“En esta ‘docuserie’ se ven las dos versiones de mí”
Buendía Studios (Atresmedia y Movistar) es la productora que ha creado la serie documental Carolina Marín: puedo porque pienso que puedo que se ha estrenado este fin de semana en Amazon Prime y que se verá en más de 200 países. Una semblanza en cuatro entregas de la campeona de bádmiton, oro olímpico y la deportista andaluza más asombrosa de todos los tiempos, que se prepara para los Juegos de Tokio tras una preocupante lesión y haberse enfrentado al fallecimiento de su padre. Carolina atiende a este periódico por videollamada desde Madrid.
–¿Este documental de Amazon Prime tiene un mensaje esperanzador para todos los andaluces a través de los logros de usted? –Dentro de las dificultades que hemos vivido, ahora mismo me encuentro feliz con esta docuserie porque el público podrá ver todo lo que hay detrás de los logros. Hay detalles inimaginables y hay mucho esfuerzo detrás para conseguir grandes metas.
–Esta serie quiere presentar que alcanzar un lugar en la élite del deporte supone un esfuerzo suplementario al alcance pocos. –Siempre lo digo, las medallas son muy bonitas pero todo el camino que hay para llegar a ellas sólo lo saben quienes están conmigo en el día a día. En las dos horas del documental no se llega a ver todo, pero sí mucho del sacrificio y de la tensión para alcanzar el triunfo deportivo. –¿Qué sensación ha tenido cuando las cámaras han estado cerca de momentos difíciles?
–Al principio se te hace raro. Yo no he sido de tener cámaras detrás, ni siguiéndome en los entrenamientos. Aún menos en momentos personales. El equipo de producción ha tenido siempre todo el respeto, han atendido nuestras pautas. –¿Estaban las cámaras presentes en la lesión?
–La propuesta de la docuserie me llegó en la convalecencia. Para mí fue una alegría contar con el equipo en unos momentos tan complicados.
–¿Y qué siente cuando se ve en los momentos duros?
–Con la serie he revivido muchos momentos de mi vida. No sabía qué existían tantos vídeos de cuando yo era pequeña. Te hace revivir no sólo lo que ves sino otros momentos íntimos que te hacen recordar. Para mí ha sido bonito y útil. –Usted, por ser de un deporte que era desconocido, es de esas campeonas creadas a sí misma. No hay nada de casualidad.
–En mi caso no hay ni casualidad ni nada milagroso. Gracias a la Federación tuve el apoyo para demostrar lo que podía ser.
–A través de lo que se ve en el documental ¿cómo se definiría? –Se ven la dos versiones de mí, que era mi deseo que así se reflejara. Por un lado la Carolina deportista, la del esfuerzo, la concentración. Pero también se ve a la Carolina fuera de la pista, la que le gusta estar con su familia, sus amigos. Que es extrovertida, pasarlo bien. Son dos versiones diferentes que en mi caso son complementarias.
–¿Sin la familia no se puede triunfar en el deporte?
–En mi caso ha sido fundamental. Esta claro que es así.
–Los deportistas suelen ser recelosos para mostrar su lado familiar. Pero es importante mostrar que hay un núcleo duro que va a ser incondicional...
–Sin ese apoyo de la familia es difícil a veces salir adelante. La familia ha sido fundamental para ayudarme durante la lesión. Mis padres estuvieron conmigo en el hospital durante la operación. Mi padre volvió a Huelva para trabajar y mi madre me acompañó durante el primer mes. En momentos claves es fundamental tener el respaldo de tu familia cercana.
–¿Cuánto echa de menos a Huelva, según se ve en la serie?
–En lo deportivo son muchos momentos. La medalla olímpica es el objetivo más grande que puede marcarse un deportista, pero también me quedo con el primer mundial, el de 2014, y cómo lo viví con los míos. Son vivencias que se quedan marcadas.
–El ejemplo de otros deportistas españoles, ahora que tenemos nombres tan inmensos, ¿le han servido de ejemplo, de inspiración?
–Para mí Rafa Nadal es un ídolo no sólo por el tenis sino como persona. Hay muchos ejemplos a seguir, pero más como personas que como ganadores.
–Cuando pasen los años ¿qué le gustaría dejar de legado?
–Con haber abierto camino en el bádminton en España ya es para mí muchísimo. Es de lo que más orgullosa me siento: cuando veo a los niños jugando en el parque a bádminton. Y en la cuarentena ellos han podido jugar más porque en esas semanas no pude coger ni una raqueta.
EL cortoplacismo del director de TVE, Enric Hernández, queda en transparente evidencia cuando La 1 dedica dos horas seguidas al mediodía a la gastronomía y las recetas: Cocina al punto, con la lánguida (y prescindible) marquesa Tamara y el Como Sapiens del simpático Miguel Ángel Rodríguez, que parece un suplemento del anterior, con el típico reportaje buscando un producto por alguna comarca pintoresca o esos colaboradores risueños en algún ventorrillo zampándose un cucharón, que es lo que ya hacía el siempre voluntarioso Roberto Leal en sus pretéritos tiempos de meritorio en España Directo. Con el informativo regional emparedado en diez tristes minutos, La 1 dedica dos horas diarias a una temática cotidiana de relevancia pero con exceso de exposición. Comer bien interesa, pero TVE debe dedicarse a materias más variadas y preocupantes. Para colmo en La 2 a esa hora suele estar Jamie Oliver pringoteándose los dedos. Mientras en La Sexta está con Al rojo vivo y su informativo o en Telecinco con Ya es mediodía, en La 1 están en la burbuja de sus cocinas. Cortoplacismo de fabricar audiencia fácil, sin incomodar, sin arriesgar. Después no puede quejarse Rosa María Mateo que el Telediario 1 lo estén viendo cada vez menos espectadores, porque TVE se gana a pulso la imagen de cadena que tiene poco que contar y lo poco que cuenta parece supeditado a coartadas políticas y a la excesiva corrección. La hora de La 1, con una influencia cada vez mayor de Podemos, lo que se corroborará con la presencia del folletín que vaya a montar Jesús Cintora, no viene a enmendar la crítica situación de prestigio en que se encuentra el primer canal.
Como Sapiens, en otras circunstancias, en unas tardes amables como paréntesis entre espacios de garra, por ejemplo, ganaría en sentido y en cualidades. Como contribución al pastoreo de los espectadores a la espera del Telediario sobrelleva una misión lastimosa y que desluce cualquier buena voluntad que tuviera el equipo de M.A.M.