LOS EFECTOS DE LA CRISIS EN EL EMPLEO
zada en relación a la media española en algunas de las actividades más afectadas por la crisis, como el comercio, la hostelería y la construcción, y en otras con mayor capacidad de resistencia, pero que acumulan menos empleo, como la agricultura y administraciones públicas. Por el contrario, está subespecializada en actividades con mejores perspectivas, como información y comunicaciones, actividades profesionales y algunas industrias. Como, además, Andalucía parte de una tasa de desempleo seis puntos más elevada que la española y la tasa de temporalidad es significativamente más alta, sus perspectivas laborales pueden ser algo más complicadas.
En un reciente artículo en el Boletín Económico del Banco de España sobre Transferibilidad de habilidades de los trabajadores en los sectores potencialmente afectados tras el Covid-19, se analiza la evolución de la afiliación en la Seguridad Social entre el 28 de febrero y el 30 de abril, constatando que los sectores relacionados con el turismo, la hostelería, el ocio y el comercio, son los que se han visto más afectados por las medidas adoptadas para limitar la incidencia de la pandemia. El artículo también constata la elevada participación de jóvenes, mujeres y colectivos con menos formación, escasa experiencia y contratos temporales entre los trabajadores afectados por ERTE. A diferencia de lo que ocurrió tras la crisis de 2008, cuando los excedentes laborales provenían fundamentalmente del sector de la construcción, y fueron recolocándose en la hostelería, restauración, comercio y otras actividades turísticas, ahora el empleo excedente de estas actividades en pocos casos tendrá las habilidades requeridas para las demandas de sectores potencialmente en expansión y en tareas asociadas a las tecnologías de la información y las comunicaciones, la escritura, la lectura y las habilidades numéricas, por lo que las posibilidades de empleo de los nuevos parados serán limitadas.
Por ello, es comprensible la preocupación mostrada recientemente por el Consejo Europeo al señalar que “las consecuencias socioeconómicas de la pandemia se distribuirán probablemente de forma desigual en las distintas autonomías españolas debido a sus diferentes modelos de especialización”, identificando entre ellas Andalucía, con un riesgo sustancial de que se amplíe la divergencia con la media nacional, lo que requiere “respuestas políticas específicas”.
De las consideraciones anteriores se deriva que la crisis golpea especialmente en regiones más especializado en actividades intensivas en empleo temporal y no muy exigente en cualificación ni en soportes tecnológicos complejos. Por ello, si bien un cambio radical del modelo productivo no es factible a corto plazo, si parece conveniente ir aumentando la especialización en actividades con demandas en expansión, que se soportan más en capital tecnológico y en recursos humanos de mayor cualificación. Este cambio de orientación sólo lo pueden realizar los empresarios, que son los que detectan las oportunidades del mercado, pero las Administraciones Públicas deberían no reiterar en las políticas erradas del pasado y centrar sus programas de recuperación, por una parte, en políticas de formación profesional de calidad y acordes con las necesidades de la demanda y, por otra, en políticas de apoyo a las empresas con más potencial de futuro, que serán las que podrán crear empleos estables y cualificados.
El fuerte aumento del desempleo y las limitaciones de empleabilidad en Andalucía requerirán de políticas de formación y de apoyo a las empresas bien diseñadas