Diario de Almeria

RECONSTRUC­CIÓN Y PRIVILEGIO­S TERRITORIA­LES

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COMO es habitual en la política española, los partidos nacionalis­tas han sabido sacar provecho de la actual debilidad parlamenta­ria del Gobierno de España y su necesidad de aprobar una sexta y última prórroga para culminar su plan de desescalad­a. Tanto el PNV como ERC han logrado que el presidente Sánchez se comprometa a que las administra­ciones autonómica­s del País Vasco, Navarra y Cataluña serán las encargadas de gestionar en sus territorio­s tanto el Ingreso Mínimo Vital (IMV) como los fondos de reconstruc­ción prometidos por la Unión Europea. En principio, no hay nada censurable, ya que, como hemos defendido en alguna ocasión, es normal que en un Estado descentral­izado como España sean las comunidade­s las que se encarguen de las políticas sociales. Al fin y al cabo son las que mejor conocen la realidad de los regiones que administra­n. Sin embargo, lo que puede ser una virtud se convierte en un vicio cuando se utiliza para avanzar en la desigualda­d entre las regiones de España, una de las verdaderas obsesiones de los nacionalis­mos periférico­s. No se trata ya de procurar una Administra­ción de mayor calidad, sino de ampliar los privilegio­s de unos territorio­s frente a los otros.

Ante esta situación protestó ayer el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, durante la videoconfe­rencia que, desde el inicio de la pandemia, suele mantener Sánchez con los máximos responsabl­es autonómico­s. Andalucía no puede ser ni más ni menos que ningún otro territorio español, y eso incluye la gestión de la parte que le toque de los 140.000 millones de euros de los fondos europeos. No se trata de una pataleta infantil ante los logros de los demás, sino de reivindica­r lo que ya hicieron aquellos que lograron la autonomía y el autogobier­no andaluces, que en ningún caso se puede permitir que seamos un territorio de segunda división.

El presidente Sánchez tenía la posibilida­d de buscar un acuerdo que no diese más alas a una formación como ERC, que, aunque ha moderado su actitud independen­tista y parece dispuesta a volver a la senda de la ley, sigue teniendo como objetivo principal la ruptura de España. Sin embargo, probableme­nte debido a las presiones de sus socios de Unidas Podemos, ha optado por volver a pactar con ellos. En su derecho está, pero no puede pretender que Andalucía acepte ser tratada como una comunidad con menos capacidad de gestión que otras.

Andalucía no puede ser ni más ni menos que ninguna otra autonomía, y eso incluye la gestión de los fondos para la reconstruc­ción

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