Anciana violada y asesinada en Purchena
Crimen. La mujer vivía sola en su casa, sin agobios económicos con la ayuda de su pensión y unos ahorros. Los asesinos accedieron a través del ventanuco de un pequeño corral de la casa
ESTE caso provocó una profunda indignación y repulsa general en toda la comarca y provincia de Almería. Una anciana de 73 años de edad, Angustias Carreras fue violada y asesinada en la localidad de Purchena en su propio domicilio el 29 de marzo de 1986. Los autores, dos jóvenes entre los 22 y 25 años de edad, tras ser detenidos por la Guardia Civil acusados del crimen, unos días después de su ingreso en la cárcel de la capital, el 8 de abril de 1986, pusieron fin a sus vidas colgándose en el interior de sus celdas utilizando los jirones de las mantas.
Angustias Carreras fue brutalmente violada y golpeada hasta provocarle la muerte. La anciana vivía sola en su casa, sin agobios económicos con la ayuda de su pensión y unos pequeños ahorros de toda su vida. La noche de su muerte, los asesinos a través del ventanuco de un pequeño corral de la casa lograron penetrar en el interior de la vivienda sorprendiendo a la anciana durmiendo en su dormitorio.
Los dos sujetos, que buscaban dinero la forzaron sexualmente y posteriormente la golpearon con saña hasta matarla por temor a que la infortunada mujer los delatara ya que la víctima los conocía. Un día más tarde de producirse su muerte, unas vecinas de la misma calle, extrañadas por su ausencia y temiendo que la anciana estuviese enferma o hubiese sufrido algún tipo de percance, decidieron entrar en la casa junto a un policía municipal para interesarse por su estado.
La escena que presenciaron era brutal. Tras avanzar unos metros por el pequeño pasillo al llegar a la puerta del dormitorio de repente todos se quedaron paralizados. La anciana estaba tendida sobre la cama, tapada de medio cuerpo y tenia el rostro desfigurado. Avisada la Guardia Civil, varias horas más tarde ya con los primeros datos obtenidos sobre el crimen y tras entrevistarse con diversos vecinos de la localidad, los agentes fijaron las sospechas sobre la autoría del crimen en dos jóvenes del municipio, Francisco Cano con abundantes antecedentes delictivos y en libertad condicional y en Luis Martínez. Una vez localizados y trasladados al cuartelillo los dos sospechosos hábilmente interrogados por l a Guardia Civil y ante las pruebas presentadas acabaron confesando al juez el atroz crimen.
En las inspección ocular de la ropa de los acusados que habían escondido en sus casas, la Guardia Civil localizó diversas manchas de sangre y semen que los implicaban directamente. Tras comparecer ante la autoridad judicial los dos asesinos ingresaron en la desaparecida cárcel de Almería frente al Seminario la mañana del 5 de abril de 1986.
Días mas tarde de su ingreso en el centro penitenciario solicitaron protección personal a los funcionarios de la prisión por temor a las amenazas de otros internos. Fueron alojados en una celda de aislamiento ante el temor de los internos cumpliesen sus amenazas. Francisco Cano estaba en libertad condicional por intento de violación a una joven cuando fue detenido, y su comportamiento fue calificado de excelente en el período que pasó por la prisión provincial. Luis Martínez, el otro fallecido, se hallaba en la misma celda, en la número 7 del departamento de celular.
Seis días después, a las ocho y cuarto de la mañana del 11 de abril de 1986 los funcionarios durante el habitual recuento de los internos en los módulos encontraron sus cuerpos colgando entre las rejas de las ventanas de las celdas. Pese a que los sanitarios de la prisión trataron activamente de reanimar a uno de ellos que se encontraba agonizante, nada pudieron hacer por salvarle la vida. En el habitáculo se hallaron restos de sopa y pollo que habían cenado los dos presos. Otros internos que también se encontraban en las celdas contiguas bajo protección señalaron a los investigadores que no observaron ninguna irregularidad.
Sobre aquellas muertes hubo entonces distintas especulaciones. Para los investigadores y la mayoría de los funcionarios de la prisión, la teoría sostenida fue que los sujetos acordaron fingir su ahorcamiento para que cesaran las amenazas, pero se les “fue la mano” ya que esperaban que los funcionarios al ser la hora del recuento se dieran cuenta pronto y llegasen a tiempo para salvarlos.
Pero hubo otros extraños aspectos cuestionados, como que se pusieran de acuerdo para morir juntos y por qué hicieron tiras con las mantas para confeccionar la especie de cuerda y como lograron cortarlas sin tener consigo objetos cortantes, pudiendo haber hecho el trenzado con las sábanas o con sus propias ropas. Aunque los dos detenidos admitieron su culpabilidad ante el juez y la Guardia Civil, en la celda apareció junto a los cuerpos una nota manuscrita en el cartón de un estuche de pasta de dientes declarándose inocentes. El descubrimiento de los dos cadáveres se produjo cuando se encontraba en la prisión el padre de uno de los acusados, que se había trasladado desde Purchena al centro penitenciario para esperar comunicación con su hijo.
A las 9.30 de la mañana mientras se daba el turno de visitas, los funcionarios le explicaron que su hijo se había suicidado. "No me han dejado ver el cadáver", dijo Francisco Cano a los periodistas manifestando que se encontraba allí porque necesitaba la firma de su hijo para cobrar el subsidio de desempleo al que estaba acogido. También el padre puntualizó que "Si mi hijo tenía que pagar por la vida de la pobre María Angustias, que era más que vecina, como una madre, que lo hiciera" y aseguró que él aunque “hubiese tenido una pena de 1000 años nunca se habría suicidado y añadió que “a mi hijo lo han tenido que matar”. .
Juan Manuel Ruiz, director entonces de la prisión de Almería y en la actualidad director del centro penitenciario de Sevilla, manifestó que los funcionarios cuando realizaban el recuento vieron que los dos jóvenes se habían ahorcado uno de ellos todavía estaba con vida y aunque se intentó reanimarlo, fue imposible. Juan Carlos Terrón Montero, titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Almería, aseguró que todo confirmaba que se trataba de un doble suicidio.
Lo dos reclusos fueron enterrados en una fosa común en el cementerio de San José de Almería. Los familiares no acudieron a los entierros ni tampoco reclamaron sus cadáveres. El suceso causó gran indignación entre los 2.000 habitantes de Purchena, cuyo ayuntamiento convocó un pleno municipal que contó con la asistencia de centenares de vecinos y donde se llegó a solicitar la expulsión de las familias de los dos detenidos en relación con el crimen.
El pleno también ref lejó el miedo y sobre todo la impotencia de muchos de estos vecinos ante las denuncias por amenazas y escándalos generados por la mala bebida de los jóvenes que se encontraban en paro y a los que no se les conocía ningún tipo de oficio.
La noticia atrajo de inmediato a los medios de comunicación a nivel nacional. Al crimen de la anciana le sucedió varios días más tarde la muerte de sus asesinos en la cárcel por lo que la noticia y toda su trama captó la atención informativa y el suceso se conoció en toda España.
La anciana T.C. fue acuchillada y violada en su propia vivienda en Las Cabañuelas
Página de ABC publicada en 1986 que relata el suicidio en prisión de los autores