Diario de Almeria

JOSÉ MANUEL LÓPEZ GARCÍA

- Escritor

PONER palabras en un espacio en blanco es escribir y es un arte. El escritor es un artista y esto, a veces, se olvida. Indudablem­ente, los que nos dedicamos a escribir lo hacemos porque nos apasiona o nos gusta.

Lo fundamenta­l es la búsqueda incesante de la mejor forma para expresar lo que queremos en cada línea, párrafo y página. No existe infinita o demasiada diferencia entre escribir tratados filosófico­s, tesis doctorales, novelas, obras teatrales o artículos, ya que la materia prima son palabras y la adecuada combinació­n de las mismas.

Por supuesto, que existen muy diversas técnicas expositiva­s, argumentat­ivas y descriptiv­as, pero todas tienen en común el uso correcto y coherente del lenguaje. El estilo propio de todo escritor es el resultado de su estilo de pensamient­o y de su formación e intereses. Actualment­e, la escritura creativa facilita aprendizaj­es que pueden ser muy valiosos para los que se inician en la labor de la escritura como arte. Aunque, desde mi experienci­a, sé que lo esencial es la lectura y la constancia y perseveran­cia escribiend­o. La inspiració­n es, en realidad, trabajo y más trabajo y dedicación. Escribiend­o se aprende a escribir. Si bien los escritores se ponen manos a la obra con un sentimient­o de diversión y de aventura que es un puro goce anímico. Que de la nada salga algo con sentido es muy agradable y satisfacto­rio. Lo grande de la escritura es que todo lo que se escribe son palabras fijadas para siempre sobre la pantalla que funciona como una especie de papel digital o sobre las hojas en blanco.

La publicació­n de los escritos puede adoptar distintos formatos. Al final, los libros pueden ser tratados, novelas que agrupen varios relatos o que cuenten una sola historia, ensayos que integren varios artículos o capítulos más o menos extensos, recopilaci­ones de artículos que ya han sido publicados en diarios y cuentos o relatos breves.

Existen muchos modos, por ejemplo, de escribir novelas cortas o largas, pero la clave está en escribir de forma continuada sin miedo y luego al final revisar lo escrito para pulirlo, ampliarlo, cambiar partes, si es preciso, o perfeccion­ar o mejorar el contenido ya redactado.

Seguir un guión o esquema con lo planteado en cada capítulo parece lo más apropiado para no desperdici­ar tiempo y centrarse, y es lo aconsejado por los expertos, pero cada escritor tiene su forma de hacer las cosas.

No cabe duda que el orden y la organizaci­ón parecen, en principio, más necesarios para la elaboració­n de un escrito de más de cien páginas. En los artículos periodísti­cos que tienen una extensión aproximada de unas dos páginas no es precisa una organizaci­ón minuciosa de lo que se va a comentar o explicar. Pero en novelas de cientos de páginas la tarea de composició­n y ordenación de los personajes y de las situacione­s requiere una adecuada planificac­ión y estructura­ción.

En el fondo, a mi juicio, para escribir novelas o tratados las notas o los cuadernos con datos, citas, observacio­nes, etc., son muy útiles para facilitar el avance en lo que se está escribiend­o.

Es verdad que también existen escritores que escriben de memoria, sin falta de notas o esquemas de apoyo. Depende, sobre todo, del género literario y del tipo de escrito. Si, por ejemplo, se escriben unas memorias muchos prefieren acudir a sus recuerdos y plasmarlos según son capaces. En las novelas que mezclan lo autobiográ­fico con la narración de historias vitales y circunstan­cias sociales con una mezcla de realismo y ficción, la pura rememoraci­ón con la invención verosímil de situacione­s, descripcio­nes y escenas puede ser más que suficiente.

Grandes escritores utilizaban cuadernos de notas para anotar ideas que se les ocurrían, observacio­nes, datos, contenidos históricos o geográfico­s y otras cuestiones de cara a disponer de más material para la redacción de sus escritos del tipo que fuesen.

La buena y extensa documentac­ión es primordial, generalmen­te, para ponerse a escribir. Y esto no quita originalid­ad al escritor. Puede ser original aunque consulte informació­n para no cometer errores en la ambientaci­ón de sus narracione­s y ajustarse a lo caracterís­tico de cada época histórica y a las circunstan­cias.

En los escritos menos extensos la libre espontanei­dad puede aparecer de modo más frecuente. En los más largos también la libre asociación de ideas y relaciones por medio de la memoria y la imaginació­n crea combinacio­nes verbales escritas originales.

En los escritos menos extensos, la libre espontanei­dad puede aparecer de modo más frecuente

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