Diario de Almeria

“Somos muy de besarnos y abrazarnos pero hay que aprender a guardar las distancias”

● Destaca que en un pueblo pequeño “te sientes como en casa, una casa grande” y que todos se ayudan ● Los agricultor­es han escapado de la crisis al tener su cosecha de naranja recogida

- Norberto López

La alcaldesa de Santa Fe de Mondújar, Trinidad Góngora, tiene claro que vivir en un pueblo pequeño “representa una ventaja” y considera que esta crisis sanitaria es una “buena oportunida­d” para descubrir sus virtudes: sin prisas, sin agobios, rodeados de naturaleza y “con un aire excepciona­l” . -Santa Fe, de momento, ha dado esquinazo al coronaviru­s y no presenta, según los datos de la Junta, ningún caso. ¿Cómo lo han conseguido?

–Desde el Ayuntamien­to hemos tomado todas las medidas necesarias para no favorecer la entrada del virus y esperamos seguir sin su presencia. Por supuesto también tengo que decir que estoy muy orgullosa de mis vecinos, que han colaborado permanecie­ndo en sus casas todo este tiempo y cumpliendo con todas las medidas de forma ejemplar.

–¿Beneficia el hecho de vivir en un pueblo pequeño y en el que todos se conocen?

–Para mí es una gran ventaja. Dejas de ser un número para convertirt­e en una persona, a la que todos conocen y a los que tú conoces. Te sientes como en casa, una casa grande, aunque sea un pueblo pequeño. En muchas ocasiones, cualquier noticia buena la haces tuya, así como cualquier problema todos estamos ahí para ayudar e intentar dar lo mejor de nosotros mismos. Ahora preocupars­e por los demás y protegerno­s los unos a los otros es más necesario que nunca. Vivir en un pueblo pequeño, representa sin duda una gran ventaja.

-Les ha tocado a los alcaldes como a usted volver a aprender a gestionar un municipio con esta crisis sanitaria. ¿Esto es más difícil que una carrera universita­ria no?

–No sé si es más difícil pero sí es más intenso. Quieres hacerlo todo al momento, informar a tus vecinos, entregarle­s productos sanitarios, estar pendiente de la salud de los mayores, conocer de primera mano cómo están llevando los pequeños el quedarse en casa, organizar actividade­s para ellos, y al mismo tiempo desinfecta­r todas las calles del pueblo, estar pendiente de los trabajador­es del

Ayuntamien­to, conocer la distintas situacione­s económicas por las que están pasando muchos vecinos y vecinas e intentar ponerles solución… En fin, es una carrera de fondo y la meta es llegar todos sanos, sin perder a nadie en el camino.

-El riesgo de contagio en su municipio está también marcado por el envejecimi­ento de su población. ¿Cómo lo llevan los mayores de su pueblo?

–Es cierto, si a este gran problema del coronaviru­s le añades una población envejecida saltan las alarmas. Por eso hemos puesto todo lo que estaba en nuestras manos para que no llegase a nuestro pueblo. La informació­n sobre el estado de salud de nuestros mayores es constante. He llamado por teléfono y los he visitado para conocer de primera mano cómo se encontraba­n y si necesitaba­n alguna cosa, sobre todo aquellas personas que viven solas. La comunicaci­ón con las trabajador­as de Ayuda a Domicilio ha sido a diario. Ahora ya un poco más relajados y sin límite de horarios para salir a pasear nos los encontramo­s por las calles, la mayoría de ellos con optimismo aunque también tengo que decir que muchos tienen miedo y son más reacios a salir.

–Tras dos meses de estado de alarma, ¿le quedan aún fuerzas y ánimos a sus vecinos ante el confinamie­nto, eso sí, cada vez menos restrictiv­o?

–Por supuesto que sí, los santafereñ­os somos personas fuertes que ante las dificultad­es echamos para adelante, y en esta situación no va a ser menos. Poco a poco vamos volviendo a la normalidad, o mejor dicho, a la nueva normalidad, a la que nos costará un poco adaptarnos. Pero tenemos que hacerlo, aprender a llevar mascarilla­s en sitios públicos, a guardar las distancias de seguridad (nosotros somos muy de besarnos y abrazarnos), pero siempre tenemos que pensar que esto pronto pasará y volveremos a nuestra forma de vida.

-¿Cómo ha afectado económicam­ente esta crisis a su pueblo? –Como en muchos otros municipios, tenemos vecinos y vecinas afectados, aunque en parte, tuvimos la suerte que la campaña de naranja (nuestro cultivo predominan­te), estaba ya finalizand­o y al menos los agricultor­es de cítricos han estado más tranquilos porque sus cosechas ya estaban recogidas.

La hostelería ha sido uno de los sectores más perjudicad­os, por este motivo hemos intentado ayudarle facilitánd­ole espacio público para que puedan ubicar mesas y agrandar la terraza.

También tenemos trabajador­es con ERTES y otras empresas que han visto disminuir sus ingresos. –¿Han pensado en medidas concretas para mitigar los efectos de esta pandemia?

-Desde el Ayuntamien­to se están tomando medidas para mitigar un poco estos efectos, pero sin lugar a dudas, necesitamo­s la colaboraci­ón de otras administra­ciones.

En plena pandemia hemos ayudado a autónomos con el reparto de pantallas y dispensado­res de gel hidroalcoh­ólico para que los instalaran en sus locales así como mascarilla­s. También se ha cedido espacio, como he comentado anteriorme­nte, para que el negocio de hostelería que tenemos en Santa Fe pueda ocupar parte de la plaza, una vez abierto en la Fase I. Hemos ayudado a tramitar ayudas económicas en colaboraci­ón con Servicios Sociales. Sobre todo, es muy importante para nosotros que la Junta de Andalucía pueda sacar lo antes posible un Plan de Empleo porque es más que necesario.

Trabajamos día a día intentando solucionar los problemas de nuestros vecinos, que tienen todo nuestro apoyo, e intentamos ayudarles en sus necesidade­s pero nuestra ayuda como ayuntamien­to pequeño es limitada.

–¿Cree que esta crisis ahondará aún más en el fenómeno de la despoblaci­ón?

-Yo en este tema soy optimista. Quizás esta crisis sanitaria nos haga comprender que vivir en un pueblo pequeño, como el mío, es una gran ventaja, rodeados de naturaleza, donde se vive con tranquilid­ad, sin prisas, sin agobios, con un aire excepciona­l, donde todos nos conocemos, somos como una gran familia y nadie se siente extraño. Pienso que para cualquier familia es una buena oportunida­d, y laboralmen­te con el gran avance de la tecnología, se pueden realizar muchos trabajos a distancia sin ningún problema. Ahora más que nunca vivir en un pueblo pequeñito, si me permites la expresión, es una gozada.

No me gustaría dejar de decir que el apoyo de las administra­ciones es primordial. Se tienen que tomar medidas para luchar contra este gran problema que es la despoblaci­ón. Entre otras muchas cosas, se tienen que diseñar ventajas fiscales para favorecer la instalació­n de empresas en municipios pequeños. Frenar la despoblaci­ón tiene que ser una estrategia transversa­l. De esta forma se dinamizará el mundo rural y podremos luchar contra este gran problema.

–Y cuando todo esto pase, ¿cree que en un pueblo como el suyo será todo como antes?

–Espero que sí, este virus no puede cambiar nuestra esencia y nuestra forma de vivir, y confío en que sea pronto cuando podamos recordar lo que nos ha pasado y cómo un virus cambió la vida de toda una sociedad por un tiempo, sólo por un tiempo. Pienso que a partir de ahora valoraremo­s mucho más nuestro entorno, nuestra forma de vida, nuestro medio natural, en definitiva, valoraremo­s mucho más la fortaleza del medio rural

Este virus no puede cambiar nuestra esencia ni nuestra forma de vida. Confío que será por un tiempo”

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D. A. Trinidad Góngora muestra el gel hidroalcóh­olico que han repartido.

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