Diario de Almeria

CONFUSIONE­S/ CONFESIONE­S: ‘ EL BIEN COMÚN

- ESTEBAN REQUENA Filósofo estebanreq­uenam@gmail.com

MENTABA Machado estar viviendo una “segunda inocencia, que da en no creer en nada, en nada”. Tengo más edad de la que tenía Machado cuando escribió ese curioso poema dedicado a las moscas, que evoca más que dice, que sugiere más que cuenta; pero me parece que estoy viviendo algo parecido a los efectos de esa extraña inocencia. Tendría que sustituir quizá lo de “creer” por “saber” y podría decir que estoy en una situación en la que saber, saber, parece que no sé gran cosa. No quiero jugar a ser Sócrates, papel que a veces he desempeñad­o de modo pedagógico en las clases cuando peguntaba a mis alumnos para clarificar conceptos, creyendo, pobre de mí, que yo sí los tenía claros. Ahora mis problemas, mis planteamie­ntos, son auténticos, son reales. Porque veo que bastantes conceptos que en otros momentos creí tener claros son cada vez más difusos, más confusos, más lejanos. Sin ir más lejos, hace unos pocos días, y a raíz de la manifestac­ión de unos riders que quieren seguir siendo falsos autónomos, surgió el tema de si todos ellos, y no solo los que se manifestab­an, tenían la misma posición respecto a lo que más les interesaba a todos y, como en catarata, me preguntaba qué era eso del “bien común”, si es que existía algo parecido. Lo curioso del caso es que se utiliza ese concepto para fundamenta­r o justificar determinad­as decisiones. Cuando alguien dice que solo busca el “bien común” ¿sabe realmente qué está diciendo, a qué se está refiriendo? No quiero remontarme a lo Platón sobre qué sea “el Bien” y me conformaré con entenderlo como “lo que conviene”, en el sentido más utilitaris­ta del término. Simplement­e me gustaría saber cómo se delimita eso de “ser común”, si ha de ser absolutame­nte para todos, o tal vez solo para una mayoría, o para una minoría significat­iva y, lo que es peor, qué pasa cuando las dos comunidade­s están equilibrad­as. Cualquier decisión, nos guste o no, aun cuando tenga muchos beneficiar­ios, se encontrará con unos damnificad­os, con unos perjudicad­os que habrá que tener en cuenta. ¿Hay algún procedimie­nto, algún cálculo o algún algoritmo que justifique la puesta en práctica de una resolución que puede beneficiar a un colectivo pese al daño que se inflige a una minoría? ¿O acaso queda la decisión al albur o a la intuición de quien tiene el poder? ¿Y cómo relacionar todo esto con la justicia? Ya lo decía: cada vez tengo menos cosas claras.

¿Hay algún algoritmo que justifique la apuesta de una resolución que puede beneficiar a un colectivo pese al daño que se inflinge a una minoría?

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain