El sector del taxi, una desinfección tras cada carrera
“Hacemos viajes principalmente para llevar personas al médico, la farmacia o a la compra”, dicen
El cese general de la actividad económica decretado este domingo por el Gobierno es más un enunciado que una realidad. Por dos motivos: buena parte de los sectores ya han parado durante estas dos semanas de confinamiento, caso de toda la hostelería y el comercio minorista, por lo que el margen era estrecho. España ya estaba casi hibernada. Y, segundo, el anexo del decreto con las excepciones es muy abultado, seguirá funcionando todo lo relacionado con la alimentación, incluida la comida a domicilio; el transporte, los asesoramientos a empresas y trabajadores, los quioscos de prensa y hasta aquellas fábricas, como las de Airbus, dedicadas a la industria espacial, aeronáutica y de defensa.
Es como si el decreto se hubiese elaborado para dormir a un sector en concreto: el de la construcción. Las obras, tanto públicas como privadas, sí tendrán que echar el cierre. El Gobierno ha cedido a las presiones que, tanto desde dentro, en especial de Unidas Podemos, como desde fuera, por parte de algunos presidentes autonómicos y sindicatos, buscaban un agravamiento del confinamiento. El presidente Pedro Sánchez se resistió hasta este sábado, cuando los datos de nuevos infectados le llevaron a decretar este permiso forzoso para muchas empresas.
El Consejo de Ministros ha aprobado este domingo el decreto que regula el permiso retribuido recuperable desde mañana lunes hasta el próximo 9 de abril. El pago de este permiso, cuyo objetivo es reducir la actividad social en España a los niveles de los fines de semana, corresponde a las empresas, que deberán llegar a acuerdos con los trabajadores para la recuperación de estos días de vacaciones forzadas. Las dos ministras que explicaron ayer el desarrollo de las medidas evidenciaron diferentes valoraciones. Mientras la portavoz y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, subrayó que este cierre parcial es una medida “creativa e inteligente”, la de Trabajo, Yolanda Díaz, riñó a quienes intenten presionar en sentido contrario.
Las horas deben recuperarse antes de la finalización de 2020. La ministra portavoz explicó que hay que mantener la esperanza ante la pandemia de coronavirus, aunque el pico más importante de personas hospitalizadas se producirá en un plazo de dos semanas. Las empresas podrán seguir presentando ERTE durante este período especial. En palabras de María Jesús Montero, se trata de “hibernar” la economía española para tratar de “resucitarla” a lo largo de los meses venideros.
“Este paso adicional que damos hoy sirve para salvar vidas”, indicó Montero en una intervención en la que estuvo acompañada por Yolanda Díaz. La titular, de Unidas Podemos, advertió de que “no aceptaremos presiones” de algunos sectores para modificar el endurecimiento de estas medidas y que prima “el interés general sobre el particular”. Mucho más dura que Montero, Díaz demostró que su postura estaba más cercana de los sindicatos, que venían pidiendo el cierre de fábricas y del sector de la construcción. En determinados momentos, el tono que ha empleado la ministra de Trabajo fue de reprimenda a quienes temen que el cese de la actividad económica provoque daños irreparables en el sector productivo del país.
La titular de Trabajo declaró, no obstante, que “hay empresas que están siendo ejemplares, no imponemos medidas, hablamos de tan sólo ocho días laborables y que sean éstas quienes lleguen a acuerdos, dejamos por eso de límite para el acuerdo hasta diciembre de 2020”.
Montero y Díaz hicieron valoraciones diferentes sobre la radicalidad de las medidas. Mientras la ministra portavoz las definió de “creativas”, Díaz apeló varias veces al “interés general” frente a unos “particulares”, que tampoco acabó de explicar.
El Gobierno decreto hace dos semanas el confinamiento general de la población y no quiso adoptar medidas restrictivas sobre la actividad económica. Quince días después lo ha hecho. ¿Por qué? Esta fue la pregunta general que los medios de comunicación plantearon a la ministra Montero. Su respuesta fue que el comité científico que ha creado el Gobierno les indicó que había una diferencia grande entre la movilidad de los días laborables y la de los fines de semana. Esto es algo que ya habían señalado algunos presidentes autonómicos, como el andaluz Juanma Moreno; el catalán Quim Torra, además del murciano, Fernando López Miras, que por su cuenta decretó un cierre total, aunque no pudo llevarlo a cabo por falta de competencias.
Las explicaciones de Montero, como las del día anterior de Pedro Sánchez, han intentado elducorar este cese general. Es como si, básicamente, se ampliasen las vacaciones de Semana Santa, aunque España y Andalucía, en particular, cuentan con sectores económicos muy potentes que cuando más trabajan y facturan es precisamente en estos días de fiesta. María Jesús Montero ha subrayado, por eso, que sólo son ocho días laborables.
La decisión del Gobierno de cerrar actividades no esenciales de la economía durante dos semanas para frenar la escalada de contagios por el coronavirus ha suscitado una fortísima reacción empresarial. La patronal nacional y las autonómicas alertan del enorme daño que puede sufrir el país con este tipo de decisiones.
La CEOE señaló en la noche del sábado que la medida anunciada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, va a generar un “enorme impacto sin precedentes” en la economía y pidió que se acompañe de otras que eviten “una destrucción masiva de tejido empresarial y del empleo de manera definitiva”.
En un comunicado, las patronales advierten de que el parón anunciado ante la pandemia del coronavirus “puede llevar a una crisis más profunda de la economía que podría llegar a ser social”.
Las empresas españolas, señalan, “no discutimos las últimas medidas sanitarias adoptadas y vamos a cumplirlas, como hasta ahora. La prioridad es la salud de las personas”.
Pero advierten de que va a ser una medida “que va a generar un enorme impacto sin precedentes en la economía española, especialmente en sectores como el industrial”. “Este parón puede llevar a una crisis más profunda de la economía que podría llegar a ser social”.
Es imprescindible, concluyen, que esta medida “vaya acompañada de otras que eviten un agravamiento de la situación ya dramática que atraviesan las empresas, entre otras pymes y autónomos españoles, y que no provoquen una destrucción masiva de tejido empresarial y del empleo de manera definitiva”.
Este comunicado fue emitido antes de conocerse el listado, que incluye muchas excepciones: en general, sectores clave para la economía andaluza como la industria manufacturera, la aeroespacial o la minería pueden seguir funcionando, ya que han sido incluidas por el Gobierno en los servicios esenciales. Airbus y su cadena de suministro y el sector minero, de gran importancia en Huelva, no pararán.
Aun así, la principal organización empresarial de la industria del metal, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales del Metal (Confemetal) expresó su “más absoluto rechazo” al decreto, una medida que, a su juicio, provocará “un deterioro del tejido económico difícil de recuperar”.
Además, estima que la paralización de las actividades productivas no esenciales, lejos de favorecer la lucha contra la crisis sanitaria, la complicará, haciendo más difícil y menos efectivo el trabajo en las actividades directamente implicadas en primera línea contra la pandemia y aquellas que les dan soporte inmediato. “La medida, que solo puede haberse tomado desde el desconocimiento del funcionamiento de una economía avanzada como la española, hará imposible mantener un nivel mínimo de actividad económica que garantice la eficiencia para enfrentarse a la crisis sanitaria”, advierte.
A las voces empresariales se sumó el Instituto de Empresa Familiar (IEF), que apoya la nota de la CEOE y “rechaza rotundamente cualquier consideración que se pueda hacer sobre inexistentes actitudes insolidarias del mundo empresarial, motivadas por injustos prejuicios”.
Sectores claves de la economía andaluza como el aeronáutico o la minería no pararán