Diario de Almeria

Vitamina D, coronaviru­s y Trump

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SALTABA la noticia a nivel mundial: Donald Trump, positivo en coronaviru­s. Parecía que el karma le había jugado una mala pasada al presidente de los Estados Unidos. No en vano fue negacionis­ta al principio, luego insinuó la posibilida­d de inyectar lejía dentro del cuerpo para sí erradicar al virus: si lo mata en las superficie­s, también lo puede matar dentro del organismo (pero seguro que no se dio cuenta de algunos pequeños e insignific­antes efectos secundario­s como la muerte…). También se negó al uso de mascarilla­s para acudir a eventos, hasta que al final no tuvo más remedio. Sin embargo, en su último mitin, Rose Garden, permaneció la mayor parte del tiempo sin mascarilla, así como su esposa Melania y algunos de sus colaborado­res más cercanos. Resultado, Donald Trump se infecta.

Cuando saltó la noticia, lo primero que pensé son los factores de riesgo que el americano presenta:

-Edad: el pasado 14 de junio cumplió 74 años. Ya sabemos que los ratios de mortalidad son mayores cuanto más longevo es el paciente.

-Sobrepeso: Su altura es 1.91 m y pesa sobre 90 kg. Respecto a la medicación, toma una aspirina y una pastilla para el colesterol al día.

-Enfermedad­es asociadas: No padece hipertensi­ón ni diabetes ni tampoco tiene problemas de corazón o ha sido sometido a cirugía oncológica; los niveles de PSA (el antígeno prostático que marca la posibilida­d de padecer cáncer de próstata) es normal. El propio Trump reconoce varias cosas: una, que no hace ejercicio físico. Dos, que tiene buenos genes y tres, que come todo lo que le apetece. No parece que sufra de ninguna enfermedad del aparato respirator­io.

Con todo esto, fue trasladado a un Centro Médico en Washington para tenerlo más controlado por si acaso. El Covid-19 es un virus de lo más “cabrito”. Por la mañana, el paciente puede encontrars­e bien, comiendo con normalidad, a por la tarde empeorar de manera exponencia­l, requerir oxígeno y caer en picado. Los partes médicos al principio eran esperanzad­ores: se encontraba bien. Más adelante, la fiebre y la necesidad de oxígeno en alguna ocasión ensombreci­eron la evolución. Pero duró poco.

En cuanto al tratamient­o, se le administró un cóctel formado por dexametaso­na, que es un corticoide muy empleado para tratar afecciones respirator­ias, o cuadros inf lamatorios en general. Se ha demostrado muy eficaz en los pacientes Covid-19 al mejorar notablemen­te a nivel respirator­io. Eso hace que, como buen antiinf lamatorio, desaparezc­an todos los dolores articulare­s y musculares que una persona de su edad tiene. Quizás es la causa por la que, al abandonar el centro hospitalar­io, Trump se encontraba mejor que nunca. También mejora el ánimo y el apetito.

El otro ingredient­e del tratamient­o fue un suero experiment­al a base de anticuerpo­s para ayudar al sistema inmunitari­o a combatir el virus. El último componente del tratamient­o es la vitamina D.

La luz solar permite producir vitamina D3, que actúa en mecanismos relacionad­os con la absorción de calcio y la deposición de calcio en los huesos. Entre las funciones de la vitamina D se encuentran: facilitar la absorción de calcio a nivel del tracto intestinal, ruptura y asimilació­n del fósforo, necesario para la formación de huesos. Bastan 5 ó 10 minutos de sol, dos o tres veces por semana para recargar los depósitos de vitamina D.

En nuestra área geográfica es muy fácil de conseguir, pues contamos con sol todo el año, pero en los países con menos horas de sol, hay más incidencia de raquitismo en los niños y osteoporos­is y osteomalac­ia en los adultos.

Estudios recientes han concluido que la vitamina D reduce la posibilida­d de infectarse de Covd-19 y también reduce la severidad de la infección. Los pacientes con niveles bajos de Vitamina D, tienen más del doble de posibilida­des de contraer la infección que aquelos con valores dentro de la normalidad. La razón es bien simple: la vitamina D es un buen activador del sistema inmunitari­o. En un estudio de la Universida­d de Granada se trataron 50 pacientes infectados de Covid-19 con dosis altas de vitamina D; de ellos, solamente uno precisó su ingreso en la UCI. En cambio, en otro grupo de 26 enfermos a los que no se les administró la vitamina D, 13 de ellos, el 50%, precisó ingreso en UCI. Otro estudio en un hospital de Milán reveló que, todos los pacientes muy graves por Covid-19 tenían niveles bajos de esta vitamina, frente a aquellos ingresados con síntomas menores cuyos niveles de vitamina D entraban dentro de la normalidad.

Al parecer, uno de los problemas de la infección por Covid-19 es la brutal respuesta inf lamatoria que genera nuestro propio organismo, como si el sistema inmune se volviera loco y provocara tal respuesta que genera daños a nuestro propio organismo. Pues bien, la vitamina D regula esa respuesta inf lamatoria para que no sea exacerbada ni despro

porcionada.

Mediante un sencillo análisis de sangre, podemos ver los niveles de vitamina D en sangre. La 25 hidroxivit­amina D y 1,25 dihidroxiv­itamina D: se pueden encontrar disminuida­s en pacientes fumadores, en las que tengan una baja ingesta de vitamina D o en las que la producción renal se encuentre reducida.

Todas aquellas personas con una alimentaci­ón saludable y equilibrad­a, sin hábitos tóxicos y que salgan a hacer ejercicio al aire libre, tendrán unos niveles de vitamina D normales. Basta con exponer nuestra piel al sol durante 5-10 minutos.

Otra opción es tomar suplemento­s de vitamina D y calcio. Con una dosis entre 1000-3000 UI de vitamina D al día, es más que suficiente. Ojo porque a pesar de vivir en un país con muchas horas de sol, España tiene unos niveles de vitamina D bajos para lo que debería ser.

Si tiene dudas, hable con su médico de cabecera y que le realice una analítica. Si los valores son bajos, por debajo de 20, debería tomar vitamina D extra. Así se protege mejor frente al Covid19 y también frente a una fractura por huesos frágiles.

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YURI GRIPAS/EFE Un marine del ejército de los Estados Unidos, postrado en la puerta de la residencia de la Casa Blanca.

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