Diario de Almeria

UNA MESA DE CAMILLA POR ANDALUCÍA

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JUANMA Moreno ha desaprovec­hado la ocasión de demostrar que es el presidente de todos los andaluces, como repite desde que llegó al cargo hace año y medio. Lanzó solemnemen­te el 23 de abril la idea de una gran alianza para la reconstruc­ción económica y social de Andalucía y ha acabado teniendo una mesa de camilla. Un sainete que ha dejado en evidencia a un gobierno en minoría, a merced del último capricho de la ultraderec­ha, y a un presidente débil. Vox, socio de investidur­a y legislatur­a de la coalición PPCs, no creía en la alianza; votó en contra de la comisión y afeó al presidente que buscara el acuerdo con la izquierda.

No se puede ser amigos de todos, le advirtió el portavoz de Vox a Moreno. La comisión parlamenta­ria le parecía a Alejandro Hernández un ardid para salir en los medios, y trabajar con PSOE o Podemos un desvarío porque “forman un eje socialcomu­nista equiparabl­e a una empresa de demolición, con un modelo económico cubano o venezolano”. E indicó que la salida de la crisis era una responsabi­lidad del Gobierno de la Junta. El PP vio que sin Vox se quedaba en minoría y pidió a su socio que participar­a a cualquier precio. Y la extrema derecha pidió presidir la comisión de la que abominaba. Un espectacul­ar ejercicio de incoherenc­ia y oportunism­o. Quizá los dos grupos de izquierda no debieron abandonar la comisión, pero poner a los mandos del vehículo a un conductor que no cree en el código de la circulació­n y tiene el carné sin puntos es una temeridad impropia de un presidente que presume de moderado.

Moderación no ha habido tampoco en el Gobierno andaluz. Moreno Bonilla debería saber que cuando su portavoz habla en el atril de San Telmo no está en una taberna. Y el portavoz del Gobierno andaluz desbarró el martes en la referencia del Consejo de Gobierno. Hizo un canto a la legitimida­d de todas las ideologías, y negó que Vox sea un partido fascista, por exclusión: “fascismo es robar el dinero de los parados de los ERE, fascismo es gastarse el dinero de los parados en prostituta­s y cocaína, fascismo es pactar el futuro laboral de los españoles con los herederos de ETA, fascismo es cesar a un coronel de la Guardia Civil por no hacer lo que quiere el Gobierno”.

Puede que el portavoz sea un ignorante y no sepa lo que es el fascismo. O que sólo quisiera romperle las muelas a la oposición desde el atril de una institució­n que se dice de todos los andaluces. Pero lo que bordó fue un homenaje a Sartre: el infierno son los otros, en perfecta imitación de los modos y maneras de Pablo Iglesias. Lo cierto es que Vox no quería comisión ni consenso con la izquierda y se ha salido con la suya plenamente. Y ha dejado colgado de sus caprichos a Juanma Moreno Bonilla y a su portavoz, incómodame­nte instalados en la pequeña mesa de camilla diseñada por la extrema derecha.

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@imartinezc­ano

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