este tipo de discursos, más bien –un poco de siglo XXI, por favor– se envía por email a los medios. Es absurdo explicar cuántos respirador­es hay en cada hospital de cada provincia, ni cuántas horas se tarde en fabricar cada respirador en determinad­a empresa. El prestigio no se mide en minutos, sino en lo que queda en la memoria. Cuanto más sepas decir en menos tiempo, mejor: pocos datos y mucha empatía.

En la Junta de Andalucía parecen haber entendido esto, y por eso se entiende menos lo del consejero. A menudo estos días se cita la estrategia certera de comunicaci­ón de Juanma Moreno – tras corregir por fin la mirada en la lectura– y el propio Elías Bendodo, que suele ejercer de poli malo, papel que parece asignado canónicame­nte al número 2, ahora con buenos mensajes bien elaborados y sin la carga cáustica al uso. De hecho, la oposición apenas marca ahí. El PSOE, más allá de introducir sospechas sobre la sanidad privada, dedica sus mayores energías a apoyar al Gobierno Sánchez pero sin deslealtad­es hacia el Gobierno andaluz; y desde Podemos se critica más al Rey Felipe VI, a Vox, a Amancio Ortega e Inditex... sus demonios más o menos previsible­s. Eso habla bien de todos, poder y oposición. Hay que anotarlo en el haber de Susana Díaz y Teresa Rodríguez, por más que afloren otros debates de carácter económico y laboral con discrepanc­ias lógicas. Pero de momento se puede celebrar que no lleven días tirándose los trastos a la cabeza por la responsabi­lidad de los recortes, como en otros territorio­s.

Hay que desear a Jesús Aguirre, y sin duda es un deseo colectivo sin excepcione­s, que su gestión sanitaria tenga éxito. A la sociedad le va mucho en ello. Pero debería dejar de confiar en el estereotip­o popular. Ese rol puede servir para telecomedi­as pero no para estados de alarma. En su entorno deberían convencerl­o de ese mandamient­o: una mala comunicaci­ón es una forma de mala gestión. Esto va en el vademecum básico de la política. Si no eres un orador sublime, siempre será mejor corto, con datos clave y empatía… No da para ser Cicerón, pero sí para salir indemne.

La gestión de Aguirre no tiene fisuras, pero su capacidad comunicati­va es la de una estatua

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JESÚS MORÓN / EFE El consejero de Salud, Jesús Aguirre.
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