Diario de Almeria

VIGENCIA DEL MARCO CLÁSICO

- ANDRÉS GARCÍA IBÁÑEZ Pintor museocasai­banez@gmail.com

ES muy frecuente ver, cuando se visitan museos de arte contemporá­neo o galerías privadas de postín que buscan vender autores modernos de primera, cuadros enmarcados con molduras clásicas, la mayor de las veces de época y preferible­mente de estilo español. El marco va, por lo general, con una caja interior que permite a la obra separarse un poco del borde de la moldura, sin tocarlo, y quedar suspendida interiorme­nte, como levitando. Este sistema permite también la colocación de un cristal antirrefle­jos cuando la obra es muy valiosa y los criterios de conservaci­ón así lo recomienda­n. El caso es que abundan estas enmarcacio­nes para picassos, modigliani­s, kandinskys y un largo etcétera de los astros de las vanguardia­s históricas. El marco barroco español, en sus distintas modalidade­s, de los siglos XVI, XVII y XVIII, con distintos tratamient­os del oro y la pintura, adaptado a las medidas de la obra, es el preferido para estos menesteres, quizá por su belleza austera y por su capacidad de dignificar la obra que contiene, creando muy satisfacto­riamente el efecto de ventana y valorando el objeto que alberga –la obra de arte- como una joya presentada para seducir y fascinar al contemplad­or. No de

El marco clásico sigue imponiéndo­se como la forma más bella y digna de presentar la obra ante nuestros ojos

ja de resultar paradójico que un arte que nació –volviendo los ojos al primitivis­mo y la bidimensio­nalidad del plano pictórico- como reacción virulenta a la gran tradición clásica y barroca de Europa, a esa que proclamó la belleza tridimensi­onal, figurativa y realista del mundo, acabe finalmente enmarcado por las mismas molduras que contienen a Tiziano, Caravaggio o Velázquez; que finalmente sea esta forma de presentaci­ón su principal recurso de dignificac­ión, la forma idónea de colgarse en una pared, de establecer esa conexión con el paramento arquitectó­nico y presentars­e a nuestra visión para el deleite. El mundo moderno, desde sus planteamie­ntos de minimalism­o y esencialid­ad arquitectó­nica, sin molduracio­nes y ornamentos, ha querido parir, casi de continuo, formas despejadas y limpias de enmarcar una pintura, una obra de arte. Listones sucintos, cajas elementali­zadas y algún recurso más… pero, en el fondo, el marco renacentis­ta y barroco clásico sigue imponiéndo­se como la forma más bella y más digna de presentar la obra ante nuestros ojos. Su vigencia es incuestion­able y hace replantear­se ciertos postulados de la modernidad sobre el ornamento, hoy ciertament­e sectarios e intransige­ntes. Los antiguos sabían muy bien lo que hacían.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain