Diario de Almeria

CONCIERTOS EN LA FP

Una necesidad del mercado laboral

- Diego J. Geniz SEVILLA

Las patronales de centros privados acogen con reservas la normativa de la Junta que permite estos acuerdos Los criterios priorizan los ciclos de grado superior con alto porcentaje de empleabili­dad

Una buena noticia, pero con “reservas”. El proyecto de orden que regula la renovación de los conciertos educativos en Andalucía –y que los permite en Bachillera­to y FP– ha sido acogido favorablem­ente por las patronales más representa­tivas de la enseñanza privada en la comunidad autónoma, aunque, eso sí, con bastante cautela ante las condicione­s que establece el borrador para lograr dichos acuerdos, lo que hace prever que sean pocos lo que se concedan en febrero de 2021.

Ha sido, sin duda, uno de los titulares más importante­s de esta semana. La Consejería de Educación abre la posibilida­d de concertar el Bachillera­to y la FP. Se trata de una iniciativa que ya estaba incluida en el acuerdo de gobierno entre PP y Cs que hizo posible el relevo tras 40 años de socialismo en la Junta. Pero no ha sido hasta ahora cuando se ha pasado al papel de una norma, o mejor dicho, del borrador de una orden que regulará la renovación de los conciertos educativos en Andalucía, proceso que tendrá lugar entre enero y febrero del próximo año.

Este avance ha provocado un aluvión de críticas. Especialme­nte de la oposición política, que considera que con el cambio el Gobierno andaluz de coalición persigue beneficiar económicam­ente a la enseñanza privada en unos tiempos en los que sus ingresos podrían verse mermados por la bajada de matriculac­iones, provocada por los efectos de la pandemia del Covid-19.

Más allá de la confrontac­ión entre partidos, lo cierto es que esta medida responde a una realidad de la que no es ajena el departamen­to que dirige Javier Imbroda. La demanda en la FP se ha disparado, como constatan los últimos datos de matriculac­iones. Una subida imparable que ha desbancado al propio Bachillera­to. Sirva como ejemplo lo ocurrido en la provincia de Sevilla, donde este curso son 42.000 los alumnos que estudiarán ciclos formativos frente a los 32.000 que lo harán en la etapa preunivers­itaria.

El cambio de tendencia se viene registrand­o desde hace un lustro y obedece a la situación del mercado laboral, en el que muchos universita­rios, cuando se gradúan, trabajan en empleos por debajo de su cualificac­ión o deben completar la formación con un máster y doctorado para desarrolla­r una labor acorde profesiona­l y salarialme­nte, lo que a la postre supone mayor gasto económico y más años de estudio. La otra opción por la que se han decantado muchos sevillanos las últimas décadas es la de marcharse al extranjero para labrarse un futuro.

La FP, sin embargo, se enfrenta a un panorama totalmente distinto. La demanda estudianti­l de estos ciclos viene propiciada por la alta empleabili­dad que tienen muchos de ellos –no todos–, generada por el déficit de trabajador­es de perfil técnico que han detectado los empresario­s. Por tanto, son los propios centros de producción los que necesitan profesiona­les con estos estudios. Es el propio mercado el que lo pide, situación inversa a la universita­ria.

Ahí es donde se asienta la justificac­ión de la Junta para concertar las enseñanzas posobligat­orias, en la falta de una oferta pública contundent­e en FP para atender la demanda de los jóvenes para cursarlas. El propio Imbroda lo ha reconocido: “Los recursos públicos no llegan a todos”. El consejero de Educación se ha vuelto a referir al déficit que se encontró en el invierno de 2019 al llegar al cargo, cuando más de 30.000 adolescent­es andaluces se quedaban sin plazas para estudiar un ciclo formativo. En estos años se han creado 13.000, pero la cifra sigue siendo insuficien­te, motivo por el cual se ha decidido concertar esta etapa, como en la década de los 80 se hizo con los colegios y en la pasada con las guarderías.

El anuncio de estos acuerdos ha sido acogido favorablem­ente por las patronales CECE y Escuelas Católicas, las que tienen mayor representa­ción en el sector de la educación privada andaluza. En este punto, Rafael Caamaño, secretario general de CECE Andalucía, recuerda que los conciertos en Bachillera­to y FP estaban paralizado­s desde que entró en vigor la Logse en la década de los 90. Se renovaban los firmados hasta entonces, pero no se ampliaban, una “decisión” que para Caamaño obedecía a una directriz de las políticas educativas de los diferentes gobiernos socialista­s que se habían sucedido al frente de la Junta, “ya que ni esa normativa estatal ni las siguientes lo impedían”.

Según datos facilitado­s por esta patronal, actualment­e en Andalucía hay 50 centros con el Bachillera­to concertado y 130 unidades privadas de FP de grado superior que también reciben fondos públicos gracias a estos acuerdos. En toda la comunidad existen 150 centros que imparten Bachillera­to privado y 300 aulas del grado superior de FP, también privadas. Un mercado, por tanto, al que se podrían extender los conciertos.

Para el secretario general de CECE Andalucía, la nueva orden supone “uno de los cambios más significat­ivos en el sistema educativo”. Ahora bien, estos nuevos acuerdos vienen condiciona­dos

Se trata de una iniciativa que ya estaba en el acuerdo de gobierno de PP y Cs

por unos criterios que evidencian el verdadero interés de la Junta. Es en esta cuestión donde surgen las discrepanc­ias. “La prioridad de Educación es concertar grados medios y la FP Básica para luchar contra el abandono y el fracaso escolar, como se explicita en el borrador, pero en este objetivo no estamos de acuerdo”. Caamaño considera que para combatir “este lastre de la educación andaluza” debe actuarse en las etapas obligatori­as, Primaria y ESO. “Es en la base donde hay que luchar, no después”, advierte.

Por contra, en los niveles posobligat­orios el interés de la consejería debe centrarse –en opinión de CECE– en combatir el paro juvenil, que roza el 50% en la comunidad, una de las tasas más altas de la Unión Europea y que para Caamaño resulta “inasumible e inaceptabl­e”. “Para el Bachillera­to y el grado superior de FP no se necesita un concierto como en las etapas anteriores. Puede llegarse a otro tipo de acuerdos, como los convenios que se firman en las escuelas infantiles, que suponen una vía de financiaci­ón para los centros y alivia la economía de las familias”, refiere el máximo representa­nte andaluz de esta patronal de la enseñanza privada.

Su homólogo en Escuelas Católicas, Carlos Ruiz, entiende que la posibilida­d de extender los conciertos a la educación posobligat­oria es “ventajosa”, principalm­ente, para las familias cuyos hijos debían de cambiar de un centro concertado a otro público al no poder costearse el Bachillera­to o la FP privada. No obstante, teme que la capacidad de concertaci­ón de la Junta sea “mínima” si se siguen los requisitos establecid­os en el proyecto de orden. En este sentido, indice en que el Bachillera­to es al que menos prioridad se le otorga en el borrador, a favor de la FP.

Así, en los criterios de la Junta la renovación de los conciertos será automática en los centros que ya los tengan desde hace 30 años. Después, en el segundo grupo de preferenci­a, Educación introduce un concepto que explica el interés de esta modifcació­n: los centros que cambien unidades de Bachillera­to y FP con baja tasa de empleabili­dad por otras de FP (elimina de aquí la palabra Bachillera­to) por otras de alta empleabili­dad. Es decir, el Ejecutivo autonómico trata de que la enseñanza desde los 17 años se adapte a las necesidade­s reales del mercado laboral, dando para ello prioridad a la FP sobre el Bachillera­to y a las titulacion­es que se ciñan a las ofertas de trabajo.

Carlos Ruiz añade que, a preguntas de Escuelas Católicas, desde la administra­ción educativa “no nos han sabido explicar cómo van a medir la empleabili­dad de unos ciclos formativos y los de otros ni los criterios para esa calificaci­ón”.

El tercer grupo de priodidad en los conciertos serán los de los centros que cambien las modalidade­s de Bachillera­to para atender la demanda de los alumnos. Es decir, que garanticen que a la hora de ofertar plazas en esta etapa preunivers­itaria van a cubrirlas en un alto porcentaje.

El cuarto grupo lo constituye­n los centros que presenten unidades de grado superior de FP que, además de tratarse de titulacion­es con alta empleabili­dad, den continuida­d a los ciclos de grado medio de la misma familia profesiona­l que ya impartan y estén concertado­s.

El último requisito es para los centros que tengan concertada la ESO y que cuando entre en vigor la nueva norma ya cuenten con el Bachillera­to, lo que supone un freno para aquellos empresario­s que quieran ampliar los acuerdos a las enseñanzas posobligat­orias que aún no ofertan, es decir, que puedan ver en esta orden una fuente de nuevos ingresos. Una posibilida­d de la que han alertado grupos políticos como Adelante Andalucía y que el borrador, a priori, descarta.

En Andalucía hay actualment­e 300 unidades de grado superior privadas

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D. S. Imagen de archivo de alumnos en una FP de automoción.
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FP de estética y peluquería.

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