UNA ORACIÓN POR LOS GURÚS
HACE unos días, el articulista, poeta, autor de seis libros sobre educación y ganador del premio al mejor docente de España en Educación Primaria en 2018, Toni García Arias, escribió un artículo titulado “Réquiem por los maestros”, en el que aparecen afirmaciones como (cito textualmente): “los padres han terminado por destrozar la autoridad de los docentes” , “alumnos de altas capacidades hay pocos, pero padres de alumnos con altas capacidades, a millares”, el profesorado deja de hacer muchas cosas por “temor a las quejas de los padres” y que éstos “minan su motivación”, por sus continuas reclamaciones.
Lo verdaderamente grave es la generalización. Por supuesto que existen padres (incluso madres) que hacen eso y cometen muchas otras fechorías. Pero hagamos un sencillo cálculo. En un centro de 500 alumnos y alumnas, un 5 % de personas “tóxicas” (como dicen los modernos) serían 25 personas, que pueden hacer mucho ruido, incluso mucho daño, pero no son la mayoría. Es igual de injusto y deplorable decir “los profesores son…”, “los gitanos son…”, que decir “las familias son…”.
Con este tipo de afirmaciones, gurús como el firmante pegan una auténtica patada en el culo a quienes llevamos años colaborando con las familias, compartiendo situaciones maravillosas de aprendizaje y entendimiento mutuo. ¡Claro que tenemos que dar explicaciones a las familias! Es que están en su derecho, como servicio público que somos y porque, además, trabajamos con lo más valioso que tienen, sus hijos e hijas. Muchos tenemos la experiencia de que, tras 20 años de profesión, se pueden contar con los dedos de una mano los conflictos más o menos graves con las familias. Pero digo más. Estas afirmaciones tiran por tierra las miles de escuelas y docentes que actualmente y desde siempre han colaborado con las familias dentro y fuera del aula, en tiempo escolar y extraescolar, desde la organización del centro hasta las actividades de aula, con excelentes resultados. Otro día hablamos de la necesidad de que la banca y los poderes económicos quiten sus sucias zarpas de la educación, mediante premios. Yo no pido un réquiem, sino una oración por los gurús, para que dejen de ser ovejas descarriadas y vuelvan al camino de la mejor ciencia pedagógica y las mejores experiencias en las escuelas. De paso, también una plegaria por la ciudadanía, para que no les prestemos ni la más mínima atención.
Con este tipo de afirmaciones, el firmante pegan una auténtica patada en el culo a los llevamos años colaborando con las familias