Diario de Almeria

La mitad de cajetillas que hace casi 20 años

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Los 220 estancos de la provincia vendieron el pasado año 39,3 millones de cajetillas de veinte unidades con una facturació­n de 180 millones de euros. La cifra supone casi la mitad de lo que se vendía antes la crisis de 2008 (75 millones) y está a años luz de lo que se llegó a distribuir en las expendedur­ías almeriense­s en

2007 con nada menos que 97,7 millones de cajetillas. Fue el récord de lo que va de siglo, hasta donde hay registros del Comisionad­o para el Mercado de Tabacos, organismo autónomo dependient­e del Ministerio de Hacienda, si bien la diferencia en los ingresos no es tan abultada por el incremento que han vivido las marcas de forma generaliza­da en la última década. Si en 2019 han sido 180 millones los que se han facturado con 39,3 millones de cajetillas, en 2012 se ingresó lo mismo con 44,4 millones de cajetillas, casi cinco más. Analizando la estadístic­a de ventas de la provincia contrasta, además, que en

2010 ingresaran por venta de tabaco 205 millones de euros con 61,2 millones de paquetes y en 2007 fueran 189 millones de euros con el récord de ventas. El ejercicio con menor número de ventas fue 2017 con 38,8 millones de cajetillas, si bien los años con menos ingresos fueron los de principios de siglo cuando el tabaco era mucho más económico. Los vaivenes del historial de precios del mercado de tabaco condiciona­n claramente esta oscilación, si bien la tónica general en los últimos años es el aumento de los precios. La cajetilla más barata hoy está a 3,95 euros frente a 1,85 que costaba un Fortuna a principios de siglo (hoy está en 4,60 euros). Los números de 2020 serán posiblemen­te los peores de la década porque desde el estallido de la pandemia sólo se han dado registros inferiores. En agosto, por ejemplo, las ventas en la provincia habían caído un 6,35% en volumen de cajetillas y un 6,65% en facturació­n. Y no se trata ni mucho menos de un beneficio a repartir entre las expendedur­ías, más bien todo lo contrario, al quedarse el Estado con casi toda la tarta. La porción que se lleva cada estanco por la venta de una cajetilla de cigarrillo­s es del 8,5% de su coste, del 9% en cigarros y cigarritos, pero sería el beneficio bruto. De ahí se descuentan todos los gastos de los estanquero­s que pagan los impuestos de autónomos, a los empleados si los tienen, luz y a veces el arrendamie­nto.

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