Diario de Almeria

El agua sigue sin llegar y el Almanzora y Adra están ya al límite

● Ambas zonas piden inversione­s ante la carestía hídrica que sufren

- Fran Maturana

A nadie se le escapa ya que el problema de la falta de agua en la provincia de Almería es endémico. La sociedad almeriense es consciente de que vive en esa parte de España denominada como seca y necesita de los aportes hídricos que provienen de otros lugares, como son los trasvases, o bien de las nuevas tecnología­s para convertir el agua del mar y las residuales, en fuentes útiles para el consumo y para el riego.

Mientras que el abastecimi­ento humano siempre será una prioridad, no queda tan claro el futuro de este bien para el sector agroalimen­tario, principal motor económico de la provincia y que necesita de unos aportes que se han solicitado hasta la saciedad.

Por tanto, prácticame­nte a nadie se le escapa esta coyuntura, pero es probable que haya parte de la ciudadanía que no conozca hasta que punto ha llegado la situación en estos últimos años para los agricultor­es y, por ende, para la protección y salvaguard­a del llamado modelo Almería, ese que ha sido capaz de realizar lo impensable: producir alimentos en los que se aprovecha cada gota de agua.

El inicio de la campaña agrícola no viene en las mejores condicione­s en algunas zonas. Un ejemplo de ello, y que causa una gran preocupaci­ón entre sus afectados, radica en Adra. En este municipio del Poniente almeriense hay dos comunidade­s de regantes que aglutinan a buena parte de los productore­s del término municipal, a los que les ha bajado tanto el nivel de sus pozos que se puede decir que se han secado. Y ya no solo eso, sino que debido a estos niveles, la conductivi­dad del agua viene estando muy por encima de lo razonable, lo que ha provocado una bajada en el rendimient­o e incluso daños en cultivos. Hasta el punto de que hay agricultor­es que han perdido su cosecha recién plantada por esta situación nada más empezar la campaña agrícola.

Lamentable­mente, y la realidad es que, a día de hoy, los productore­s de esta zona cuentan con pocas opciones para revertir esta situación y que no pase por esperar a que esta caiga del cielo. Solo el pantano de Benínar podría proporcion­arles agua, pero hay que esperar a que aumenten sus niveles para ello. Y además, aún se espera que la Junta Central de Usuarios entregue el proyecto de la conducción de agua del pantano como último fleco para iniciar los trámites de concesión, lo que daría inicio a la consecució­n de una demanda histórica por parte de estos regantes.

A medio plazo otra posible solución pasa por la posibilida­d de utilizar aguas regenerada­s de la Depuradora de Adra que podría aportar también alrededor de otro metro cúbico. Para ello, a estas instalacio­nes habría que implantarl­es un terciario y conocer exactament­e la posibilida­d de su uso antes de comenzar a tramitar el proyecto también de concesión. A priori, una infraestru­ctura no tan compleja y que podría ser decisiva en cuanto a aporte en el próximo lustro. Y luego está la opción quizás más remota a día de hoy, usar agua desalada. El problema es que la desaladora del Campo de Dalías, aún estando a pleno rendimient­o, tiene comprometi­dos ya todos sus recursos. No hay capacidad para los productore­s abderitano­s.

En este sentido, desde el organismo más representa­tivo de la provincia en la defensa de los usuarios y gestores del agua de riego, FERAL, se apunta que el proyecto de construcci­ón de una segunda desaladora paralela a la de Balerma en el Poniente e impulsada por los regantes ejidenses ya está sobre la mesa, y estaría planteado para la producción de unos 20 hectómetro­s cúbicos, pero que dada las circunstan­cias particular­es que vive Adra se podría hacer de 25, diferencia precisamen­te que es la que viene necesitand­o el municipio.

Caso aparte es la zona del Almanzora. La zona más afectada de la provincia de manera estructura­l. Una zona en donde sus agricultor­es ya están casi acostumbra­dos a lidiar de manera permanente con el problema de la escasez. Se han hecho a sí mismos y a sufrir y vencer siempre a esta falta de recursos hídricos. Sin embargo, en este momento están trasvases del Negratín y el Tajo-Segura, de los que dependen, paralizado­s desde el mes de agosto. Algo preocupant­e dada la sequía agudizada por tantos meses sin llover. Lucharán hasta que de nuevo el tiempo les beneficie, porque a buen seguro lo hará, y el pantano del Negratín acumule agua para poder disponer de ella antes de final de año. Mientras tanto, siguen demandando lo que es de recibo: la reparación de la desaladora de Cuevas del Almanzora, inutilizad­a desde la riada de 2012 y donde se espera que la administra­ción actúe de una vez por todas, ya que aportaría 20 hectómetro­s cúbicos anuales en la zona del Bajo Almanzora y del Levante Almeriense. Al tiempo que se pondría fin al que probableme­nte es el mayor atropello que ha sufrido la provincia en materia de infraestru­cturas hídricas.

La situación hídrica en Níjar tampoco es buena. De hecho, en estos momentos es bastante preca

ria para algunos productore­s. Aquí el problema no es tanto la falta de agua, sino su reparto. “Es necesario que la Junta de Andalucía cree una Junta Central de Usuarios para hacer un reparto equitativo del agua. Ya que en estos momentos el consumo es más alto y hay lugares a donde no llega con su caudal. Es urgente que esta zona adopte un modelo como el del Poniente”, explica Antonio Navarro, presidente de Asaja Almería. Por su parte, la vega de Almería tampoco pasa por su mejor momento. El aumento en los picos de la demanda no está acompasada con la capacidad de producción de la depuradora y los regantes de la zona ya han pedido un aporte extraordin­ario de la desaladora de la capital para este mes de octubre.

En lo que están de acuerdo todos los protagonis­tas del sector, los regantes, es en la falta de infraestru­cturas achacada a la desidia política, pues de haberse cumplido con los distintos proyectos planteados, entienden que Almería viviría ahora un momento bien diferente.

“Aquí el principal problema es la falta de inversión. Llevamos más de una década sin una infraestru­ctura contundent­e. Es momento de actuar en nuevas fuentes y en instalacio­nes de capacidad”, sentencia Andrés Góngora, secretario Provincial de Coag Almería.

Faltan embalses que, como siempre, los regantes están dispuestos a ejecutar”

Las inversione­s en regulación del abastecimi­ento y para embalse son urgentes”

Es urgente crear una Junta Central de Usuarios en Níjar para una buena distribuci­ón”

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DIARIO DE ALMERÍA La tubería del trasvase Tajo-Segura cerca del término municipal de Orihuela en Alicante.
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José Antonio Fernández Presidente de Feral
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Andrés Góngora Secretario Provincial Coag
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Antonio Navarro Presidente de Asaja

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