Algunas veces

Oído esta mañana en el Hospital de Día...”A Dios pongo por testigo que estoy de virus hasta el higo”. Hubo un tiempo que estuvimos felices, casi creíamos en el milagro. Incluso, pensé en hacer un cartón dando las gracias por todos los esfuerzos habidos y por haber, pero al final siempre había algo que me hacía esperar. La realidad, como siempre ha sido más cruel y terrible, los hijos de puta de políticos que tenemos no tienen entrañas, sí entrañas, esas que te retuercen cuando una cosa no va bien. Nos pasamos la vida tratando de corregir nuestros errores propios y ajenos, sin darnos cuenta que se nos escapa lo más importante, la Felicidad. No, no me puedo quedar con el sabor amargo de que lo intentaste, los sueños son míos y nadie puede venir a estropearlos. Ellos tienen unas mentes tan mezquinas y estrechas que siempre creen que los sueños no se pueden cumplir. Cansado, hastiado y con ganas que termine de una vez todo este proceso de charanga y pandereta, pues esa es otra, aquí se pueden decir las barbaridades más estruendosas en nombre de la libertad de expresión y el derecho constitucional, pero en el momento que decides dar tu opinión, te tachan de nacional y constitucionalista. Hemos sido engañados una y mil veces. Todo tiene su fin y la gota que colma el vaso está ampliamente rebasando el mismo. Antonio Luis Gallardo Medina