RAFA GANA EL NADAL
HACÍA meses que el telediario no empezaba con una buena noticia, ésas que los saboríos dicen que no son noticias. Como Bahamontes en 1959, Rafa Nadal ha vuelto a conquistar París. 13 veces campeón de Roland Garros. Como las 13 Copas de Europa del equipo de sus amores, aunque su tío jugara y ganara una Copa de Europa con el Barcelona en Wembley. Ha ganado la edición más difícil. Con un millar de espectadores en la pista parisina, que son legión en estos tiempos de pandemia con estadios vacíos. Eso sí que es miedo escénico. El vacío sí que da miedo. Nadal ha doblegado a Djokovic y la bandera de España ha lucido en la habitación de su hotel en París, cuya alcaldesa es una gaditana, Anne Hidalgo, con familia en San Fernando. Ni PCR, que suena a Partido Comunista Revolucionario, ni estados de alarma, ni simonadas, lo que España necesitaba anímicamente era un triunfo como el de Nadal en Roland Garros. Y en vísperas del día del Pilar, con ese pañuelo a la cabeza como los heroicos figurantes contra las tropas napoleónicas de la película Agustina de Aragón que ponían en la tele de blanco y negro, la de Santana y Orantes, cada 12 de octubre. En A propósito de nada, la Autobiografía de Woody Allen,