Diario de Almeria

“El papel da dignidad a las palabras”

- Andrés Cárdenas

–¿Cómo ve que le haga a usted una entrevista por escribir cartas al director?

–Me siento realmente halagado y muy inquieto. Sólo recuerdo otra entrevista radiofónic­a que me hicieron en Radio Salobreña, días antes del pregón de las fiestas patronales de la Virgen del Rosario del 2013. –¿Cómo empezó esta manía suya de escribir a los directores de los periódicos?

–Bueno, al jubilarme y quedarme todo el tiempo del mundo pensé que sería una buena ocupación el dar mi parecer sobre temas de actualidad. Creo que lo hago porque siento una gran necesidad de expresarme. –Para eso están también las redes sociales.

–Sí, yo también las utilizo, pero donde se ponga la prensa escrita… En las redes puedes poner hasta faltas de ortografía y no pasa nada, pero el papel da dignidad a las palabras.

–A lo mejor es usted un periodista frustrado. –Puede ser. Tal vez un columnista, porque lo que me interesa es dar mi opinión. A veces creo que lo que me mantiene vivo y activo es la terapia ésta de leer periódicos y escribir diariament­e; sin esto, estaría en el hogar del jubilado jugando al dominó o la petanca. Nadie puede imaginar la alegría que siento al abrir un periódico y ver que han publicado una de mis cartas. El día que pierda esa ilusión, dejaré de escribir.

–¿Elige periódicos andaluces o también nacionales? –Siempre andaluces y si son cercanos mucho mejor, pues la mayoría de los temas que trato son conocidos y vividos en persona. Me han publicado en Granada Hoy, Ideal, Diario de Almería, Diario de Sevilla, Suplemento XL Semanal, Alhóndiga…

–Me imagino que usted considera que esta sección en el periódico es importante. ¿Cree que la lee mucha gente?

–Sí, claro que es importante. Yo es lo primero que leo en un periódico. Me sirve sobre todo para saber cómo piensan mis paisanos. –Ya. Lo que pasa es que cada vez la gente envía menos cartas al director. –Sí, es posible. La gente utiliza más las redes para dar su opinión porque ahí, por ejemplo, puedes tener todo el espacio que quieras. En las cartas al director siempre te dicen que no debes de pasar de 15 ó 20 líneas, por ejemplo. Eso a mí me cuesta mucho porque necesito más espacio para expresar lo que quiero decir. –¿Utiliza usted alguna táctica para que se las publiquen?

–No. A veces he enviado cartas con mucho cariño y el deseo de que sean publicadas y nanay del Para

guay. Pero con el tiempo vas sabiendo cuáles son los deseos y los gustos del periódico en cuestión. Yo creo que lo primero que miran es que estén bien escritas. –A usted le han publicado más medio millar de cartas, pero supongo que ha escrito muchas más.

–Sí, claro. Me levanto to

dos los días a las cinco y me pongo a escribir. Todos los días una o dos. Por supuesto, me rechazan más que las que se publican. –¿Cuántos periódicos compra usted?

–Ahora mismo tres: Granada Hoy, Ideal y Diario de Almería, lo que hace un total de 3,50 euros diarios. Todo

un capital para un pensionist­a. Luego leo otros periódicos andaluces, pero en el ordenador.

–¿Qué defectos ve usted en el periodismo actual? –Creo que se da demasiada política. La gente no quiere saber lo que pasa en los despachos ni le interesan las peleas políticas, quiere saber lo que pasa en la calle, en la ciudad, en el barrio, en la taberna… Hace falta un periodismo más cercano. –¿Usted cree que siempre habrá prensa escrita? –Algunas veces le pregunto a mi quiosquero de la plaza Fontiveros cómo va la venta de los periódicos, como si yo fuera accionista de alguno. Y él me dice que internet ha hecho que hayan bajado mucho las tiradas, pero creo que siempre habrá prensa escrita. Yo no puedo pasar sin oler a tinta y sin oír el ruido al pasar una página. –¿Alguna vez ha tenido problemas por alguna carta que le han publicado? –Casi siempre he tenido alegrías y felicitaci­ones. Pero alguna vez me han retirado el saludo y en cierta ocasión me encontré el coche totalmente rayado. Un vecino me dijo que había sido por la carta que había publicado contra cierto político. –Usted debe ser ya un clásico en algunas redaccione­s de los periódicos a los que envía cartas. ¿No le importa convertirs­e en un pesado?

–No, porque jamás me quejo. Si quieren me la publican y si no, pues no. Yo siempre he actuado con respeto y agradecimi­ento hacia los profesiona­les del periodismo, que tienen que aguantar el leer tantas chorradas que se envían a las redaccione­s.

–¿Se acuerda de la primera carta que le publicaron?

–Sí. Se llamaba Salobreña con ‘eñe’ de coño. Me hizo mucha ilusión, la misma que tengo después de muchos años. El día que pierda esa ilusión, dejaré de enviar cartas.

–¿Le escribía usted cartas a su novia cuando estuvo en la mili?

–No hice la mili por ser huérfano de padre y madre, pero sí escribía diariament­e a mi novia, pues yo estudiaba en Granada y ella vivía en Almería. Cartas de amor y deseo profundo que conservába­mos en montones atados con un lazo. Romanticis­mo puro.

Al periodismo actual le sobra mucha política y le falta acercarse más al ciudadano”

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