Los aljibes del Cabo, una trampa
Cientos de animales, incapaces de escapar, mueren de inanición o sed
El hombre debería prestar más atención a lo que deja por el camino. Sobre todo si esto no tiene utilidad y supone un riesgo para los animales. Y eso, en la actualidad, se está desarrollando en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. La denuncia parte de la asociación Serbal (Sociedad para el Estudio y Recuperación de la Biodiversidad Almeriense), a través de Mauricio Santa Trejos.
Explican que en una tierra árida como el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, marcada por la escasez de agua, una de las principales necesidades de sus habitantes a lo largo de la historia ha sido buscar formas de captar y almacenar agua, tanto para su propio uso, como para el ganado y el riego. Entre las soluciones encontradas, una de las más extendidas fueron los aljibes, que no son más que depósitos subterráneos capaces de almacenar el agua de lluvia durante largo tiempo.Este tipo de estructuras, muy bien representadas dentro del Parque Natural Cabo de GataNíjar, representan, sin duda, uno de los elementos identitarios de este territorio, estando incluso algunos de ellos, inscritos como bienes etnológicos, desde 2001, en el Catálogo General de Patrimonio Histórico.
“Sin embargo, con el paso del tiempo, el abandono del campo, las nuevas infraestructuras hidráulicas y la casi total desaparición de la ganadería trashumante, han tenido como consecuencia su progresivo abandono. Muchos de ellos, especialmente los grandes aljibes ganaderos, han perdido su funcionalidad, pues la falta de mantenimiento de sus zonas de captación ha llevado a que actualmente no recojan el agua de lluvia. Aunque algunos de ellos se encuentran actualmente integrados en forma de “elemento conservado”, lo que conlleva un mantenimiento y una puesta en valor de sus propiedades etnográficas, son muchos los que simplemente forman parte de este paisaje como una ruina de lo que fueron. Son estas ruinas, dejadas a su suerte, las que representan una amenaza potencial para la fauna de la zona”, argumentan desde Serbal en un artículo también publicado en ‘Ecos del Parque’. “Muchos de los aljibes que hemos visitado se encuentran en claro abandono y desuso, con entradas o salidas no selladas correctamente o deterioro en la cúpula o perímetro del aljibe, permitiendo la entrada de animales. Otros aparecen directamente como una oquedad en el suelo, sin señalización alguna, lo que supone un peligro, no sólo para la fauna, sino también para
los propios habitantes de la zona. Estos aljibes abandonados actúan así como trampas de caída para diversos animales muchas veces insalvables. Entre los grupos más afectados, destacan los anfibios y reptiles, pero también los mamíferos”, añaden.
Muchos, la mayoría, probablemente caigan fortuitamente
Rodalquilar, Fernán Perez, Mónsul y Rambla Morales, zonas de riesgo
mientras deambulan por sus territorios, mientras que otros pueden entrar activamente, buscando humedad, refugio o incluso alimento, atraídos por la presencia de otros animales caídos.
Algunos animales, especialmente los mamíferos, pueden morir directamente al caer, pero lo normal es que queden atrapados, alargando así la agonía. Cabe recordar que la función de estas estructuras era almacenar la máxima cantidad de agua posible, por lo que sus paredes de varios metros verticales y prácticamente sin ningún tipo de saliente, por donde poder trepar, no deja opción alguna al animal. La inanición o una posible inundación del aljibe terminan, muchas veces, por ser fatales para el animal.
Varios de los aljibes más problemáticos que hemos encontrado dentro del Parque Natural son algunos grandes aljibes presentes en el entorno de las salinas, Rodalquilar, Fernán Perez, Mónsul y Rambla Morales. Si bien, seguramente hay muchos más, pues quedan bastantes por revisar. Entre las especies más afectadas aparecen el sapo corredor (Epidalea calamita), la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus), culebra de escalera (Zamenis scalaris), lagartija colirroja (Acanthodactylus erythrurus), conejo (Oryctolagus cuniculus), erizo (Erinaceus europaeus), incluso cabras y perros.
La consejera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, Carmen Crespo, ha celebrado la finalización del conjunto de las obras de emergencia por la pasada DANA y ha recordado la importancia de la “colaboración de la ciudadanía en el mejor mantenimiento de ramblas y cauces andaluces para garantizar que estas infraestructuras cumplirán con su misión en caso de nuevos episodios de lluvias torrenciales”.
La consejera de Desarrollo Sostenible visitó el municipio de Olula del Río, donde tuvo ocasión de reunirse con su alcalde, Antonio Martínez Pascual, y visitar las obras de emergencia realizadas como consecuencia de la DANA de 2019.
En concreto, las actuaciones desarrolladas en el Valle del Almanzora han supuesto una inversión de 2,7 millones de euros que han permitido intervenir en 24 cauces de ríos y ramblas desde Serón a Purchena a lo largo de 40 kilómetros. En algunos puntos se está terminando aún de realizar las últimas plantaciones.
Entre estas ramblas figura la de Olula del Río, donde se ha procedido a la ejecución de la reparación del camino de la barriada de Huitar.
“Esta actuación llevaba algún tiempo pendiente del informe favorable de la empresa Redexit porque afectaba al gaseoducto del Mediterráneo, pero hoy podemos celebrar el significativo cambio que ha sufrido la zona y que los vecinos demandaban para facilitar el acceso”, ha informado la consejera.
Durante el periodo de ejecución, se ha colocado una escollera para la reconstrucción del camino, se ha ejecutado el pavimento de hormigón y se ha colocado un mallazo en la segunda zona del camino. Las actuaciones por la DANA realizado en la provincia de Almería se encuentra prácticamente finalizado, con una inversión ya ejecutada de 10,2 millones.